17 mar 2012

Transexual más alto quiere ser olímpico



A los 21 años, Greg Walker tenía todo lo que un chico universitario estadounidense puede pedir: era popular, triunfaba en el equipo de básquetbol de Cleveland (Ohio), andaba en una moto y las mujeres morían por él. Sin embargo, no era feliz. “Era muy abrumador para mí e hice lo que realmente tenía que hacer en ese momento”, relató el muchacho que le escribió una carta a sus padres contandole que siempre se había sentido mujer y quería vivir así. Hoy, a los 25 y con 2,13 metros de altura, este amante del básquetbol sueña con jugar los Juegos Olímpicos de Río 2016 con el seleccionado femenino de Estados Unidos.

Ya no es Greg, ahora se llama Lindsey y también tiene la esperanza de ganar el título del transexual más alto del mundo. Para ello ya ha contactado al Libro Guiness de los récords “Dejé de jugar, de entrenarme y de levantar pesas. Desde ahí, comencé un camino largo, en el que estoy muy bien. Hasta abandoné el cigarrillo”, cuenta esta chica que calza 45 y que sufre para poder comprarse ropa que esté de moda.

Tras recibir la aprobación de su padre, quien en la infancia lo retaba por vestirse con ropa de su madre, Lindsey comenzó a ver a un terapeuta y un médico que le recetó el tratamiento hormonal que ha cambiado su aspecto y su personalidad.

“Me sentí mucho más tranquilo. A las seis semanas que vi a mi cuerpo que cambia”, dijo.

“He desarrollado los pechos en la forma en que una muchacha durante la pubertad. Mi pelo del cuerpo disminuye. Mi piel se puso muy suave. He perdido el deseo sexual que tenía como un hombre”.

Si bien está feliz con su nueva vida, Lindsey aclaró: “Nunca perdí las ganas de jugar al básquetbol profesionalmente”. Por eso, luego de completar el tratamiento de cambio de sexo, su siguiente meta será jugar con la selección femenina de los Estados Unidos los Juego Olímpicos de Río de Janeiro 2016.

Hay algunas cosas que las inyecciones de la hormona no puede cambiar, sin embargo. Lindsey siente que si hubiera iniciado la transición antes de la pubertad, ella no habría llegado a ser tan alta. Ella planea someterse a una cirugía para feminizar su estructura ósea facial y para cambiar sus genitales masculinos a los genitales femeninos.

“Sé que hay otros como yo por ahí, que son muy altos, y por eso tienen miedo a salir”, dijo.

“Es más difícil para ellos pasar por una mujer. Quiero que las chicas vean, que mido más de dos metros, pero igual no tengo miedo de ser quien soy. Siento que ese es el mejor mensaje que debo transmitir. Es más importante que la historia de mi propia vida”.

Aquel pequeño Greg que decidió ocultar sus sentimiento ya no está. Ahora, una segura Lindsey enfrenta la vida y busca, más allá de las dificultades, ser feliz. Todo un ejemplo.

(FUENTE: losandes.com.ar)

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