31 may 2011

Sexo para salvar el planeta



Mientras las organizaciones ambientalistas rechazan los fondos provenientes de este nuevo activismo, el debate de fondo aflora: la conciencia mediambiental genera, cada vez más, inusitada creatividad para buscar soluciones.

Sexo, orgías y pornografía: una extraña manera de defender el medio ambiente. Pero para Leona Johansson y Tommy Hol Ellingsen, es una forma de activismo.

"¡Salvar el planeta es sexy! ¿Por qué no excitarse por una buena causa?", argumentan.

Si el porno y la ecología parecían mundos ajenos, esta pareja de noruegos amantes de la naturaleza y el amor libre crearon un proyecto que aparea ambas causas.

"Fuck for forest" (algo así como "sexo para los bosques") se define como una organización ecológica y erótica sin fines de lucro.

El objetivo es "liberar nuestras mentes, estar más en contacto con la naturaleza, con nosotros mismos y con el planeta", le explica Ellingsen a BBC Mundo.

Desde su nacimiento, el grupo ha recaudado más de US$345.000. ¿Cómo? A través de la contribución de internautas que pagan para ver los contenidos de su página web: fotos y videos de sexo explícito cuyos escenarios suelen ser al aire libre.

Los interesados también pueden donar sus fotos y videos para que sean publicados en la página.

Desde que empezaron, a principios de la década del 2000, tienen más de 1.300 activistas en todo el mundo.

Saltaron a la fama en 2004 cuando Johansson y Ellingsen copularon en vivo en el escenario durante un concierto de rock en Noruega.

En el último año, el grupo recolectó más de US$180.000. El dinero recaudado sirve para ayudar a comunidades en Ecuador, Brasil, Costa Rica y Eslovaquia.

Porno verde

"Yo apoyo el trabajo, lo del sexo no me importa, pienso que ellos aman la naturaleza y dicen la verdad, eso hay que apoyarlo", le dice a BBC Mundo desde la selva ecuatoriana Alfonso Wajuyat, miembro de la comunidad indígena shuar, en la que FFF "jugó un papel decisivo" a la hora de implementar un programa que les permitió iniciar el proyecto de reforestación.

Sin embargo, la iniciativa no fue digerida por varias organizaciones ecologistas que se negaron a recibir donaciones de FFF. La más notoria es el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés), que no quiso aceptar dinero de ellos, algo que los activistas ya preveían.

Desde la oficina de WWF en Noruega le explican a BBC Mundo: "Les dijimos que no, gracias. Estamos a favor del amor y la biología, pero no nos gustó esta versión y no queremos estar asociados a ella".

"Procuramos no aceptar dinero de los negocios o empresas que tienen actividades dentro de la industria de armas y material de guerra, el alcohol, el tabaco, la pornografía y la explotación de combustibles fósiles", agregan.

Por su parte, la pequeña organización Arbofilia, de Costa Rica, que se dedica a comprar tierras selváticas para reforestarlas, empezó a trabajar con ellos pero luego tomó distancia pues, según su presidente, comprometía su imagen de consultora.

"Al principio pensamos que era un movimiento espiritual, con principios ancestrales, que reivindicaba el sexo y el amor libre, pero luego nos dimos cuenta de que era porno ordinario", le dice a BBC Mundo Miguel Soto Cruz, presidente de Arbofilia.

Sin embargo, destaca que son buenos vecinos, ya que FFF tiene tierras cercanas a las de Arbofilia. Pero para Soto, "sería absolutamente impensable" que la comunidad local entienda lo que hacen ellos.

La práctica sexual encuentra en el "porno ecológico" controversia, pero también un nuevo significado.

Y mientras las organizaciones ambientalistas rechazan los fondos provenientes de este nuevo activismo, el debate de fondo aflora: la conciencia mediambiental genera, cada vez más, inusitada creatividad para buscar soluciones.

(FUENTE: el-nacional.com)

27 may 2011

Compañía porno quiere comprar la mansión de Charlie Sheen



El actor Charlie Sheen puso a la venta su lujosa mansión de Beverly Hills, valorizada en 7,2 millones de dólares y conocida por las fiestas que organizaba el que fuera protagonista de “Two and a Half Men”.

Pero hace algunas horas el actor ha recibido una oferta de una conocida compañía de videos para adultos. Según informó TMZ, YouPorn le ha ofrecido 4,5 millones de dólares, mucho menos que lo que pide.

INCENTIVOS
Agentes de la empresa ya habrían hablado con la figura televisiva, persuadiéndolo con el hecho de “cumplir su sueño de llenar su mansión de muchas estrellas porno”. “Si acepta, podrá pasar todo el tiempo que quiera en el lugar”, es la oferta que le dieron los emisarios al actor.

La propiedad, de más de 700 metros cuadrados, fue listada en una inmobiliaria bajo el título de “casa de famoso” y cuenta con 5 habitaciones, 7 cuartos de baño, cine, jardín, piscina y spa.

Sheen se convirtió en dueño exclusivo del inmueble tras su reciente divorcio de Brooke Mueller , a quien pagó un millón de dólares por su parte de la casa.

LA MANSIÓN DE LAS FIESTAS
La vivienda fue escenario de una fiesta en febrero que se prolongó durante 36 horas y terminó con el actor hospitalizado.

Esos excesos le costaron a Sheen su trabajo en la telecomedia “Two and a Half Men”, por la que recibía un salario de cerca de 2 millones de dólares por capítulo, lo que le convertía en el intérprete mejor pagado de la televisión estadounidense.

Desde entonces, Sheen se ha embarcado en una gira por una veintena de ciudades en EE.UU. titulada “My Violent Torpedo of Truth”, en la que realiza un espectáculo cómico.

El actor Ashton Kutcher será el encargado de reemplazar a Sheen en “Two and a Half Men”.

(FUENTE: elcomercio.pe)

Boquita de campeonato, mmmm,....

La Bebita se destapa,...

Mi secreto



Un relato de: Krakkenhere.

De más chiquilla, yo nunca había sido una “chica fácil” ni mucho menos una persona que se pueda considerar desinhibida en lo sexual; la educación que recibí en casa siempre fue muy “chapada a la antigua”: solo veía yo el sexo como algo para pasar con la pareja y nada más,… pero hoy les quiero revelar “mi secreto”,… una experiencia que viví hace ya cinco años y que si bien nunca más la volví a repetir, fue tan insólita para mí (por como se dieron las cosas y como yo misma me comporté), que a pesar de no haberme traumado ni transformado en otra persona, la recuerdo casi todos los días: creo que es por que ahora me provoca volverlo a intentar. Creo que tengo miedo a que si lo hago de nuevo, me termine gustando demasiado.

Me llamo Patricia, tengo 29 años, no tengo novio y trabajaba en una tienda de venta de vestidos. No soy realmente nada especial en lo físico: mido 1.70, soy delgada, mulata, de caderas algo anchas, senos medianos, cabello negro y ojos negros. Si me ven en la tienda, no visto nada fuera de lo común; generalmente una cómodas zapatillas, jeans y un pulóver de cuello y mangas. No me gusta lucirme demasiado. En la galería comercial donde está la tienda donde trabajo, casi todos los negocios son atendidos por mujeres, por lo que no es raro que, cuando hay poca clientela, nos visitemos unas a las otras en nuestros respectivos comercios para platicar. Así fue como conocí a Sandra.

Sandra era una vendedora de un negocio de productos naturales del segundo piso: su trabajo era conseguir colocar sus productos por toda la ciudad, por lo que iba a su trabajo temprano y se pasaba el día recorriendo las calles con sus muestras. Cuando salía, siempre pasaba por mi tienda y entraba a ver los vestidos; no fue raro entonces que nos hiciéramos amigas al poco tiempo. Sandra era una chica bastante distinta a lo que soy yo: rubia, piel blanca, de ojos claros, llamaba la atención de los hombres casi de inmediato. Su cuerpo era todo sensualidad: cintura estrecha, pechos grandes y que los exhibía con desparpajo usando sendos escotes. Sus piernas eran carnosas y bien torneadas y ostentaba unas amplias caderas y un trasero enorme,… que hacía que todo hombre que se le cruzara en su camino le siguiese con la mirada. Siempre de minifalda, blusas escotadas y calzando tacones altos, Sandra lograba siempre hacer buenas ventas, por lo que su jefe la adoraba. Las visitas diarias de mi amiga Sandra (en las cuales miraba extasiada todos los vestidos, pero no se llevaba nada), alegraban mi monótona existencia: siempre contándome chistes o anécdotas, me hacía reír mucho,… hasta que un buen día, un sábado casi a la hora en que iba yo a cerrar la tienda, me hico la invitación:

- …Patricia,… -me dijo, mientras miraba un vestido rojo de mi tienda-, ¿tú nunca sales a fiestas o a divertirte?,…
- Bueno,… -le respondí desde el mostrador, algo incómoda por la pregunta-,… de salir a veces, si salgo: el próximo mes nos vamos a reunir con mis compañeras de Promoción del cole,… (eso en ese entonces, claro)

Sandra volteó a verme escandalizada:

- …¿Encuentro de Promo?!,… ¡hay “Patty”: eso no es salir!!!,… deberías ir a fiestas en vez de pasártelo en la casa los sábados,… hoy por ejemplo, tengo una fiestita en mi casa, ¿no quieres ir?,…

La invitación de Sandra me cayó como un baldazo de agua fría; no soy de decidirme a hacer cosas así, de golpe,… pero la verdad es que me sentí algo intimidada por la mirada de mi amiga: quería una respuesta ya, y para no parecer yo como una tonta, le respondí lo que ella esperaba:

- …Puedo ir y estar contigo un rato,…
- ¡Excelente! –me dijo muy alegremente-, vas a ver que la pasamos muy bien y mis amigos te van a encantar,…
- …Espero que yo les caiga bien,…
- Te apuesto que sí –replicó Sandra mientras tomaba el vestido y se miraba al espejo, para hacerse la idea de cómo le quedaría-, ¡este vestido me encanta: me lo llevo. Lo usaré está noche!,…
- …Sandra,… ¿no te parece que es muy abierto?,…

Sandra se volteó a verme de nuevo. La verdad que el vestido era demasiado revelador, según mi opinión: rojo fuego, de una sola pieza, de falda de vuelos y en la parte de arriba apenas era poco menos que dos tiras triangulares de tela: por delante ostentaba un escote que casi llegaba al ombligo y por detrás dejaba casi toda la espaldas desnuda. Lo teníamos hacía meses y nadie lo compraba.

- …¡Para nada!,… -me dijo Sandra, volviéndose hacia el espejo y apretándolo contra sus curvas, acariciando la tela, gustosa-, se me verá perfecto,… oye, ¿espero que no vayas a ir vestida así, no?,…

Mi amiga me hizo avergonzar en un instante: estaba yo vestida con mis jeans y mis pulóvers de costumbre:

- …¿Tan mal me veo?,…
- No es que te veas mal,… solo que debes ponerte bonita, arreglarte más –me dijo-, ¿por qué no te pones uno de los vestidos de acá?,…
- …¡No, gracias!,… -le dije yo, esquiva-,… no son de mi estilo,…
- Bueno,… entonces ve a casa y ponte algo bonito. Yo te espero en casa. Anota mi dirección: es en,…

Dicho y hecho, me fui a casa: como no soy de salir mucho ni menos de ser formal, me decidí por vestir algo acorde a la vestimenta que llevó Sandra, pero más “a mi estilo”; me puse zapatos de taco bajo, una falda larga azul, y una blusa blanca, de manga larga y sin escote. Ya cerca de las 10 de la noche, me encontraba yo en la puerta del departamento de Sandra, ubicado en una elegante residencial de la ciudad: se notaba que le iba muy bien a mi amiga, y mientras tocaba el timbre, podía oír yo la música dentro: la fiesta ya había empezado. Al poco rato, la puerta se abrió y salió Sandra a recibirme. Vestía ese vestido rojo, que casi no le cubría nada; mi amiga ya estaba algo chispeada y llevaba en la mano una copa:

- …¡Patty, qué gusto que viniste!, pasa: te estábamos esperando,…

Entré alegre, pero tras atravesar el recibidor e ingresar a la sala de su depa, mi sonrisa despareció en un instante, a la vez que me sobresalté y abrí los ojos como nunca antes lo hice en mi vida: ¡quedé paralizada de la sorpresa en el vano de la puerta!!

En la sala, estaban acomodados en los sofás dos parejas y dos chicas,… ¡casi completamente desnudos todos!!!! En un sofá amplio, se hallaban dos chicas: parecían no tener más de 20 años. Una de ellas vestía solo panties a media pierna y zapatos de tacón alto: la otra estaba desnuda por completo: ambas me sonreían mientras se acariciaban con naturalidad, sus coños una a la otra. Al lado de ellas, estaban sentados una pareja joven: ella era una chica delgadita, de rasgos orientales y cabello negro azabache: solo vestía un babby doll negro transparente, sin bragas. Su pareja era un joven guapo, negro, alto, de pelo casi a rape y amplia sonrisa; me turbó verlos: ¡ella le estaba masturbando ante mis ojos,… y el tenía un miembro inmenso, de cabeza colorada y babeante de semen!!! En otro sofá a un costado, estaba una pareja mayor: él era un tipo apuesto, de unos 40 años, pelo algo entrecano, cuerpo firme y musculoso, piel bronceada y se mostraba desnudo por completo, exhibiendo su pene erecto y completamente depilado. Su esposa era blanca y rubia, de su misma edad: tenía piernas largas, bien torneadas y senos medianos pero firmes: ella solo vestía unos guantes blancos, un collar de perlas, anillos en los dedos y una tiara en al cabeza, y estaba a cuatro manos delante de su esposo, ¡mamándosela!!! Todos me clavaron la mirada al entrar y me sonrieron. Yo estaba helada: ¡jamás había yo ido a una fiesta “de esas” y no sabía qué hacer!!!

- …Chicas, chicos: ella es Patricia –dijo entonces Sandra, a mis espaldas, mientras me empujaba suavemente, invitándome a entrar.
- ¡Hola Patricia!,… -, me respondieron todos sonrientes, como si nada.
- Ahora ve a sentarte- me dijo Sandra. Yo estaba muda-, conversa con ellos: todos son buena gente. Voy a traer unos tragos.

¡Yo no sabía qué hacer!, es decir, ¡sé que debí salir disparada de ahí, corre y ni mirar hacia atrás!!,… pero, no sé por qué, al quedarme sola, sin mi amiga, y frente a todos esos desconocidos (¡desconocidos y desnudos!), a lo único que atiné a hacer, fue precisamente lo que no debí hacer: caminando temblorosa, reabrí paso por en medio de la sala y me senté en el sofá, al lado de la pareja de esposos. ¡Debí verme yo como una tonta cucufata en medio de todos ellos! Solo atiné instintivamente a juntar mis piernas una contra la otra y a apretarme nerviosamente las manos en mi regazo. En silencio todos comenzaron volver a los suyo, mientras que yo trataba de no mirar,… pero igual veía,…

Las chicas comenzaron a restregarse mutuamente con sus piernas, mientras se besaban, entrelazando sus lenguas: era la primera vez que veía yo a dos mujeres besándose, por lo que al segundo de verlo mi cara me ardió: me puse roja como un tomate en un instante. Al voltear a un costado, mis ojos se toparon con la pareja de jóvenes: bajé la vista, por que lo único que llamó la atención es ese instante, fue el enorme aparato que palpitaba frente a mis ojos, ¡ERA ENORME Y NO PODÍA DEJAR DE VERLO! El muchacho negro me vió jadeante y me mandó un beso volado; su gesto me estremeció a la vez que me sentí incómoda: por un instante pensé que su novia me miraría con malos ojos por verle el aparato a su pareja, así que alcé la vista y miré hacia el frente:

¡Era en vano!; frente a mí y a los demás, estaba un televisor enorme. En el se veía una película porno. Traté también de no mirar, pero no pude: jamás había visto yo una porno. Las imágenes eran demasiado impactantes para no hacerles caso: se mostraba en la pantalla una escultural rubia que era penetrada por el ano y la vagina por dos tipos a la vez, mientras un tercer hombre (un negro de pene brutal), arrodillado frente a ella, se dejaba mamar el pene por esa mujer. Quedé paralizada, hipnotizada, viendo esas fuertes escenas,… mientras sentía cómo mi entrepierna hervía,… y se humedecía a la vez. A mi lado, la pareja de esposos seguía en lo suyo: yo escuchaba por encima de la música los gemidos de placer de ellos y de todos los demás, mientras trataba yo de arrimarme al lado opuesto del sofá ese.

- …¿Paty, no?,… -, me dijo entonces el hombre mayor, jadeante y tendiéndome la mano-, yo soy Carlos: mucho gusto,…

Apenas le atisbé un poco: su mujer se atragantaba con su verga, chorreándole saliva por la barbilla. Tras un “Igualmente”, le dí apenas la mano. ¡Me quería morir: su mano estaba húmeda,… húmeda de jugos de su mujer! Todo el ambiente de la sala olía a sexo: era un aroma pesado, dulzón,…. Y poco a poco ese aroma y ese aire caliente en extremo, me estaban embriagando,… haciéndome sentir como ida,…

Clavé mi mirada en el televisor,… mientras sentía yo que el hombre mayor a mi lado tomaba mi mano: estaba yo nerviosísima, no sabía qué quería con mi mano. En ese instante, apareció de nuevo Sandra, portando una charola con bebidas.

- ¡Ya volví! –exclamó mientras ponía las bebidas en una mesa al cotado del otro sofá-, Patita, no seas tímida: socializa con los demás,…

Yo estaba avergonzada con todo lo que veía, así que no le respondí y me quedé mirando el televisor. Entonces la esposa del Carlos se incorporó, sacándose la verga de su marido de la boca:

- …Ahí te lo dejo,..-, exclamó y enfiló hacia Sandra.

¡Pensé que mi amiga me rescataría de todo eso, pero no!!!, apenas la esposa de Carlos se puso delante de ella, se dejó llevar. Sandra, sonriente, le permitió a esa mujer que le bajase la parte de arriba de su vestido, dejando sus inmensos pechos de pezones erectos al aire: ¡después ví turbada cómo mi amiga se dejaba chupar las tetas!! La rubia mayor se arrodilló frente a Sandra tomándole los pechos con ambas manos, recorriéndolos con su lengua larga y golosa,…

Seguía yo turbada al extremo y temblando, viendo aquellas escenas de crudo sexo a mi alrededor, cuando entonces Carlos me sobresaltó: ¡tomó mi mano y me hizo tocar su verga!!! Carlos se masturbaba a mi lado, y me obligaba a acariciarle su aparato erecto. Coloradísma, no dejaba de ver yo hacia delante.

- …¿Te gusta?,… -, me dijo entonces Carlos.

Volteé a verlo. Me hizo un gesto con la cabeza: se refería a la peli porno. Veía yo a la mujer de la peli mamándosela a uno de esos sujetos, mientras otro le clavaba su enorme pieza por el ano: miraba eso yo mientras atisbaba a Sandra, quien a un lado del tele se había quitado el vestido y desnuda se abría de piernas, de pie, dejando que la esposa de Carlos le lamiese la entrepierna, arrodillándose frente a ella. Carlos me insistió en la pregunta y yo salí de mi turbación por un instante:

- …No!,… -dije exaltada: temía que me lo quisiese hacer a mí-,… solo me causa curiosidad,…

Los actores de la peli pasaron a otra cosa en ese instante: la mujer se acostó boca arriba y abriéndose de piernas, comenzó a gemir con fuerza mientras uno de esos tipos le lamía la concha. Me volví a quedar pegada a la tele. En ese instante, Carlos tomó mi mano con firmeza y me obligó a masturbarle, ¡y yo mansamente comencé a hacerlo!!!, ¡NO ENTENDÍA LO QUE ME PASABA: NO HABÍA TOMADO NADA Y ESTABA YO AHÍ, SOBÁNDOSELA CON FUERZA AUN COMPLETO DESCONOCIDO!!! En ese instante mi mente se embotó: sentía todo mi cuerpo recorrido por una especie de potentísima corriente eléctrica: toda yo vibraba. No paraba de ver la porno y de sentir cómo la verga de Carlos palpitaba en mi mano; entonces sentí su mano deslizándose por los botones de mi blusa, desabotonándolos, ¡Y NO HICE NADA PARA IMPEDÍRSELO!!! Con toda experticia, ese hombre me abrió la blusa y no paró hasta soltarme el sostén y dejar mis pechos temblorosos al fresco, sintiendo yo mis pezones duros y erectos sin remedio. Volteé la mirada hacia un costado: las chicas estaban encamaradas una encima de la otra, lamiéndose sus conchas mutuamente, mientras que la jovencita oriental saltaba con salvajismo la verga de su novio, hasta casi enterrársela completa. Los gemidos llenaban el lugar y yo sentía la mano de Carlos estrujándome las tetas sin parar. Cerré los ojos y simplemente me dejé llevar.

- …¡Me encanta tu piel morena,… mmmm! -, exclamaba Carlos mientras acariciaba con toda confianza mis pechos.

Yo estaba como embotada, temblorosa al sentir mi rajita llenándose de mis jugos: cerré los ojos y comencé a suspirar cada vez con más fuerza; la verga de Carlos palpitaba sin parar, apretada entre mis delgados dedos. Ya sintiendo que me desvanecía, abrí los ojos: frente a mí, mi amiga Sandrita estaba tiraba boca arriba en el piso, frente a mí: la mujer de Carlos le separaba los labios de su concha inundada con los dedos, mientras a la vez le relamía con desesperación toda su roja encendida intimidad. Me quedé absorta viéndolas haciendo eso, mientras sentía como el pene de Carlos soltaba un hilo de semen que recorría mi mano.

- …¿Te gusta eso?,… -, me preguntó Carlos entonces, jadeante-, ¿quieres probarlo?,…
- ...Mmmmm,…. siii,…-, le respondí susurrante, casi sin pensarlo mucho.
- Entonces quítate las bragas,…

En silencio, dejé su verga por un instante y me puse de pie, ¡no estaba pensando en nada: solo lo hice!! Sin importarme ya nada y sin prestarle atención a los demás, bajé mis manos hasta el filo de mi falda, la alcé un poco y tomando las tiras de mi calzoncito, me lo deslicé hasta los tobillos, cayendo al suelo. Sin decirle nada a Carlos, me volví a sentar en el sofá: como si lo hubiese hecho siempre, abrí mis piernas, dejando una apoyada en el suelo y la otra recogida y apoyada con el respaldo del sofá, mostrándole así mi entrepierna por completo, mi conchita húmeda y rosada, y mi pubis abundante,… todo,…

Carlos no me dijo nada: solo se arrodilló frente a mi cuevita y comenzó a lamérmela como un perro, ¡DIOOOOOOOOOOOOSSSS, ERA INCREÍBLEEEEE!!!; ¡su lengua experta se me metía entre mis labios apartándolo, acariciando mi clítoris, estremeciéndome de gozzzzzzooo,…. Mmmmm,….mmmmhoooooohhhh!!!; traté de contenerme, pero no pude: al poco rato yo le estaba mojándole la cara por completo con la humedad incontenible que salía sin parar de mi concha. Poco a poco, pasé de la más competa desesperación a soltar gemidos de placer: primero tímidos, casi inexistentes, que yo contenía mordiéndome un índice,… luego, se convirtieron en cada vez más escandalosos gritos de gozoooo!!!! Cerraba yo mis ojos con vergüenza, al sentirme y saberme yo que estaba comportándome y gozando como una puta, que no paraba de gritar.

Convulsionando, sintiendo cómo mi cuerpo se entremecía por completo, eché mi rostro hacia un costado. En ese momento, sentí que algo duro, caliente e inmenso, golpeaba contra mis labios: entreabrí los ojos apenas, y vi ante mis ojos una cosa rojiza enorme y palpitante: no necesité ver más, ya que sabía que era la cabezota de la verga del joven de a mi lado. ¡Jamás se la había chupado a alguien, me moría de vergüenza!!! Traté de cerrar mis labios, pero me era imposible: allá abajo, la lengua de Carlos recorría mi entrepierna por completo, intentando también introducírseme en mi anito virgen. Al soltar un nuevo gemido de gozo, que ya no pude contener, el negro me la introdujo en la boca a la fuerza.

¡ERA ENORMEEEEE!!!! A pesar de sus esfuerzos, no pudo entrarme completa en la boca: solo me cupo su cabeza roja y palpitante un poquito más, ¡NUNCA HABÍA YO TENIDO UNA VERGA EN LA BOCA!!! Su sabor salado, su calidez, terminó por embriagarme: siendo vejada por esos dos desconocidos, me sentía extraña, avergonzada,… pero tremendamente dichosa. Sin darme cuenta, comencé a chuparle su cabezota con insistencia, escuchando con los ojos cerrados sus exclamaciones de placer:

- …¡OHHHH!,…¡qué rica boca tienes, mulata!!!,… -, exclamó complacido-, ¡me encanta: que rica es: apretadita!!!,…
- …¡MHHHH!!!,…¡Mmggggmmmm!!,…

La cabeza me daba vueltas: un hombre me daba un placer infinito y a otro yo le daba placer, ¡les estaba entregando mi cuerpo, me estaba comportando como una zorra!!! El joven que me empalmaba por la boca me tomó de los cabellos con fuerza, forzándome para que me la metiese entera en la boca. Pasó muy poco cuando sentí que me ahogaba: una marea abundante, caliente y espesa me atoró por completo, ¡se vació en mi boca!!! Apenas pude sacármela de la boca mientras terminaba de soltar su lechada. Su semen era tanto que no pude tragármelo todo: tosiendo, derramé esa marea de semen sobre mis tetas y mi blusa medio abierta. Mientras trataba de tomar aire, casi al instante, un latigazo me recorrió toda: ¡¡¡Carlos me hizo llegar con su lengua divina al orgasmoooo!!!; me arqueé sin control, comprimiéndole la cabeza con mis piernas. Un minuto después me desparramé rendida en el sofá, jadeante.

Cerré los ojos otra vez: el concierto de gemidos de la sala continuaba sin parar. A partir de ahí, me quedé ahí, tirada en el sofá,… y dejé que me hagan lo que quisieran: primero Carlos me quitó la falda y cogiéndome de piernas, se encaramó en mí y comenzó a cabalgarme: ¡era delicioso, su verga entrando y saliendo de dentro de mí, golpeteándome las entrañaaaaaaaas!!!!, gemí como loca, le mordí el cuello, le clavé las uñas, gozando como una cerdaaa!!! Seguía yo sin ver: a ojos cerrados, gozaba sintiendo sus huevos golpeteando mis nalgas húmedas y chorreantes de mis jugos. Carlos tardó buen rato en venirse dentro mío, llenándome de placer. Luego quedé tirada de nuevo ahí, mientras mi conchita entreabierta soltaba a borbotones lechada sobre el sofá. A partir de ese momento, pareció que todos se turnaron a gozarme: una pieza gorda y dura como la piedra comenzó a penetrarme con fuerza: abrí los ojos y quedé pasmada, ¡era una de esas rubias níveas, perfectas, que hace un rato retozaban en el sofá de al lado: calzando un dildo negro con arneses, me había cogido de los tobillos y se había encaramado encima mío clavándome esa prótesis como una experta, ¡sus tetas redondas y paraditas se frotaban contra las mías, llevándome al orgasmoooooo!!! Volví a cerrar los ojos, sintiendo la cara rojísima al extremo por la vergüenza: nunca se me había pasado por la mente dejarme coger por una mujer.

Esa rubia preciosa me hizo tener dos orgasmos sin parar, mientras disfrutaba de lamer mis pechos cubiertos de leche espesa. Luego de una corta pausa sentí un dolor que me partía por dentro, ¡EL JOVEN ESE HABÍA TOMADO SU TURNO: COMENZÓ A MONTARME CON SALVAJISMO, TRATANDO DE METERME SU VERGA POR COMPLETO!!!! ¡Abriéndome de piernas por completo, comenzó a taladrarme con su pieza negra como la noche, me la enterró con fuerza, haciéndome gritar de dolor y placer a la vez!; lloré, supliqué, rogué que se detenga,… pero en realidad,… en realidad, ¡YO DESEABA QUE LOGRASE METÉRMELA TODAAA!! El orgasmo que tuve con él fue el más salvaje que tuve en toda mi vida, dejándome desmayada por completo, mientras él me chisgueteaba de leche todo el cuerpo con su inmensa verga.

Entre sueños recuerdo después a la esposa de Carlos frotando su cuerpo desnudo contra el mío, mientras penetraba mi estrecho ano con uno de sus dedos largos y enjoyados. También recuerdo a algo, a la joven de rasgos orientales lamiéndome el ano, introduciéndome su lengua fina y rasposa como de una gata,… incluso recuerdo vagamente a mi amiga Sandra, desnuda y sentada a horcajadas encima mío, tomándome por los cabellos,… y obligándome a lamerle su concha depilada,… y yo lo hice obedientemente. El número de veces en que llegué aquella noche al orgasmo no lo recuerdo realmente, pero sé que lo pasé como nunca antes en mi vida. No sé tampoco en qué momento de la madrugada, me vestí como pude y me fui de ahí. Solo recuerdo haber despertado en mi cama, vestida y con la blusa aún húmeda de semen. Al lunes siguiente no fui a trabajar: en realidad no volví a ir nunca más: estaba avergonzada de mí misma, de mi proceder,… y por que no quería volver a ver a Sandra.

Desde entonces no volví a estar en una orgía (hecho otras cosas, eso sí) y no sé si volvería a hacer de nuevo,… no por que no quiera,… sino por que,… tengo miedo de que me guste igual o más que esa vez,…por que entonces, tal vez, ya no quiera dejar de hacerlo.

Sexo y humor-III

Less-I

26 may 2011

Dí que eres mi putita,...



Un relato de: Krakkenhere.

Me encantaba sentir como su cuerpito delgado temblaba levemente, mientras bajaba sus pantalones hasta el suelo, dejándoselos como una improvisada atadura en sus tobillos: lo tenía ya completamente desnudo, estando yo a sus espaldas, viéndole con sumo deleite; me encantaban sus piernas larguiruchas y delgadas, sus timiditos hombros inclinados hacia delante,… y su precioso culito, redondito, aún virgen y suave como piel de bebé.

Tomé su cintura de chiquillo con ambas manos, ¡soltó un gemidito de miedo, al sentir mis manos tomándole con firmeza!; toda su piel blanquísima se le erizó por completo: vibraba, si, tenía frío, pero a mi no me importaba,… solo me importaba acabar de una buena vez con la virginidad de su estrecho agujerito.

Lo acerqué hacia mí, y desde atrás le tomé con una mano su verguita: apenas tenía algo de vello encima, era una pilita diminuta, laxa y junto con sus pequeñas bolitas, entraba junta en mi mano: le acaricié las bolitas y poco a poco, su penecito empezó a crecer, mientras empezada a soltar jadeitos que se incrementaban, se entrecortaban mientras él meneaba la cabeza de un lado a otro, tratando de decirme que me detenga; ¡lástima!, hoy estamos solos y no habrá vuelta atrás.

Su verguita se erectó por completo y así, apenas cabía entre mis manos: rodeándola con los dedos, se la empecé a masturbar; él respiraba agitadísimo, estremeciéndose, contrayéndose casi de la vergüenza de que yo le masturbe,… y que tal vez muy pronto derramase su lechada en mi mano. Sin parar de sobársela con fuerza, empecé a menear mis caderas, sobándome contra su culito; ¡cómo se desesperaba!, sí, se desesperaba, al sentir a ese enorme intruso, duro, mucho más grande y duro que su pilita, y que se meneaba amenazante atrás suyo, abriéndole de cuando en cuando las nalgas.

Le ordené que se apoye contra la pared, y él me obedeció: sabía bien que me tenía que obedecer en todo. Me hubiese gustado que separase las piernas por completo en esa primera vez, pero prefería que, con el pantalón en los tobillos, no pudiese huir; ni modo, le iba a doler, le iba doler muchísimo,… ¡y me ponía a cien hacerle sufrir!

Sin parar de masturbarle, pero cuidando que no se viniese de inmediato, escupí en mi otra mano y lubriqué la cabezota de pene que le iba a meter; estaba bien gruesa y bien dura, como para que mi putito tembloroso nunca olvide ésta, su primera vez,…

Le separé una nalga con fuerza, para tener total acceso a su anito: se notaba estrechísimo y eso me encantaba, casi gritándole, “¡relájate!”, empecé a empujar y empujar y a empujar, haciéndole saltar las lágrimas de dolor:

- …¡NOOOO, NOOOOO,… PARAAAAAAA!!!,…

Me rogó todo lloroso, con su carita coloradota y congestionada por el dolor; no me importaba: solo me interesaba ver, en la penumbra del dormitorio, cómo sus nalguitas redonditas y delgadas, se iban abriendo inexorablemente, deformándose con mi vergota negra y dura, que desaparecía dentro de su culo, y que con cada chillido de dolor de él, le iba dilatando el ano.

Chilló como nunca lo había oído chillar: chilló como una niña en realidad, mientras yo, veía con gozo infinito, como esos 18 centímetros iban entrándole por completo; a la mitad, sentí como si ya no pudiese entrarle más, pero me equivoqué: un par de enviones más y le entró completa, pudiendo sentir yo el gozo enfermo de tenerle ensartado así por el culito, hasta que mis caderas chocaron contra su culito ya desvirgado, ¡al fin me lo estaba cogiendo, como tantas veces había soñado: al fin su culito era mío!!!

Se la tenía metida hasta el fondo y con su verguita prendida aún con una de mis manos: se la saqué hasta la mitad de su arrasado recto y se la empujé por primera vez hasta el tope: en ese momento si vino, soltando un caliente y líquido chorro de leche en mi mano.

¡Era delicioso ver cómo se venía de gozo al sentir una verga clavándosele!; a partir de ese instante, y sin importarme su dolor, me dediqué a cogerlo de las caderas, casi clavándole mis dedos en las corvas, mientras le empezaba a dar yo un salvaje y durísimo mete-saca.

- …¡NOOOO, NOOOOO,… POR FAVOOOOOR, ME DUELEEE,… ES MUY GRANDEEEE!!!,…
- …¡CÁLLATE!,… -le ordené, casi escupiéndolo-, ¡AHORA DÍ QUE ERES MI PUTITA!!!,…
- …¡SOY TU,… PUTITAAAA!!!,… ¡AYYYY: SOY,… TU,… PU,..TI,… TAAAA!!!!,…. -, comenzó a repetir sin parar de llorar.

Así fue nuestra “primera vez”: salvaje, enferma,… deliciosa. Le dí con toda el alma aquella noche, en que sus padres salieron a una fiesta: nuestros uniformes de secundaria, tirados en el suelo, fueron nuestros únicos cómplices silenciosos; así, jadeando como una descosida, “mi putita”, mi novio de secundaria, me entregó así su colita,… yo reía, gozaba y gemía como loca, con mi cabellera larga volando libre con cada embestida que le daba con el del dildo que compré para estrenarle la cola, mientras de mis tetitas entonces adolescentes, goteaban mi sudor sobre su espalda,… y mientras no paraba de pensar, en que la próxima vez, haría, para mi gozo, que él se vistiera por completo, con mi uniforme de colegiala.

Chicas hot-I

A Lori le gustan gruesas y bien negras





Universitarias checas podrían ser expulsadas por posar desnudas



A un grupo de pícaras estudiantes de la República Checa que posaron desnudas para su orla de graduación universitaria les han dicho que podrían ser expulsadas, en caso de que las autoridades académicas puedan identificar quiénes son. Este hecho ha sacudido la pequeña ciudad de Olomouc, en Moravia, al este de la República Checa, que cuenta con poco más de 100.000 habitantes. La pregunta que planea en el aire es: ¿cómo pensarán identificarlas? ¿Desvestirán a medio campus universitario en busca de las autoras de tamaña travesura?

(FUENTE: telecinco.es)

Sexo y humor-II

24 may 2011

Revelan que el semen combate la depresión



La prestigiosa revista Popular Science publicó esta semana una investigación en la que explican que el semen puede ser un buen antidepresivo para las mujeres que entran en contacto con él, según reseña el Diario del Sur.

La publicación entrevistó a uno de los encargados de realizar un estudio en 2002 para la State University de New York, que en ese momento había llegado a la conclusión de que las mujeres que mantenían relaciones sexuales sin preservativo, y por lo tanto tenían contacto directo con el semen, tenían menos tendencia a la depresión.

El estudio se había llevado a cabo con 293 estudiantes y se usó como parámetro de medición un cuestionario co-mún. Según el test, las personas con puntaje sobre 17 son consideradas moderadamente depresivas. El equipo de investigación encontró que aquellas mujeres cuya pareja nunca usaba protección, promediaron los ocho puntos. Aquellas que lo usaban de vez en cuando llegaron a los 10.5 puntos y las que mujeres que lo usaban siempre promediaron 11.3. Las que se abstienen de tener sexo, corrieron con peor suerte: alcanzaron los 13.5 puntos en promedio.

Física y química
Con esos y otros resultados, la investigación llegó a la conclusión de que el semen puede llegar a ser un buen “vínculo químico” para las parejas.

En la reciente entrevista con Popular Science, él investigador Gordon Gallup Jr, una de las personas que estuvo de-trás de ese estudio desarrolló más datos que surgieron en ese momento.

Según Gallup, el semen contiene una mezcla de estrógenos, oxitocina y otras hormonas que influyen en los niveles de depresión de las personas. Se cree también que son éstas las sustancias que hacen que las mujeres que entran en contacto con el semen “vuelvan por más”.

“Las mujeres que están en relaciones estables y tienen sexo sin protección podrían hacerlo justamente como parte de una especie de automedicación. Como ser inseminadas les afecta el estado de ánimo, podrían usar el sexo como un regulador de su humor”, agregó el científico.

(FUENTE: nuevaprensa.web.ve)

Contra la cama y a la fuerza

Quería pagarle a un hombre (1)



Un relato de: Krakkehere.

¿Por qué se me metió ese antojo?, no lo sé: es una de esas cosas que una hace sin pensar, o que tal vez en un arrebato se te meten en la cabeza y decides atreverte a hacer algo que te haga vivir una experiencia que te saque de tu aburrida monotonía.

Me llamo Katherine, tengo 30 años, soltera, soy profesional y trabajo en una empresa de importaciones y exportaciones; toda mi vida la he llevado de una manera planificada al extremo: estudiar en la universidad, recibirme con honores, conseguir un trabajo bien pagado y ascender sin parar en la empresa; luego, ahorrar hasta comprarme un buen auto y un departamento de acuerdo a mis necesidades,… y ahí me encontraba yo en mi “esquema de vida”: se suponía que ya era el momento de buscar una pareja adecuada, casarme y tener hijos, pero un motivo y otro me llevaron a descartarlo.

La totalidad de hombres que conocía, o estaba “muy arriba” de mi, demasiado arrogantes e infieles para mi gusto, y me miraban con el desprecio con el que veían a una vulgar secretaria. El resto, demasiado debajo de mis pretensiones, y solo pensando en pasar el rato, además de sentirse algo disminuidos ante mi estatus profesional. En pocas palabras, no “me daban bola”; no les importaba que yo fuese lo que se considera una mujer agraciada: mido 1.73 (y con tacos, 1.75 cm), soy de piel clara, rubia de cabello corto (¡natural ah!); mis piernas, delgadas y bien torneadas, mi cintura estrecha -mi gimnasio me ha costado tenerla así-, mis caderas amplias pero proporcionadas y mi senos firmes y puntiagudos, envuelto todo esto en un traje sastre, me da no solo un aire muy profesional: impacto a primera vista y lo sé,… pero ser bella y muy capaz “encoge” a todo hombre que conozco.

Por cuestiones de competitividad en el trabajo, no tengo amigos –y amigas menos-, por lo que, tras ver pasar los meses (hasta completarse casi un año), sin lograr conocer a alguien especial, me di primero por pasarme los fines de semana y las vacaciones en casa, y luego, harta de eso, se me dio por beber a solas; ¡me sentía tan desdichada!, yo ya no era virgen,…pero había transcurrido tanto tiempo que,… cada vez sentía con más fuerza la desazón, la soledad,… y una ola de calor que aparecía de pronto, recorriéndome el cuerpo, me encendía y me desesperaba a la vez: ¡era horrible!, ya no lo aguantaba más.

En la soledad de mi vida, mi mente comenzó a “volar”: lo primero que me vino a la mente fue, el buscar tener una aventura de oficina; por el lapso de una semana, comencé a ir a la oficina, vestida digamos,… de una forma “diferente”: mis blusas blancas ahora aparecían ante los demás, ya no abotonadas hasta el cuello; tímidamente, comencé a mostrar un poco más, ¡pero nada: para mis compañeros de oficina, yo no existía!! Después intenté atreviéndome a más; un día comencé a ir luciendo casi con descaro, apretados y casi completamente notorios sostenes de encaje rojo fuego, siempre bajo mis blusas blancas. No sé si turbé o excité a los hombres de la oficina, pero el efecto me decepcionó por completo: se apartaron de mí.

Ya muerta de ganas y casi histérica (pero conteniéndolo), me decidí a atreverme a todo: enrumbé hacia la oficina del Gerente General: un hombre de 50 años y con fama de que se había acostado con todas las secres de la empresa. Antes de entrar, me abrí la blusa casi por completo dejando expuestos así mis apretadas tetas, que así se veían incluso más grandes que nunca. Entré y cerré la puerta: adentro estaba el Gerente, absorto en unos papeles, sentado en su escritorio. ¡Con desenfrenada lascivia caminé hacia él, contoneándome como una gata, y al llegar casi me recosté sobre el escritorio, mostrándole con descaro mis tetas que ardíiiian!

-…Aquí tiene el contrato con los coreanos, Señor Ramírez,… -, le solté con la voz más sensual que pude.
- …Ah,… gracias Kathy,… -me dijo como cualquier cosa, apenas levantando la vista-,… necesito que te quedes un poco más hoy: los espárragos que van a España están teniendo problemas con Aduanas, arréglalo,…

¡Moría por ser cogida y nadie me hacía caso!!!; en fin, derrotada y humillada, tomé el file y retiré de ahí, casi avergonzada: sería una noche muy larga, para acabar el papeleo. Ya entrada la noche, sola en la oficina desierta –ya todos se habían ido-, mientras culminaba el expediente requerido, comencé otra vez a dejar divagar mi mente: sabía yo que en fiestas y reuniones, me había ido igual de mal; para los hombres que conocía, yo o era inalcanzable, o muy mayor, o muy intimidante,… ¡qué se yo!, ¡diablos: necesitaba un hombre que me haga su mujer, aunque sea por una sola noche y ya!!!,… pero nada. Mentiría si les dijes que estaba excitadísima: me sentía muy deprimida para eso. Navegando a tontas por Internet, pasé de ver pelis porno, que más que animarme me daban envidia (..¡hasta las putas esas tienen una verga a su disposición!,..), y finalmente caí en páginas de anuncios para contactos,… pero tampoco me motivaba pasarme meses buscando un encuentro en el ciberespacio. Casi ya retirándome de la oficina, vi un anuncio de “Sex Boys”: por un instante pensé en llamar a uno de esos números, pero el miedo a estar con un tipo que se hubiese acostado con muchas, me hizo desistir.

Ya en la calle, me decidí a ir a un bar: quería beber y también escuchar voces y música: estaba harta de la soledad y el silencio. El bar lo escogí al azar; era un bar diminuto, en el centro. La decoración era algo alocada para mi gusto, pero había gente en las mesas y la barra estaba casi vacía. Cansada de los rechazos vividos, me importó poco estar vestida demasiado formal para el lugar. Enfilé hacia la barra, me senté y pedí un “Ruso Negro”; seguía deseando tener sexo, pero en ese rato, solo me interesaba beber. A la segunda copa, le eché una mirada a los parroquianos: una pareja de enamorados, tres tipos bebiendo cerveza, un turista con dos tipejas y un borracho perdido al fondo era lo que se veía en las mesas: nada digno de mi interés, mientras que en la barra, a mi costado, vaciaba en silencio su copa, un solitario chiquillo. Por su pinta, no debía tener más de 23 años y mostraba estar más deprimido que yo.

Era más bajo que yo y en realidad era guapo: de piel bronceada, delgado, pero algo atlético, de rostro con apariencia árabe, ojos café claros, pelo negro corto y una barba como de tres días. Vestía zapatillas, un jean apretado, de esos medios raídos, con agujeros con flecos y una camiseta negra, sin estampados: definitivamente éramos polos opuestos. Él solamente escuchaba la música y bebía pausadamente. Mientras yo bebía, no paraba de observarlo: definitivamente yo estaba muy por encima de él,… y eso me hacía sentir algo “poderosa”,… a la vez que me iba excitando poco a poco, mientras al reojo atisbaba de cuando en cuando, los agujeros de su jean, en los muslos: dejaban ver un poco de sus piernas musculosas y velludas.

Por la cabeza me pasaban ideas: desde “¿cuánto me costaría un tipo así?,…”, hasta la loca suposición de que, así como los hombres hacían con las mujeres, yo, con los ingresos que tenía, fácilmente podía “darme los gustos que quisiera”. Era extraño, pero me sentía yo como si fuese yo uno de esos hombres, que pueden hacer lo que les venga en gana. La idea de poder “comprar un pedazo de carne”, me encendió de inmediato; comencé a frotar mis calenturientas piernas enfundadas en mis negras panties una contra la otra: me supe entonces, adinerada y hermosa, y que bien podía intentarlo. Comencé a buscar la forma de entablarle conversación:

- …Perdona, ¿me prestas tu encendedor?,… -, le solté finalmente, usando ese viejo truco ya tan manoseado.

El chico volteó, me miró y sacó su encendedor, prendiéndome el cigarrillo que tenía yo en la boca, ¡Dios, me sentía tan “resbalosa”, “tan fácil”,… y me encantaba! El joven no mostraba menos desazón que antes, pero yo estaba dichosa de “mi primer abordaje” y no pude contenerme: le regalé una sonrisa, mostrándole mis labios rojos y deseosos en toda su magnificencia:

- …Gracias,…- casi le susurré.
- Por nada,.. -, me dijo, para luego volver a su copa, abatido.

Su copa ya estaba vacía, así que pidió otra: entonces comenzó a hurgar sus bolsillos, sacando apenas un billete arrugado y unas monedas: apenas lo justo para otra copa. Suena estúpido, pero eso me encendió aún más; me sentía con la certeza de ahora tener la tremenda facilidad de “hacerle una propuesta que no podría rechazar” Continué conversándole:

- …¿Y,… no vas a bailar?,…
- No, no creo,… -, me replicó sin dejar de mostrarse aún abatido.

Como si hubiese recordado algo, vació su copa de un golpe. Se apresuraba a irse.

- …Bueno, me voy,…
- ¡Espera!,… -le dije rápidamente-, ¿por qué te vas?,… es temprano,…
- …Ya me quedé sin un cobre,… -, me dijo con algo de amargura.
- …¿Si te invito una copa,… te quedas a acompañarme un rato?,…. -, le dije: ¡rayos, le dije lo que estaba pensando en ese instante!!!

Me miró un rato con extrañeza,… pero tras hacer un gesto de “¡qué diablos!”, se volvió a sentar, para mi dicha.

- …Barman: un “Ruso Negro” más para mi,… -le dije entonces la tipo de la barra-,… y para él, lo que guste,…

¡Me sentía tremendamente excitada al hacer eso!; dueña de la situación, comenzaba a disponer del “objeto” de mi antojo a mi gusto. Ya obligado por la invitación, me habló de él: se llamaba David, tenía 24 años y el motivo de su depresión era que había puesto una tienda de regalos y le había ido muy mal; era su primer negocio y ya se veía en bancarrota.

- … Y eso es todo,… -me dijo-, si mañana no pago la letra del préstamo,… no sé que voy a hacer,…
- …Bueno, debes subir ese ánimo,… -le dije, sin dejar de maquinar-, siempre se puede encontrar una solución,…

Después de eso, agarró más confianza conmigo, pero aún no me veía como mujer, pero eso no me importaba: sintiéndome más segura de mí misma que nunca, controlé la situación. David solo tenía ganas de emborracharse, así que comencé a mandar en la velada: no paré de pedir copas para mí y para David. Me inventé una historia: le dije que tenía esposo e hijos en Miami y que viajaba por negocios; en fin, le hice creer –y me hice creer-, una viva que me hubiese gustado tener,… hasta ese momento.

Ya avanzada la noche, y los dos ya bien ebrios, David me dijo:

- Gracias por todo, Katherine, pero es tarde y mañana debo ver cómo resuelvo mi problema,…
- No te vayas: la noche es joven,… le repliqué y ahí tomé valor-, mira, si te preocupa el dinero, podemos resolverlo: ¿Cuánto necesitas?

David me miró un largo rato y finalmente me dijo: 300. Estaba bien: para mí no era mucho; era lo que ganaba en un día en la oficina,… y la verdad era que hubiese pagado el doble aquella vez, de lo ansiosa que estaba.

- … Pero tu viajas,… y no tengo con qué pagarte,… -, me dijo.
- No te preocupes,… -le dije entonces, disfrutando de cada una de mis palabras-, si vienes conmigo a mi hotel y me haces un favor,… estaremos pagados,…

Hasta ese instante David estaba tan inmerso en su problema que ni se dio cuenta de mi insinuación, ¡y esa ingenuidad me encendía como una tea, me volvía loca!! Tras pagar la cuenta, tomamos juntos un taxi. Yo iba feliz de la vida y David, más tranquilo, sonreía. Lo llevé a un hotel donde mi empresa aloja a los clientes del extranjero. Tras dejar a David pagando el taxi, corrí a la recepción y pedí una habitación sin que él lo supiera: por el trabajo, la recepcionista me conocía y a esas alturas, me importaba un pito si alguien se enteraba, ¡mi entrepierna estaba humedísima al extremo, el cuerpo me temblaba, ya casi no me podía controlar!

Tropezándonos, llegamos David y yo a la habitación: no le dejé decir nada más. Sintiéndome en la gloria, abrí mi cartera, y como pagándole, le di el dinero que necesitaba. Tras un “gracias”, David me preguntó qué debía hacer. Era el instante que tanto yo esperaba: tiré mi cartera y mi saco a un lado y me dejé caer de borracha en la cama: frente a él, separé un poco mis piernas y, ebria ya de deseo se lo dije:

- Quítate la ropa,…

David Me miró así, media abierta de piernas, borracha, con los ojos vidriosos clavados en él y respirando agitadamente, subiendo y bajando mis pechos dentro de mi blusa, que no necesitó más explicaciones: sin decir nada, comenzó a desvestirse para mí. ¡El corazón se me iba a salir del pecho!, en un instante se quitó la camiseta, mostrándome sus pectorales fibrosos y firmas, haciéndome desear tener ya su pecho algo velludo comprimiéndose contra mis tetas. Hice volar por la habitación mis zapatos de tacón, riendo de deseo y deseando que ya se me eche encima, mientras no podía controlar el lamerme con lascivia los labios, mientras se quitaba los pantalones.
Comencé a frotar mis piernas una contra la otra, mientas veía sus piernas de futbolista, también velludas. “¡Quítate todo!”, le ordené descontrolada, deseando ya ver su pedazo de carne. Cuando finalmente la sacó, quedé absorta: era una verga larga, deliciosa, completamente erecta y rematada por una cabeza roja encendida.

¡Perdí el control, casi arañándolo lo atraje hacia mí y de rodillas en el borde de la cama, me la metí completa en la boca!! Nunca se la había chupado a nadie, pero si había pagado por esa verga, quería hacerlo todo! Haciéndolo gemir con fuerza, comencé torpemente succionársela con desespero: la quería más erecta, más grande, para que me rompa por dentro!!! Con placer enfermo sentía cómo le palpitaba dentro de mi boca, para salir luego de dentro de mí, rojísima de mi lápiz labial.

- …¡Aaahh!!,… Aaahh!!,… Aaahh!!,… Aaahh!!,…-, gemía David como loco, estremeciéndose de gusto.

¡Me sentía yo una cualquiera chupándosela, y a la vez dichosa de tener el derecho a pedir lo que sea, por haberle pagado por una sesión de sexo!! Se la chupé sin cesar, mientras me abría a la fuerza la blusa, para luego acariciarme con una mano la concha que se me inundaba sin parar. Cuando ya sentí que su verga estaba apunto, me la saqué de la boca y cual clienta exigente, comencé a ordenarle.

- …¡Ven: lámeme la concha!! -, le ordené, arrodillándome en la cama y subiéndome la falda, a la vez que apartaba a un lado mis bragas, mostrándole mi concha húmeda, de vellosidad rubia.

¡Comencé a dar de gritos de placer, sintiendo su larga lengua introduciéndose en mi concha, haciendo vibrar mi clítoris, sorbiéndome mis jugos con desesperoooo!

- …¡AAAAHHH!!!,…¡ASIIIII!!!!,…¡ASIIIII!!!!,…AAHHH!!!,…¡LÁMEMELA, LÁMEMELAAAAA!!!,…- grité, hecha una loca, estremecida de gozo, sintiendo sus dedos clavándoseme en mis nalgas.

Todo mi cuerpo convulsionaba de gozo: no solo era el gozo de coger después de tanto tiempo; me tenía enloquecida, el haberle pagado a un hombre. Cuando sentí que el orgasmo era inminente, con total seguridad en mí misma, lo aparté de mí de un empujón: quería quedar totalmente satisfecha. Jadeante, deseando ya sentir su verga taladrándome las entrañas, me acosté boca arriba y abriéndome bien de piernas, le exigí:

- …¡Rómpeme las panties; rómpeme el calzón!,… ¡QUIERO QUE ME COJAS CON FUERZAAAA!!!!,…

Fue como despertar a una bestia: David comenzó a soltarme zarpazos como un loco!, ¡me reventó las medias con furia, arañándome las piernas, mi calzoncito fue reventado de un tirón, abrasándome la raja!!! No contento con eso, también de una tirón, me abrió por completo la falda tubo, destrozándola, mientras yo reía como una loca, de puro gozo!!! No tardó casi nada en cogerme de las piernas, abriéndomelas por completo, para luego enterrarme por completo su lanza de carne: ¡SENTÍ COMO SI ME DESVIRGASEN DE NUEVO!!! Mi concha se dilató de golpe, y casi me quedé sin respiración al sentir su pene golpeándome con fuerza por dentro!

David me la clavó de una forma demencial: su verga, dura como piedra, entraba y salía de dentro de mí a una velocidad tremenda, haciéndome arquear de gozo, gemir sin parar. Con mis piernas alzadas, disfrutaba viendo cómo su verga salía de dentro de mí chorreando mis fluidos sin parar,…. Ahhhhh,… sentía con delicia, como toda la raja de mi culo era recorrida por la humedad de mi concha, cayendo sobre las sábanas, formando ya un charco: ¡ERA LA LOCURAAAA!!!

Le mordí los hombros, el cuello y los labios con furia; mis uñas se clavaban en su espalda con furia, acrecentando su salvajismo. ¡Casi lloré de loco placer sintiendo sus labios y sus dientes, casi destrozando mis pezones erectos, mis tetas que subían y bajaban con cada embestida!. Me vine al menos dos veces siendo cabalgada salvajemente por David, que obedecía a todos mis caprichos:

- …¡DIME QUE SOY LINDAAAA,….AHHH,… DIME QUE SOY PRECIOSAAAA!!!,…
- …¡ERES LINDA, PRECIOSAAA,… AHHH!!!,… AAH!!!,…-replicaba mansamente.
- …¿Te gustan mis tetas?,….Ahhh!!!,… Ahhhh!!! ¿son ricas mis tetas?,… ¡DÍMELO!!!,…. AHHH!!!,…
- ¡QUÉ RICAS TETAS TIENES,… AAAH!!,… KAHTERINEEEE!!!,….¡AHHH,…AHHH!!!,…

Así le fui ordenando que me dijese que yo tenía buen culo, que mi concha era apretadita,… mmm,… ¡que era una zorra, que era una puta!!!!, Disfrutaba como loca sintiéndome y creyéndome la mejor amante del mundo. Le ordené a David que me obligase a ponerme en cuatro, afollarme así con fuerza, a casi escupirme obscenidades sin fin, a morderme, a meterme dedos en el culo, en fin ¡a todo lo que se me ocurría!, hasta que finalmente terminé yo llorando de dicha,… diciéndole yo a gritos que, me penetre hasta matarme de gozo,…

Fue una deliciosa cogida que duró lo suficiente para hacerme tener un tercer orgasmo: David convulsionó, se le tensó todos los músculos de la cara y finalmente descargó toda su lechada dentro de mí. Tras apartarlo de mí, me yo quedé abierta de piernas, alzando mi concha arrasada, comprimiendo mi raja, haciéndola soltar borbotones de semen, que caían sonoramente contra las sábanas. Ahí volteé los ojos y sentí cómo mi cuerpo se estremecía con ese postrer y último orgasmo. La cogida fue tan brutal y la borrachera que ambos teníamos encima que, nos quedamos ahí, tirados en la cama, muertos de cansancio.

Fue la primera vez que pagué por un hombre y lo había disfrutado plenamente, y si bien no habíamos hecho de todo, yo ya había quedado convencida de que lo mejor para mí, era buscar hombres a quiénes pagarles por tener sexo: me excitaba pagar por ello y además, me complacían en lo que yo quería y no en lo que querían ellos. Al amanecer, David se vistió y me despertó:

- …Katherine,… ¿me das para el taxi?,… -, me susurró.

A cualquiera esa pregunta le hubiese molestado, pero no a mí,… de hecho me halagó: me sentía que seguía “teniendo el control”. Miré con ternura a “mi putito” y, saqué un billete de mi cartera; le abrí los pantalones y, tras chuparle por última vez su verga cabezona, se la mordí con suavidad y metí el dinero dentro de sus pantalones:

- …Toma cariño, y cómprate también un jean nuevo,…

Me quedé a dormir unas horas más en el hotel; ya vería yo qué excusa daría en el trabajo. Esa no fue la única vez que le pagué a un tipo por cogerme: de hecho, es ahora mi tren de vida,… pero eso les contaré en otra oportunidad, mis amores.

(CONTINUARÁ,…)

La mujer maravilla

Less y trans

Vivi y Lore nos regalan su foto

Haciéndome la borracha



Un relato de: Krakkenhere.

Holas a todos(as), mi nombre es Rossy, ahora tengo 32 años y estoy casada, pero la confesión que deseo compartir con ustedes es referente a un suceso que tuve hace 7 años, cuando aún soltera, estudiaba en la Universidad ,y, siendo sinceros, era yo una reverenda borracha que pasaba más tiempo “empinando el codo” con mis compañeras y compañeros de clase, que estudiando a conciencia; en esas casi interminables veladas, hice miles de locuras, pero la que más recuerdo aún –y que me estremece de la excitación, pese estar yo ya casada-, es la que paso a contaros:

En aquellas épocas yo ya tenía un novio que, como me conoció como una chica que disfrutaba jaraneando un día si y otro también, pues me permitía ciertos excesos, como el de salir solo entre mujeres, con mis compañeras de facultad, dos o tres veces por semana. Igualmente, tenía yo muchos amigos y entre ellos se destacaba Aldo, un guapo chico de 26 años, que ya estaba por terminar Administración de Empresas. Aldo era un buen chico, excesivamente tímido para mi gusto, pero realmente muy noble y leal; a pesar de ser muy varonil, medir 1.75 de estatura y tener un tono de piel color aceituna, unos grandes ojos en tono azabache, y una pinta general de actor de cine, nunca le conocí una pareja: algunos decían que era “rarito”, pero la verdad era que evitaba enamorarse por que era demasiado bueno para las lagartonas que merodeaban en la Universidad.

De ese hecho, el que Aldo era bueno hasta decir basta, yo me aprovechaba: mi amigo tenía un primoroso departamento en pleno centro y muy cerca de la zona de bares y discotecas, por lo que era frecuente que, escapándome de la Universidad o de la casa de mis padres, me aparecía a cualquier hora en su depa portando mi mochila y ropa para cambiarme; me encerraba en su baño y salía “vestida para matar” y, dejándole mis cosas, salía disparada a una noche de juerga.

- ¡Parece que hubiese yo alquilado el depa contigo incluida! -, era lo máximo que me recriminaba.


No importaba si regresaba muy tarde o completamente borracha, casi cayéndome: el muy bueno de Aldo siempre me aguardaba despierto, me permitía ducharme o descansar un rato, antes de volver a casa. Tampoco era raro de que, ebria y sin un céntimo, mi mejor amigo me embarcase en un taxi rumbo a casa, pagando él la carrera.

No le temía yo para nada: era tímido y muy decente, por lo que yo no tenía reparos en aprovecharme de su generosidad y comprensión, ni menos desconfiaba yo de que se pudiese propasar conmigo, y eso a pesar de que yo era (y soy aún), atractiva para los hombres: si bien soy bajita (1.65), lo compenso con unas piernas bien torneadas, un culo redondo, grande realmente y muy provocador y unos senos anchos y redondos, de pezones y aureolas grandes, los cuales no me canso de exhibir con blusas y camisetas de generosos escotes.

La tarde de un sábado, me reuní con un grupo de amigas y abandonamos las clases de la Universidad, en busca de diversión: había yo quedado con mi novio para pasar la tarde juntos, pero pudo más mi deseo por unas cervezas bien heladas, dado el calor que hacía aquel día; fue así que, tras dirigirnos a nuestro restaurante favorito, mis amigas y yo comenzamos a darle a beber sin parar. Al poco rato, unos chicos se nos juntaron: eran de la misma Universidad que nosotras y, tal vez sabiendo nuestra fama de borrachas redomadas, comenzaron a pedir bebida tras bebida; ¡habremos bebido esa tardeee!!! La cosa es que todo se salió de control: al rato, yo y mis compañeras éramos masilla en las manos de esos sinvergüenzas; sus manos nos recorrieron todas.

No paré de beber y, ya pasadas unas horas, recuerdo nubosamente haberme peleado por el celular, con mi novio, que estaba histérico por haberlo dejado plantado. La tarde moría y yo, ya completamente ebria, recuerdo apenas que uno de esos chicos, me cogió salvajemente, en el baño de damas del lugar; estaba yo ya “ida”, pero recuerdo bien al tipo ese bombeándome contra la pared y yo mansamente me dejaba, con los jeans y mi calzoncito, bajado hasta las rodillas. Luego me recuerdo sentada de nuevo en la mesa, bebiendo,… y sintiendo mi coñito de zorrita, húmedo de semen. Pasado un rato, y por puro instinto, me incorporé y tras deshacerme del tipo ese enfilé a la calle. Con el cerebro en automático, me subí a un taxi y me dirigí a casa de mi buen amigo Aldo: sabía que podía contar con él, dado mi estado. Me acuerdo que Aldo me abrió la puerta y me soltó su acostumbrado:

-…¡Pero Rossy: otra vez!!!,…
-…Perdona,… amigo,… ¡hip!,… -le repliqué sonriente y casi cayéndome-,… estoyyyy,…borrashaaaaaa,…. ¡glup!,…¡necesito tu baño!,…

El resto se lo imaginarán: yo encerrada en el baño, sintiendo que me moría y Aldo, pegado a la puerta, preguntándome si necesitaba un vaso de agua, un té o algo parecido. Yo adentro me mojaba la cabeza con desespero, pero dichosa: sabía que mi amiguito Aldo me protegería y me ayudaría a pasar el trance. De lo borracha que aún estaba (¡no de me pasaba!), salí finalmente y comencé a bromear con Aldo en la puerta del baño: sin ningún pudor le dije que, a mi amiga Laura (el amor imposible de Aldo en la Universidad,…), “…un tipo se la había metido hasta las bolas en el baño del restaurante,..”, donde habíamos estado tomando. Luego le dije que, ella era una zorra, y si él no se la había cogido era por ser “un cojudo a la vela,…” Así yo trataba de borracha a mi amigo Aldo: le soltaba bromas crueles,… pero él sabía bien que eran verdad,…

- …¡Quiero dormiriiiir,… ‘toy cansadaaaaaaa!!... –le dije entonces, en mi beodez-,… ¿y sabesss por qué?,… por que a mí también me han clavado por la conchaaaaaa!,…
- ¿En serio? –me dijo Aldo, para luego agregar, tal vez queriéndome hacer sentir mal, tras haberlo hecho yo con él-, ¡y también!,… si tú cuando escuchas “¡quítate la ropa y acuéstate!”, lo haces toda obediente,…

En ese momento estaba realmente borracha y al escuchar esas palabras “quítate la ropa y acuéstate”, tal vez pensé en mi enamorado,… o en el tipo del restaurante, no sé, pero obedecí como mansa paloma: sin importarme que Aldo estaba a mi lado, sonreí, cerré los ojos y de un tirón, me saqué por encima de la cabeza la camiseta que llevaba. Acto seguido, me desabroché el brassiere, dejándolo caer a mis pies y mostrando toda devergonzada, mis tetas pequeñas, y mis pezoncitos ya erectos por el frío. Creyéndome quizás que estaba en la intimidad de mi cuarto o en el depa de mi novio, lancé mis zapatos y me quité el pantalón y las bragas juntas, casi cayéndome; ¡recuerdo haber escuchado una exclamación de satisfacción de Aldo a mis espaldas, sintiéndolo incluso como un vaho de aliento de macho excitado, sobre mi espalda! En fin, no paré hasta quedar desnuda por completo ante sus sorprendidos ojos, para luego dejarme caer boca abajo en su cama, exhausta.

Aún con los ojos cerrados, pude percibir un silencio pesado en el cuarto, tras el cual, Aldo, mi amigo, respetándome como siempre, salió en puntas de pie y cerró la puerta, dejándome sola. Confiada en mi buen amigo, dormí no sé cuanto: tal vez fue como una hora, ya que al entreabrir mis ojos, vi por la ventana que la noche ya había llegado.

Estaba yo ya despierta y consciente (el sueñecito me había hecho muy bien), pero me decidí a quedarme ahí un rato, descansando. Pasados unos minutos, y cuando ya pensaba en vestirme e irme a casa, se abrió la puerta de nuevo. La penumbra era total, pero con los ojos entrecerrados, reconocí a Aldo, que entraba de nuevo a su dormitorio. Entonces se me metió la idea loca: quería hacerme aún la borracha, a ver qué hacía entonces mi mejor amigo. No lo niego: sabía yo que estaba completamente desnuda, y que acostada así le enseñaba todo, sobre todo mi culo coqueto y redondito,… pero quise averiguar qué tanto podía confiar en Aldo.

En silencio, se acercó a mí, y se sentó en la cama, a mi lado. Me imaginé que estaba temeroso y excitado a la vez, así que para “darle valor”, comencé a roncar con fuerza, como para que pensara que yo dormía profundamente. Mi idea inicial era ver adónde llegaba, pararlo en seco al primer atrevimiento (despertándome, obviamente), y hacerle un papelón fingido, para que se muriera de vergüenza. Voltee mi cabeza y apoyándola bocabajo en su almohada, esperé a ver qué pasaba.

Aldo era tímido en cierta medida y el que no hacía nada pasados buenos minutos, reforzó mi confianza en él,… a la vez que me decepcionaba (¿acaso no era yo apetecible para él?) Estaba a punto de desechar mi idea original, cuando me sentí erizar toda: con una suavidad infinita, sus dos manos se posaron en mis nalgas, ¡pero que deliciaaa!, sus manos eran varoniles, pero tan suaves como no me lo había imaginado ¡y me acariciaban con una suavidad increíble ambas nalgas, era como un masaje, pero deliciosooo! Haciendo círculos con mis nalgas, Aldo me las separaba, para luego juntarlas, y así una y otra vez, ¡podía escuchar sus suspiros entrecortados, sus jadeos contenidos y me sentía yo dichosa de ser deseada!

Esa caricia, hacía que, primero mis nalgas se abriesen, dejando entrar un airecito delicioso en mi agujerito posterior, para luego juntarlas, y con ese segundo movimiento, los labios de mi concha se frotaban uno con otro,…mmmm!,… ¡me estaba mojando con ese masaje eróticoooo!!! Pasado un buen rato, en el que casi no pude contener mis suspiros de gozo que ya me inundaban, decidí detener todo eso y hacer mi pequeño escandalote fingido,… pero no pude: una ráfaga de aire caliente se apoderó de mis nalgas: ¡OOOOHHHHHH!!!!!,… ¡con total atrevimiento, la lengua de Aldo se apoderó de mi estrechísimo ano!!!,….¡AAAAAHHHHH!!!, ¡en un segundo me enloqueció sentir su lengua experta, vibrante recorriéndome la cola, ensalivándomela con tanta deliciaaaaa!!!! Me costaba muchísimo trabajo controlarme, y mucho más el soltar gemidos de placer, los cuales debía sustituir yo por los suspiros de una persona que dormía,…

El dormitorio a oscuras, yo desnuda y siendo lamida en mi cola con tal delicia, me encendió tremendamente: no me importaba ya que mi buen amigo, con ese acto, echaba por tierra toda mi confianza en él,… y la amistaaaaad,… ¡pero es que me estaba excitando al máximooooo! Finalmente la cabeza me explotó y ya no quería nada más que ser cogida: estuve a un tris de olvidarme de la mentira esa de hacerme la dormida, y alzar mi cola desvergonzadamente, y pedirle a Aldo que me coma la concha con toda confianza,… y que me penetre ya, pero el sonido del timbre lo sobresaltó ¡Maldición, qué inoportuno!!, pensé. Aldo se fijó si yo seguía “dormida” y caminando en silencio, salió nuevamente del cuarto.

Acostada y haciéndome aún la dormida, me sobresalté al escuchar risas bulliciosas de hombres en la sala, ¡habían venido sus amigos!!! Eran tres amigos suyos, conocidos míos también: Pablo, un apuesto donjuán, Mario, un fornido moreno y Steve, un tipo alto, atleta y modelo de pasarela, que jamás podía tener una conversación decente sin hablar de sexo. Por lo que pude oír a través de la puerta, me enteré de todo: Aldo y sus amigos habían quedado días antes de ir a su depa a ver videos musicales y a beber unos tragos,… ¡y yo había caído al depa de Aldo, y ahí me hallaba desnuda y tirada en su cama!! Por un instante pensé en vestirme a toda prisa y salir a la sala, excusarme e irme disparada, pero,… la verdad no sé qué me detuvo: tal vez fue la excitación que me había prodigado Aldo o tal vez, el deseo de hacer otra locura,… no lo sé, ni siquiera el día de hoy.

Me quedé así nomás, desnuda y húmeda, siguiendo con el cuento ese de la borracha dormida. Desde afuera, la bulla de la música y las risotadas de los chicos llegaban a mis oídos: “¡carajo!” -pensé-, “estos se están dando la gran farra y yo con ganas de un trago,..” Pasado un buen rato, la música se paró de pronto y los chicos comenzaron a murmurar algo y luego a estallar en risotadas; no pude escuchar nada, pero era obvio ¡estaban hablando de mí! A pocos escuché frases cortas: que yo estaba adentro, poco más y desmayada de borracha, ¡luego hablaron de mi desnudez y de otras cosas subidas de tono! Siendo sincera, lo que escuché me excitó aún más,… me hizo estremecer: mi cabecita volaba sin control,… pensando si serían capaces,…

Pasó luego un cuarto de hora quizás y al parecer, ya bien borrachos, con la música otra vez a todo volumen, la puerta se abrió de nuevo, ¡era Aldo que volvía! Me quedé quietecita, dizque roncando y suspirando: quería ver qué me haría ahora. De afuera, se volvía a escuchar a los demás murmurando y riéndose quedamente. Sentí que Aldo se apoyaba con las rodillas a los pies de la cama,… a los pies de mi personita. Cerré yo los ojos, esperando,…. Al poco, sentí cómo me separaba las piernas lentamente, suavecito, como para impedir que yo “despertara” Yo temblaba de la ansiedad, ¡mi amiguito me preparaba para ser penetrada!! Yo me dejé abrir las piernas y no lo niego: la conchita se me mojó irremediablemente, imaginándome que iba a ser cogida “contra mi voluntad” (¡por que yo ya estaba bien despierta!,…) Me costó mucho trabajo contenerme y no gemir de gozo al sentir sus dedos abriéndome los labios vaginales y dando paso, lentamente, a su verga.

¡OOOOOhhhh!!!, no podía verle el pene, pero pude sentirlo deslizándose dentro mío, muy lentamente, ¡ERA GRUESOTAAAAAA, y me estaba dilatando la concha por completoooo!!! Jamás le había visto la verga a mi amiguito, pero sentirla así, enorme, abriéndose paso dentro de mis entrañas, lenta y suavemente ¡fue la dichaaaa!!! Ya sintiendo más confianza de mi estado de “desmayada”, Aldo me cogió de las caderas y comenzó a bombearme muy despacito: siempre me había gustado que me cojan con fuerza animal,… pero esta vez, siendo follada despacito, fue una nueva experiencia maravillosa para mí. Podía sentir con todo detalle cómo la cabezota de su verga se abría paso dentro de mí, abriéndome mis pliegues internos, para luego retroceder y quedar atorada por mis gruesos labios vaginales, impidiéndole así salir,…. Mmmm!,… ¡mi amiguito tenía una verga divinaaaa!!!!

Aldo me bombeó con toda confianza casi un cuarto de hora, conteniéndose de soltar gemidos de placer, mientras que yo,… haciéndome la dormida, exclamaba apenas,…

- ….Mmmm,… mmm,… mmmm,….

Quería que esa silente y pausada follada durase para siempre, pero mi conchita apretada lo impidió: Aldo se estremeció, soltó un gemido contenido y se vació, casi apenas sacándomela dentro, y me bañó las nalgas de lechada, ¡Ahhhhh, qué calientitaaaaa!!! El orgasmo me llegó mientras su abundante leche se derramó por encima de mí, dejando yo un pequeño charco alrededor de mi entrepierna: tuve que morder la almohada, para evitar soltar un grito de gusto. Sin hacer ruido una vez más, Aldo, mi amigo, se retiró del cuarto, dejándome satisfecha en extremo. Al rato que llegó afuera, les escuché soltando aplausos y risas con sus amigos, como felicitándolo, ¡y yo me sentía yo una zorra completa, pero lo estaba disfrutando enormemente!

Pasó un tiempo algo prudente y mis más locas fantasías se hicieron realidad; la puerta se abrió otra vez y yo apenas abriendo los ojos, y en la complicidad de la oscuridad, lo pude ver: el que entraba era Pablo, ¡esos habían decidido cogerme por turnos! Yo era entonces una perrita desvergonzada, lo admito, ¡pero nunca lo había hecho con varios tipos a la vez!!! Todos mis temores o vergüenzas ante la idea de ser prácticamente violada por cuatro chicos desapareció de pronto al ver bien a Pablo: ¡se estaba desnudando por completo frente a mí, dejándome ver su espléndido cuerpo y su verga larga y erecta al máximo!!! Me preparé entonces a lo que se me venía: cerré los ojos y aguardé ser cogida de nuevo.

La cama crujió sonoramente ante el peso del amigo de Aldo, que se encaramó encima mío con total desverguenza: casi al instante sentí sobre toda mi pielcita, sus músculos bien torneados y firmes, ¡pero lo más delicioso fue sentir su gruesa y erecta verga en medio de mis nalgas!!! Pablo tenía una pieza gruesota, de cabeza redonda, que así apoyada encima de mi culito, ¡era riquísimo sentir cómo goteaba ya leche y cómo abarcaba en largo mis nalgas por completo y más aún!! Mis amigas morían por el apuesto Pablo y yo iba a tener la dicha de entregármele.

Pablo comenzó a frotarse contra mí, jadeante: ¡ooooohhh!!!, ¡era delicioso en extremo sentir cómo su piezota la restregaba contra mis nalgas, embarrándome la raja del culo por completo con mis jugos y su lechada incipiente!!! Deslizando sus manos por debajo de mi cuerpo, el amigo de mi amigo se me prendió por completo de las tetas y me la clavó toda: ¡Wooow: que rica cogidaaa!!! Ya no pude contenerme; la pieza de Pablo la sentí golpeándome hasta lo más hondo, lo juro,… pero como debía seguir haciéndome la borracha, apelé a un artilugio para poder gemir al menos un poco, a mis anchas:

-…¡Mmmmm!,… ¡mhhhhh!!!,… César,… Césaaaaaar!!,…

César era mi enamorado de aquel entonces, y Pablo primero se detuvo,… pero luego supuso lo que yo quería: que creyese que estaba tan borracha que pensaba yo que estaba cogiendo con mi enamorado ¡Entonces la cogida empezó a volverse fenomenal!! Sintiendo la confianza de que yo estaba inconsciente de mis actos, pero consciente de que me estaban cogiendo, Pablo me alzó por completo y me dio con más fuerza, obligándome a ponerme en cuatro –mientras yo me hacía aún la desmayada-, pero penetrándome con furia, ¡así es como me gustaaaa!!!

- …¡Ahhh!,… mmmahh!,… ¡César,… Céesaaaarr!!,… ¡ahhh!!!-, gemía yo con los ojos cerrados, sintiendo con gozo loco cómo sus huevotes me latigueaban las nalgas.

La follada que me propinó Pablo duro muy poco para mi gusto: mi conchita estrecha le hizo explotar su lechada dentro de mí rapidísimo, ¡su vergota erecta y chorreante salió de dentro de mí sonoramente!!,… mientras yo, siguiendo mi pantomima, me dejé caer rendida sobre la cama, como una muñeca de trapo,… pero con una amplia sonrisa en el rostro,… y que él no vió. Haciendo como que yo cambiaba de posición en la cama de mi amigo, pude ver de reojo a Pablo vistiéndose: hubiese deseado ponerme de pie y meterme su verga en la boca por completo y no dejarlo ir, pero yo ya estaba descontrolada: quería probar más verga nueva.

La puerta se cerró nuevamente y volví a escuchar los comentarios de los chicos, ¡Pablo les contó que yo creía que follaba con mi enamorado! La estaba pasando yo fenomenal y quería más, ¡MUCHO MÁS! Sabía que faltaban aún dos chicos: entonces me decidí a mostrarme de otra forma al siguiente: me di vuelta y me abrí de piernas por completo, para regalarle el espectáculo de mi concha abierta ya sin remedio y rezumando semen.

El siguiente en entrar fue Steve, ¡ah: se quedó de una pieza viéndome desde la puerta del cuarto, toda abierta!! Estaba yo hecha ya una puta completa,… una puta borracha e inconsciente,… aunque ya la borrachera me había abandonado hacía rato. Quería ver yo su cuerpo de modelo desnudo, ¡pero el muy marrano no me regaló esa dicha!, solo se abrió el cierre y sacó su verga larga y coloradota. A pesar de eso, me sentí gozosa con su actitud para conmigo, ¡como si fuese yo cualquier cosa, me tomó de los tobillos y me arrastró hacia el borde de la cama, con las piernas abiertas al máximo!!

Estuve a punto de gritar de gozo de ser vejada así,… pero debía yo “seguir dormida”,… Mansita total,… me dejé arrastrar hasta el borde de la cama, sintiendo mi culo alzado de un solo tirón, y terminando con mis piernas medio muertas, alzadas del todo, colocándose Steve como si nada, mis tobillos en sus musculosos hombros, ¡Auuuuuuh: su verga se me incrustó toda de un solo empujón!!

Solté un gemido gutural, casi animal: ¡si no me hubiese controlado, hubiese abierto los ojos enormes, casi saliéndoseme de las órbitas!! Mi concha mojadísima y aún media llena de leche, sonó con fuerza, al recibir el envión de ese animal que me penetraba a su entero gusto.

- …¡Mmmm!,… ¡mmmmhhh!!,… ¡Cé,… saaar!!!,… ¡Cé,…SAAAR!!!,… - gemí apenas controlándome, fingiendo pero crispando el rostro, con los ojos cerrados, sintiéndome estremecer toda, convulsionando ante las potentes y fortísimas embestidas de ese salvaje que parecía que deseaba partirme toda.

¡Quería gritar como una marrada: ME ESTABA ZAMAQUEANDO POR DENTRO, ME LA ESTABA HUNDIENDO HASTA HACERME DOLER POR DENTROOO!!!; Steve era un maldito salvaje; me penetraba como si en eso se le fuese la vida, sin importarle los salvajes golpes que me daba con su pelvis contra la miaaaaaaaaaa!!,…mis piernecitas volaban de un lado a otro con cada embiste,… ohhh!,… mi conchita rojísima ya de tanta penetración soltaba a la vez semen de todos ellos con cada golpeteo, manchándome desde el ombligo hasta el agujero del culo,… mmm,… y dejando manchones de lechada por toda la cama!

Con los ojos cerrados, comencé a contraer mi conchita con fuerzaaa!!!, ¡quería sentir su verga gruesa, su cabezota inmensa haciéndome daño por dentro con cada penetradaaa!!! ¡AHHHH: SEGUÍA YO CASI GRITANDO EL NOMBRE DE MI NOVIOOO, MIENTRAS GOZABA SIENDO LA PUTA DE OTROOOOS!!!

Casi terminé llorando: Steve hizo que yo me corriese con fuerza, ¡y no paró su fortísimo mete-saca hasta hacerme tener otro orgasmo casi de inmediatooo!!! Apenas terminó de llenarme,… hasta casi hacerme sentir su caliente lechada hasta mis narices, me dejó caer en la cama. No le interesaba yo para nada; solo era yo una puta, borracha y desnuda, así que ni se inmutó cuando yo me giré y me puse casi en posición fetal, y me tomé la raja con la mano: ¡no paraba yo de soltar semen por mi agujerito entreabierto!,… me dolía, me ardía, sí,… pero sentía a la vez que me moría de gozo, de dicha!!,… de ganas de quedar inconsciente a punta de machos en celo,…

Faltaba Mario; realmente nunca me interesó como hombre hasta ese momento, pero,… en ese momento, había algo que me excitaba sobremanera; mi agujerito posterior ya había dejado de ser virgen, pero aquella noche, ¡simplemente moría yo por una verga grande y gruesa me partiera por el culooo!!, ¡Dios!, ¿qué me pasaba?, no era el alcohol, ni que yo fuese en realizad una zorra,… ¡era el sentir mi cuerpo sudado, violado, oliendo a hombres,… y recorrido por un prolongado placer insanooo!!! Solo tuve que imaginarme la verga de Mario, larga, oscura y lo suficientemente grande para hacerme gritar y convulsionar por ahí atrassss!!, no lo pensé dos veces.

Apenas entró al dormitorio, hice mi última actuación de borracha: me desperecé como si ni siquiera supiese que él estaba ahí; con los ojos cerrados, gesticulé incoherencias y me arrastré haciéndome la semi-inconsciente, tomé una almohada y quedando boca abajó, la abracé, casi enroscándome en ella,… quedando ante Mario semi arrodillada y con el culo en alto, ofreciéndoselo así.

Me quedé ahí, respirando más tranquilita; cerré los ojos y esperé ansiosa: Mario cerró bien la puerta del dormitorio; al fin podría yo si quisiese, gritar y gemir a mis anchas.

Sentí el “¡click, clikc!”, de su correa abriéndose y luego su zípper: mi ano palpitó por un instante, anhelando ser abierto también. No pasó casi nada antes de sentir su mano de macho ansioso cogiéndome con toda confianza las nalgas,…. Mmm,… amasándomelas,… mmm,… echándome ansiosos vistazos a mi agujerito posterior, mientras jadeaba y se masturbaba conmigooo!; Mario al parecer se quedó pensativo un rato y luego, ¡me estremeció toda al meterme casi por completo su índice en el ano!!! No me pude contener y mis nalgas se me contrajeron de inmediato, deliciosamente, aprisionándole el dedo dentro de mi estrecho conducto; gemí suspiré y estuve a punto de rogarle en voz alta, que me viole por el culo,…
¡Me iba a volver locaaaa!, a su primer dedo intruso le siguió otro,….y luego otrooooo, Y LUEGO OTRO!!! Mi ano fue dilatado así por completo por ese salvaje que gozaba como loco abriéndome así, casi como advirtiéndome que me vendría por atrás algo aún mucho más grande y placentero; siguiendo con esa farsa de hacerme la dormida y desmayada, separé un poco las piernas para permitirle que me metiese casi toda su mano en mi ano hasta los nudillos,… y aún sabiendo yo muy bien que iba a gritar como loca si se atrevía a meterme un dedo más,…

¡Quería que me ensarte su verga por atrás de una buena vezzz!!!,… pero ese enfermo disfrutaba como loco metiéndome la mano por atrás. Yo no paraba de suspirar y al parecer eso lo excitaba más, ya que al rato se acomodó casi como para seguir introduciéndome su mano y ver a la vez mi carita tirada en la almohada, con los ojos cerrados y suspirado con fuerza por mis labios entrecerrados.

Pasado un rato, pude percibir en mis labios un sabor deliciosamente familiar para mi: no necesité abrir los ojos para darme cuenta que Mario me estaba pasando la cabezota de su verga por mis labios, ¡wow: sí que la tenía ben grande!!; como queriendo evitar que yo “volviera en mi”, se esforzaba en tratar de que su pieza se abriese paso por entre mis labios entreabiertos para hacer que se la mamase a la fuerza.

No puedo negar que estaba algo decepcionada: sus dedos en mi culo me daban a la vez dolor y placer si, ¡pero yo quería esa piezota abriéndome la cola!!, pero ni modo: al parecer mi pantomima de estar desmayada le excitaba tanto que no deseaba despertarme con semejante –y de seguro-, brutal vejación. Al poco, dos dedos de la otra mano de Mario se prendieron de mi nariz firmemente; me obligaba así a que abriese la boca y respirara así (¡seguro que ese animal ya había disfrutado de otra chica borracha e inconsciente como yo!) Mansita como estaba yo, simplemente le seguí en el asunto: abrí a medias mi boca y dejé que Mario me empujara la verga buscando que se me metiera toda, hasta la garganta.

¡Qué preciosa vergaaaa! Tenía una cabezota grande, caliente y palpitante, que casi se amoldaba por completo a toda mi bocaa!,… cual si fuese yo una bebita que chupa su chupón, yo empecé a chuparle la cabezota de su verga, insistentemente, chupándosela casi con fuerza, mientras él no dejaba de jadear y machacarme el culo con sus dedos!!, ¡ERA UNA SENSACIÓN INCREÍBLE!!!, su verga me inflaba los cachetes desde dentro, tratando de metérseme toda y sus dedos gruesotes en mi ano me hacían lagrimear de gozo, mientras mi conchita se mojaba sin parar y me era invadida por muy fuertes espasmos,… mmmm!!! Mario estaba gozando como loco con mi boquita y eso tuvo sus consecuencias muy rápido para mi gusto: casi como descorchando una botella de espumante, Mario se esforzó para sacar su pene de dentro de mi boca insaciable, para casi de inmediato descargar una inmensa cantidad de semen caliente y espeso por mi boca entreabierta, mi cara, mi cara y la almohada de la cama de mi amigo Aldo. Mario debió sufrir un espasmo de placer muy fuerte casi al instante, ya que jadeó con fuerza y casi con rabia; así me dejó notar que mi mamada fue tan espectacular que nunca antes se había venido tan rápido.

Imposibilitado de seguir dándome guerra –al menos no por el momento-, Mario se subió las pantalones, guardó si desfalleciente pero enrome verga y salió del cuarto, satisfecho, pero imagino que algo avergonzado. Yo por mi parte, apenas entrecerró la puerta, musité un débil “gracias”, pensando en que probablemente mi aventura ya llegaba a su fin, y mientras me relamía sin ningún pudor la lechada de mis labios y cara: siempre me ha encantado el sabor del semen, el cual para mi es un manjar delicioso.

Al rato escuché de nuevo voces de los chicos afuera, en la sala: Aldo, mi buen amigo, le recriminaba a Mario, quién le había confesado el hecho de que me había bañado la cara con su lechada. Al poco rato el bueno de mi amigo entró de nuevo al dormitorio y con infinita ternura se dio el trabajo de limpiarme la cara con un pañuelo: esos detalles son típicos de mi amigo Aldo, siempre tan bueno con los demás y conmigo, y a la vez que, imagino, temía que yo, su mejor amiga, volviese de su estado de inconsciencia y “descubriese” de que él y esos otros tres de sus amigotes, le habían violado a su real gana. Lo que sí, es que Aldo no me descubrió el cuento ese de estar dormida como piedra,… ni mucho menos se dio cuenta que casi no le costó esfuerzo limpiarme la cara de lechada,… y qué decir: estuvo deliciosa.

Tras esto, Aldo y sus amigos volvieron a dejarme ahí tirada mientras bebían y hablaban acerca de qué hacer: discutían entre si hacer una pausa y volverme a coger en turnos o dar todo eso por terminado para que no les descubriera, ¡si fuese por mi, hubiese votado porque me dieran verga hasta el amanecer y de ser posible, entre dos, tres ó todos a la vez!!, pero ni modo: yo no tenía voz ni voto. Estaba tan excitada que no me hubiese importado esperar que se decidieran,… pero no pude: soy una borracha y de tanto escuchar las botellas de cerveza que abrían y los vasos que llenaban y vaciaban, mi sed pudo más; tras un buen rato, me vestí y con mi cara de juerga tremenda (la única que tengo), salí y me les uní como si nada; ¡se la creyeron todita!, me recibieron aliviados al contarles yo que “solo recordaba haber estado tomando cerca a la universidad y luego despertar en casa de mi buen amigo Aldo”,…

Pero siendo sincera, ya no podía ver a los chicos como antes, en especial a Mario; no sé si lo disimulé o no, pero me moría de ganas de que se me volviese a subir el alcohol a la cabeza y me atreviese a insinuármele y lograr finalmente que me llevase a un hotel y ahí si, rogarle que me rompiera el culo con su verga animal,… pero no llegó a suceder: fiel a mis debilidades, simplemente terminé la velada emborrachándome de nuevo, y esta vez si, uno de los chicos me llevó en un taxi directo a casita.


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