30 jun 2011

Sexo y humor-XII

Teen hot-VI

De dueño de burdeles a candidato estrella de la oposición tailandesa



El ex magnate de la industria del sexo en Bangkok Chuvit Kamolvisit reconoce que los prostíbulos le permitieron amasar una fortuna con la que financiará su campaña. Prometió terminar con la corrupción policial.

"Mis aspiraciones no son ganar las elecciones, sino formar parte de la oposición para controlar al Gobierno y luchar contra la corrupción", explicó a EFE este político, a punto de cumplir 50 años. Uno de los eslóganes de su partido, Rak Prathet Thai ("Ama Tailandia"), no deja lugar a equívocos: "Quiero estar en la oposición para luchar contra la corrupción".

"El sexo no es malo, yo diría que lo malo es que no haya sexo", afirmó el antiguo proxeneta, sentado en la sede de su partido, junto al parque Chuvit Garden. En un país donde la prostitución es ilegal pero se ejerce abiertamente y atrae a legiones de tailandeses y extranjeros de medio mundo, el ahora candidato califica de hipócrita la actitud de las autoridades.

"¿Cómo van a resolver un problema si niegan que existe? Yo estuve en el negocio y entiendo lo que ocurre. Si son ilegales, no pagan impuestos y, sin esto, no tienen derecho a seguridad social y la Policía se aprovecha para pedir sobornos", explicó.

En las publicidades electorales del partido, Chuvit adopta poses teatrales, con el ceño fruncido y manos en la cabeza o junto a su perro, para expresar en clave de humor la desesperación ciudadana ante la corrupción y las políticas fallidas de las mayores formaciones.

El ahora devenido político creó una cadena de enormes complejos camuflados con la etiqueta de masajes de lujo donde mujeres ofrecían servicios sexuales tras un baño de espuma, una actividad ilegal consentida por la Policía, se dice que a cambio de sobornos. Aunque no todos le creen, este personaje, que para algunos encarna como nadie la figura del explotador de mujeres, asegura que se deshizo de todos sus locales tras el escándalo que lo llevó a la cárcel por un mes.

En venganza, Chuvit reveló los sobornos millonarios que había pagado a la Policía durante diez años para que hicieran la vista gorda a las actividades sexuales ilegales que se llevaban a cabo en sus reductos, a los que ciertos agentes con poder acudían con regularidad para cobrar en especias.

En 2003, el empresario contrató a cientos de personas que, provistas de maquinaría pesada, en una madrugada demolieron todos los locales ubicados en una zona central de Bangkok y sobre un terreno de gran valor que desde hacía años tenía arrendado a particulares. Su actitud sorprendió a los arrendatarios cuando por la mañana acudieron a sus negocios. Posteriormente, organizaron una protesta y presentaron una denuncia ante un tribunal.

Chuvit cuenta que se negó a pagar la exorbitante suma que la Policía pidió por no detenerlo. Los vericuetos de la Justicia tailandesa jugaron a su favor: fue absuelto pero tuvo que despedirse para siempre de su proyecto de construir un gran hotel y ceder el terreno para hacer un parque que hoy lleva su nombre. "Los sobornos y la corrupción están muy arraigados en la sociedad tailandesa por una tradición de favores y padrinazgo de las autoridades, a la que hay que complacer continuamente", explicó Chuvit.

Ahora asegura que, tras aquella experiencia, decidió vender los negocios de masajes y actualmente sólo dirige un hotel de la capital, además de perseguir sus ambiciones políticas.

(FUENTE: america.infobae.com)

Miluska de Perú









28 jun 2011

Monica Bellucci posa desnuda a los 46 años



Para Monica Bellucci, la edad no es impedimento para realizar una atrevida sesión de fotos. A sus 46 años, la actriz se animó a posar desnuda para la revista Elle.

Monica Bellucci no tuvo reparos en aceptar la propuesta de la publicación. Es impresionante ver a la actriz de 'Matrix Revolutions', tal y como Dios la trajo al mundo.

Además, la sensualidad y coquetería que caracteriza a Monica Belucci, la hizo deslumbrar en cada fotografía, donde mostró que conserva un buen y perfecto físico.


(FUENTE: netjoven.pe)

27 jun 2011

¡Qué tal suegra!



Un día un tipo llega a casa de madrugada con una tremenda borrachera; bruto como estaba se confunde y en vez de meterse en su dormitorio, se mete en el cuarto donde duerme su suegra: se le va encima, le rompe el camisón, se la mete patas al hombro, la obliga a chupársela, se la mete por el culo y le termina dentro, ¡en pocas palabras, le da de alma!!

después de violarla, el tipo se queda dormido de puro borracho. Apenas amanece, la suegra se para como puede y va y le cuenta todo a su hija:

- ...¡PERO,... PERO MAMAAAAAÁ!!! -se indigna la hija-, ¡¿PORQUÉ NO LE DIJISTE QUE SE DETENGA?!!!!
- ¿QUÉ COSAAAA?!!!, ¿Y TENER QUE DIRIGIRLE LA PALABRA AL IMBÉCIL DE TU MARIDO AL QUE NO LE HABLO HACE 10 AÑOS???!!, ¡PRIMERO MUERTA!!

Travesti gozando en el piso del baño

Sexo rudo (1)

Pamela, mi novia, la actriz (4)



Un relato de: Krakkenhere.

El verano era insoportable; hacía un calor como para achicharrarle las ideas a uno. Después de que Pamela, mi novia, trató de pegarla como reina de belleza, se me había hecho humo; ¡justo cuando yo me estaba acostumbrando a sacarle el jugo a sus recién estrenadas “chichis” de silicona (valgan verdades, se sienten como las naturales), jugueteando con mi pene en medio de ellas. Una escueta llamada telefónica de su parte, fue lo único que recibí:

- …Me voy a la playa por dos semanas –dijo alegremente-, cuídate amorcito, ya vuelvo,…

Pasado ya ese tiempo, y sin tener yo razón de Pame, me hallaba yo totalmente intrigado y aburrido; como todos en la ciudad, mis amigos y conocidos habían pasado delante de mí diciéndome lo mismo:

- Chau, nos vemos en la playa,…

La ciudad no solamente era asfixiante, ¡se había vuelto una reverenda oda al aburrimiento!: ni conciertos, ni películas de estreno,… discotecas vacías, bares medio desiertos, en fin, todo el movimiento se había trasladado al circuito de playas. Así me hallaba yo cruzado de brazos sin saber qué hacer. Si no iba a la playa como los demás, era por que me había caído la horrenda maldición del verano, ¡me había quedado sin plata!, así que no me quedaba de otra: tenía que hacer de tripas corazón y tirarme panza arriba en la cama, “mirando las musarañas” y aguardar pacientemente el fin del mes y mi paga.

- …Mmmm, ¿cómo es posible que se fuese a la playa sin decirme para ir?...-, pregunté en voz alta, intrigado, preguntándome si Pame se había “tomado unas vacaciones” de su extraña e insana forma de “practicar actuación”, para intentar –hasta ahora, en vano-, ser una actriz famosa.
- …Seguramente tenía una misión secreta qué hacer,… -, me respondió desde mi cintura, Brenda.

Así es; la pequeña Brendita, la joven mujer policía (la misma del episodio 2); al menos ella se había quedado en la ciudad, y me ayudaba a matar el tiempo en esas tardes calurosas; ¡seguía pensando que Pame trabajaba en Inteligencia policial!. Es lo bueno de los policías y militares: cuando se creen el cuento de su “infalible” sistema castrense, no hacen ninguna pregunta. Levanté la cabeza y acaricié con ternura su cabeza, revolviéndole su cabellera ondulada, a la vez que hacía caer sobre la cama su gorra de reglamento. Ella me miraba tiernamente, mientras lamía y chupaba sonriente mi verga erecta, degustándola como un delicioso dulce: el calor nos tenía a los dos sudando a mares y el zumbido del consolador eléctrico que tenía ensartado en el culo casi nos adormecía, como canción de cuna.

- …¿Me la vas a meter por atrás? –me dijo, mientras se sacaba entre gemidos el aparado de dentro suyo-,… mmm,… tengo ganas de que me llenes de leche mi culito,…

Desde chiquito me han enseñado que a una dama no se le hace esperar, así que me apresté a complacerla, mientras Brendita me daba las espaldas, alzando el culo frente a mis narices cual gata, sonriendo golosamente, y ofreciéndome su ano entreabierto. Definitivamente, sin la compañía de Brendita, esas semanas habrían sido insoportables:

- Ábrase de nalgas, Cabo,... -, le ordené.
- …¡Mmmm!!!,… sin dudas ni murmuraciones, Señor,…

Ya de noche, cuando Brenda se fué, recibí un mensaje de texto en mi celular: era de Pamela. “MAÑANA TE ESPERO EN LA PLAZA A LAS 3, AMORCITO”. Casi tiro con fastidio el celular al piso, ¡cómo se le ocurría citarme en domingo, qué lata!!

Domingo en la tarde. Una tarde calurosa, obviamente. Sentado en una banca de la plaza; no podía sentirme más idiota. ¿Saben quiénes están en la plaza en esas horas?: empleadas del hogar con sus novios, paseando perros o cuidando críos. Cadetitos de la Escuela Militar, abuelitos alimentando las palomas, conscriptos de Servicio Militar en asueto, provincianos recién llegados, gringos mirando todo con cara de babosos y hippyes “pasadazos” que te ofrecen marihuana con insistencia y pésimo disimulo (por que te han confundido con un gringo). Todo eso sazonado con artistas y vendedores ambulantes y uno que otro evangelista (más “pasado” que los marihuaneros), tratando de “iluminarte en el camino de la salvación”, desde su púlpito improvisado. Eran las 3.30 de la tarde, Pamela no aparecía y yo ya estaba a un punto de salir disparado de ahí, cogiéndome la cabeza con ambas manos de la desesperación.

- …¿Está esperando a su novia, joven?,...

Ni siquiera levanté la cabeza: por el tono cantarín de su voz, reconocí de inmediato que la chica que se había sentado a mi lado en la banca provenía sin duda de la selva: ¡mierda, lo que me faltaba; una empleada queriendo conquistarme!!!

- …Pero si “usté” no tiene novia, joven,… podemos pasarla bien rico,… -disparó de frente, riéndose y usando el tono lascivo típico de las fogosas chicas amazónicas en esos casos-,… la “doña” no está en casa,… mmm,… y “mi palomita” no tiene dueño, ¡jijijiji!!!,…
- …Mira pequeña,…-le interrumpí-, no te lo tomes a mal; pero, es que,… no eres mi,…

En ese momento levanté la vista a verle: estaba vestida con uniforme negro, de falda larga, cuello blanco y zapatillas baratas, también blancas. Era muy simpática, de formas generosas y apetecibles, y bien notorias bajo su uniforme. Su piel tenía un tono azúcar moreno que realmente era delicioso. Su rostro vivaz se iluminaba por su par de bellos ojos color caramelo, enmarcados por su larga melena negra azabache. La empleadita me miraba con una sonrisa cómplice, como si me conociese y esperase que le reconociera. Por un instante, comencé a verle el rostro, tratando de recordar si le conocía.

- … Hola amorcito,… -, me dijo de pronto, y sin ningún dejo en su voz.

¡Pamela lo había hecho de nuevo!; y esta vez estuvo a punto de engañarme por completo. Ya repuesto yo de la impresión inicial, comenzamos los dos a pasear por las calles del centro de la ciudad, tomados del brazo. Mi enamorada estaba complacida de su magistral “actuación”.

- … Así que ahora estás de empleada,… -, le dije después de un rato.
- Así es. Me gustó esa película con la Jennifer López–me respondió Pame-, y a decir verdad, siempre me interesó saber cómo era la vida de las sirvientas de mis papis,…
- …¿Y no bastaba con preguntarles?,…
- No; sobre todo ahora que están de moda las películas con el argumento ese de “la moderna cenicienta”,…
- Mmmm,…. oye, ¿y cómo le hiciste con esto?-, le pregunté, mientras pasaba mi dedo por encima de su brazo, refiriéndome a su cambio de tono de piel.
- …!Ahhhh!, fácil: aproveché que estaba en la playa –me dijo-, estaba tirada como lagarto en la arena cuando una amiga me dijo: “¡deja de broncearte tanto: ya pareces negra!,…ya tenía yo la idea de hacer de empleada; un amigo actor de teatro me recomendó un maquillaje corporal,… pero de pensar en maquillarme de pies a cabeza todos los días, me dio flojera. Esto resultaba más práctico,… con el cabello solo hizo falta una teñida y el acento de selvática es sencillo: soy buena fingiendo la voz,…

Mientras Pame me contaba lo que estaba haciendo, se me vinieron varias cosas a la cabeza: ¡diablos, ojalá que ninguno de mis amigos me vea con ella como estábamos en ese rato, con ella colgada de mi brazo por la calle!,… no lo tomen a mal: no soy racista ni mucho menos clasista,… solo que, si me viesen, pues mi prestigio de conquistador se vendría por los suelos: ¡ustedes saben lo despectivas que son las mujeres con las de su propio género!, no contentas con decir cosas como “…¡aggh y es una empleaducha!...”, después se la agarran contigo y te hacen una “famita” que para qué les cuento; a pesar de Pame era mi novia, ella era tan liberal que siempre tenía yo la opción –consentida claro está-, de poder procurarme algún polvo por ahí, de vez en cuando. Al mismo tiempo de mis temores con respecto a la opinión de los demás, me asaltaban a la mente otras ideas, más bien morbosas: decenas de amigos míos habían tenido “su primera vez” con sus respectivas sirvientas (consentido o no). En casa de mis padres nunca tuvimos empleada del hogar,… y al no haber tenido yo esa experiencia pues me encendía la idea de poder jugar con Pame a realizarla: además, disfrazada como estaba, era una empleada realmente excitante,…

Según me contó mi enamorada, una vez logrado su cambio de personalidad, fué a una agencia de empleos: no tardó en conseguir una casa dónde “trabajar”. Era una familia de tres: padre (un importante ejecutivo minero), madre (una señorona sin nada qué hacer), una hija (la típica chiquilla petulante). La casona en que vivían era inmensa y ubicada en muy exclusivo barrio; sólo le daban libre el domingo así que, Pame, insaciable como solo ella, quería que le visite en la casa, entre semana y cuando la familia estuviese ausente. Su labor de limpieza y cocina era agotadora, al igual que tener que aguantar los caprichos de la familia a la que atendía. Es entonces que Pame me insistió en ir con ella a un cine cercano, a proseguir con su embuste: era un cine de mala muerte, donde las sirvientas de franco acostumbran ir a ver películas acompañadas por sus novios.

Mientras hacíamos cola para entrar, un rápido vistazo me hizo darme cuenta de que todos nos miraban: las otras sirvientas, que me miraban con mirada de lascivia contenida: sus novios me clavaban la mirada, sin disimular las ganas de matarme, debido a que sus novias me veían: ¡fue la única vez en mi vida que me sentí todo un “cuerazo”!, quién lo hubiera dicho, pero en fin,… Ya sentados en nuestras butacas, continuamos nuestra conversación, ahora a susurros, mientras apenas le prestábamos importancia a una horrenda peli hindú:

- …Al parecer en este asunto no me necesitas para nada -, le dije entonces.
- No creas: ya te conseguí algo qué hacer – me respondió-, la señora de la casa necesita un jardinero y le dije que mi novio lo era,…
- ¿Jardinero yo? –le dije-, ¡pero si a mí se me morían los “Tamagochis” a los tres minutos!,…
- …¿Qué tan difícil puede ser?!,…- me replicó-, regar, podar y nada más,…
- ¿Pero de qué te sirve que yo esté ahí?,…
- Me sentiría más cómoda si estás cerca para cuidarme,… el viejo es pesadísimo- me contó, refiriéndose al dueño de la casa, el ejecutivo-, cuando está en casa, no pasa un segundo sin que se me acerque por atrás y ¡zas!, me meta su dedazo en el culo,…
- …¿Eh?,.. ¿y cómo así?,…

Pame me miró en la oscuridad, sonriendo de oreja a oreja, mientras se desabotonaba por completo su uniforme, abriéndolo por delante, y mostrándome su escultural cuerpo desnudo, mientras me decía:

- …Es que el Señor de la casa se dio cuenta que,… como toda chica de la selva, soy bieeen ardiente,… y no uso ropa interior,… -, me dijo con ese delicioso acento de fogosa amazónica, mientras se abría de piernas en su butaca.

¡Esa era otra razón por la que me quería cerca!, claro, como no la dejaban salir más que los fines de semana, mi novia estaba que ardía. Sin importarle que estábamos en un cine, Pame me tomó de los cabellos con fuerza, para enterrarme la cabeza entre sus piernas, ansisosa de que me coma su coño; mmmm,… ¡cuánto me encantaba bañarme en los jugos de mi novia!; con la oscuridad como cómplice, mi novia soltaba sin pudor sus contendido gemidos mientras yo devoraba su vagina insaciable. Tras un buen rato de disfrutar de mi lengua, Pame me hizo sacar mi rostro de su entrepierna, para luego montarse encima mío, cabalgándome a horcajadas, hundiéndose mi pieza en sus entrañas: mientras gozábamos de tan belicosa cogida, me dí cuenta de inmediato que nadie nos iba a interrumpir: por todas partes de la platea, otros tipos disfrutaban del sexo oral que les brindaban sus parejas, animadas por nuestra actitud desinhibida, ¡el cine era un concierto de gemidos apagados!. Después de que llené a mi novia con mi leche, fui al baño del cine; al salir de él, una ya madura y exuberante sirvienta pasó enfrente mío, mirándome sonriente: un movimiento rápido de su mano me dejó paralizado:

- ….¡Mmmm: qué buena verga tienes, papito; que tu novia la disfrute,… por mientras,…- , me dijo mientras me pellizcaba picaronamente el bulto, para luego desaparecer rápidamente. Tal vez no era tan mala idea que tuviese de novia “de mentiritas”, a una empleada del hogar.

Las siguientes semanas adopté mi nueva rutina: en pocos días de hacerla de jardinero (“Mario”, el jardinero), al poco tiempo, yo ya estaba lo suficientemente bronceado como para que pareciese otra persona: la “doña” de “Ramira” (que era el nombre que adoptó Pamelita y que al escucharlo casi me cago encima de la risa), desde el primer instante me clavó la mirada en el bulto; era una rubia blancota y elegante mujer de unos 43 años y que, a punta de gimnasio, cirugías y otras perlas, mantenía una pinta juvenil y un cuerpazo muy apetecible: su nombre no podía ser más apropiado: Conchita. Aquel mujerón no me dejaba un instante de respiro; haciéndose la vista gorda de que sus rosas se morían apenas les ponía la mano encima, me tenía todo el día cargando muebles y cuadros por todo el caserón, disfrutando como loca poniéndome sus tetazas en la cara, cuando le sostenía la escalera para que cuelgue algún cuadrito que recién había comprado; ¡habré trabajado duro aquel verano!,… y para colmo mi insaciable novia no me dejaba irme al caer la noche: me tenía que quedar en la calle esperando que la señora Conchita saliese a sus reuniones de tías para, ya solos, juguetear a “métemela pero en silencio que nos van a pescar”: terminaba yo hecho polvo, pero no puedo negar que ese jueguito de polvos intensos y fugaces (en la cocina, contra el refri, bajo las escaleras, entre los arbustos cerca de la piscina), tenían su encanto: el de la emoción de ser descubiertos. Mi favorito era al que le decíamos “entra por la ventana y viólate a la empleada”,… mmm, se me hace agua la boca recordarlos.

Tanto ajetreo también tuvo otros beneficios: de tanto meter pala al inmenso jardín, mis músculos tomaron mejor forma que si hubiese ido al gym,… aunque eso no parecía interesarle a la otra mujer de la mansión: la hija de la señora Conchita. Se llamaba Bridget y era una escultural jovencita de unos 20 años: alta, de carnes generosas (tetas grandes y golozas, carnosas y bien formadas y un precioso culo grande y paradito), rubia y blanquísima, se me hacía una idea de cómo fué la madre de joven,… lo malo es que mi (en ese momento) torso musculoso, bronceado al sol y sudado (la mamá prefería verme con el torso desnudo trabajando), a la beba de la casa parecía no llamarle la atención: todas las tardes partía a divertirse a bordo de carísimos autos, junto con sus imberbes y platudos noviecitos: eso no me molestaba, lo que me indignaba era que, cada vez que pasaba por mi lado, su preciosa boquita roja se contraía en una mueca para luego soltar un “…¡aggg!” realmente desagradable. “¡Ya verá esa mocosa creída!”, pensaba yo.

Una noche, en el diminuto dormitorio de “Ramira”, (en el área de servicio de la mansión), tirado yo en su cama, rendido, y acariciando su culito abierto y rezumando mi leche fresca, acabadita de soltar en su agujerito, recibí de Pamelita, mi novia, una insólita y excitante propuesta. El asunto era el siguiente: durante sus escasas salidas del mes anterior “Ramira” (o sea, Pame), había hecho migas con algunas de las sirvientas que trabajaban en el barrio exclusivo donde quedaba la casa; entre ellas, estaba Francisquita, una delicada y tímida chiquilla, recién llegada de la selva (de dónde se “suponía” que era Ramira). La pequeña Francisquita estaba enamoradísima del hijo de sus patrones (un mocoso creído, que sólo se fijaba en chiquillas aventajadas), la pequeña sirvienta era aún virgen, y estaba deseaba aprender los secretos del sexo, para así tratar de conquistar al mocoso. En pocas palabras, Pame quería que yo iniciase en el sexo a la chiquilla.

- …Le dije que mi novio no se hacía problemas en enseñarle cómo comportarse con un hombre,…- me dijo mi novia, sonriente, usando ese dejito de mujer de la selva.
- …¿Y cómo la convenciste?,…
- ¡Ayyy, papito!,… -exclamó divertida-, ¿no sabes que en la selva, todas las mujeres se inician así?, ¡es lo más normal del mundo!!!,…

Decidí ya no insistir más: de todas maneras, ya sabía yo que Pamelita, como siempre, ya se había encargado de todo, y que yo terminaría piándola de lo mejor, con una linda niña. La noche siguiente Pame me hizo entrar de nuevo por la ventana, como un delincuente; a susurros (la doña y su hija estaban en casa y el papá, como siempre, estaba de viaje) me pidió que me desnude por completo y que espere, acostado en la cama. Ya preparado y con el miembro erecto y listo para la acción, Pamelita apagó las luces y salió del cuarto, caminando de puntitas. No tardó casi nada y, cuando se abrió la puerta, pude yo ver en la penumbra, la silueta de Pame (vestida con su uniforme), trayendo de los hombros, frente a ella, a una delicada y diminuta figura de una chica: era Francisquita: era una beba pequeñita, de formas muy suaves e incipientes; por un instante pensé que era menor de edad, hasta que recordé que las chicas de la selva primero tiene el cuerpo de niñas, y en un abrir y cerrar de ojos sacan un cuerpazo digno de los montes salvajes de donde proceden. Al verla con detenimiento, era una chiquilla preciosa; piel suave canela, ojos grandes y negros como la noche y una larguísima cabellera azabache, que se perdía en su culito redondo y apretado.

La escena no podía ser más excitante: Pame, en silencio, comenzó a desabotonar el uniforme de la jovencita; cada botón que se abría me dejaba ver su piel desnuda y virginal, encendiéndome más y más. La pequeña me miraba embelesada, algo temerosa, pero completamente atenta a cada centímetro de mi cuerpo desnudo. La pequeña Francisquita, ya completamente desnuda, era un caramelo delicioso para ser degustado: apenas Pame la desnudó -dejando caer su uniforme al suelo-, Francisquita trató de cubrirse sus jóvenes y excitantes carnes; era delgadita, pero de anchas caderas, con unos senos redonditos, de pezones oscuros y bien paraditos. Su entrepierna estaba deliciosamente adornada por una frondosa mata de vello púbico, cual una hermosa almohada, salvaje como las tierras de donde ella procedía. Me excitó locamente verla pudorosa, tratando de taparse el sexo y sus tetitas con ambas manos, bajando la vista, sonrojándose y luego sonriendo, mientras le echaba un vistazo a mi verga, totalmente erecta apuntándole lista para penetrarla.

Pamelita también estaba encendida a mil, mientras la empujaba hacia la cama, anhelando ver ya que desvirgue a la muchachita:

- Ve con él,… -le dijo mientras la empujaba con insistencia-, no le tengas miedo: yo estaré acá, mirando,...

Francisquita caminaba hacia mí, como contando los pasos; yo mientras tanto le esperaba ansioso, acostado en la cama, tendiéndole la mano, animándola a proseguir. La chiquilla me miraba fijamente, con ojos brillantes, y ya mucho más serena, hasta sonriente: su incipiente líbido comenzaba a hacerse presente, al ver que el momento de la verdad se aproximaba. Apenas la tomé de su manito, no me costó casi nada atraerla hacia mí, haciéndola acostarse suavemente sobre mi pecho. Mi pinga creció aún más al sentir su piel suave y tersa en contacto con la mí, mientras ella acariciaba mi pecho con curiosidad, mientras que sus pechitos, en contacto conmigo, temblaban.

- …Joven Mario,…-me dijo de pronto, viéndome fijamente con sus ojos inmensos, negros como la noche-, sea cariñoso conmigo, por favor,…

Sin decirle nada simplemente sonreí, para luego besarla delicadamente en la boca; a partir de ese momento la mocosita se deshizo cual mantequilla sobre mi persona: obviamente, era el primer beso de su vida. Mientras Francisquita cerraba sus ojitos, me abrazaba con fuerza del cuello y no dejaba de besarme en la boca, comencé lentamente a recorrer su cuerpito con mis manos: si piel morena era suavecísima, ¡hasta por un instante pensé que llevaba puestas panties, a acariciar sus piernecitas. Un estremecimiento le recorrió con fuerza su cuerpo, junto a un suspirito ahogado, cuando posé mi mano sobre su rajita aún virginal, en ese momento la joven empleadita me apretó el cuello con sus brazos, aún con los ojos cerrados, y comenzó a jadear agitadamente, mientras el resto de su cuerpo se movía sin control, en ondulantes contorsiones de placer.

- ….¡Ahhh!,…¡ahhh!,….¡AAAAHHHHH!,…-soltaba en rápida sucesión, respirándome en el oído-, … ¡que riiiicooooo!!!, ¡ayyyy, joven Mario!,….¡ahhhh!,…

Esa frasecita (“joven Mario”), dicha con su vocesita, ahora tintineante y gozosa, me estaba sacando de mis casillas: tenía que hacerlo despacio, pero ya quería yo hundírsela hasta hacerla sentir que la partiría en dos,… Mientras tanto, Pame estaba de pie junto a la puerta: se había subido la falda y, abierta de piernas, nos miraba fijamente abriéndose los labios de su concha ya húmeda, disfrutando del espectáculo. Para ese instante, mi boca ya se había apoderado de uno de los pezones de la pequeña, chupándolo yo casi con desespero, sintiendo su corazoncito latiendo sin control, mientras Francisquita gemía sin parar, con los ojos cerrados, acostada boca arriba. Mi mano en su conchita ya goteaba sus incipientes jugos, mientras poco a poco yo la acostumbraba a abrirse de piernas.

Ya sin poder contenerme, hundí mi cabeza entre sus piernas, humedeciéndole aún más su rajita; Francisquita soltó una risita nerviosa, para casi al instante dejarse caer como muñeco de trapo, al sentir por primera vez el latigazo de gozo que soltó por todo su cuerpo su clítoris acariciado por mi lengua. Pamelita gozaba viendo cada segundo transcurrir antes del desvirgue, apretando entre sus dedos su clítoris hinchado. Finalmente tomé las piernecitas de la chiquilla, alzándolas para tener acceso total a su diminuta rajita: Francisquita volteó la cara a un lado, cerrando los ojos: mi pieza comenzó a abrirse paso hacia dentro de sus entrañas, haciéndola jadear, hasta que soltó un grito corto y algo contenido, al sentir su himen roto.

¡Qué placer sentir mi pieza siendo recibida por su vagina estrecha, como si se la fuese a devorar para nunca más salir!!!,…. Apenas mi verga golpeó el fondo de sus entrañas, mientras mi enamorada casi se metía el puño en la raja con desesperación, yo incrementaba mis embestidas, penetrando cada vez más rápido y más fuerte a Francisquita, quien no paraba de gemir, casi ahorcándome, aprisionando mi cuello con sus bracitos. Mi pinga entraba y salía de ella ahora con facilidad, completamente roja de sangre y mojada con sus jugos que, ahora se tornaban abundantes segundo a segundo.

- … ¡Mas, más!!!, …¡Ahhhhh, Máaaaaassssss…….! –, exclamaba ahora la chiquilla, mientras sus piernas iban de adelante a atrás, sin control.

Haciendo pausas, comencé a instruir a la chiquilla; primero colocándola en la pose del perrito, haciéndola gritar de gozo; luego, cargándola mientras la penetraba de rodillas; en aquella pose la pequeña se me prendió con los dientes del cuello, temerosa de pegar un grito que se oyese en toda la casa,... y así fuimos repasando deliciosamente todas las poses existentes, tratando yo de contenerme en no venirme dentro de ella, mientras que Pamelita, viéndonos, ya se había venido más de una vez, y aún así no paraba de masturbarse. Cuando levanté a la liviana chiquilla y la ensarté lentamente en mi verga, para que aprendiese a montarla, vino mi perdición: para ese momento, Francisquita ya estaba gozando de tales lecciones y ella más bien me dio una lección de una “cabalgata a pelo, al estilo de la selva”: tomando una velocidad demencial, la chiquilla subía y bajaba, apretando mi pieza con su vagina estrecha, haciéndome gritar de gozo y sin darme respiro, dado que por su juventud, no parecía agotarse de recibir mi verga. Tras machacarme con su culito sin compasión, finalmente exploté, soltándole un abundante chorro de semen que rebalsó sus entrañas. Aquella noche feliz, nos costó mucho trabajo mandar a su casa a Francisquita: habíamos encendido una tea fogosa de la indomable amazonía,… pero no sabíamos cómo apagarla:

- …¡Más joven Mario: máaasss,… mmmm!,… -me decía sin parar, mientras devoraba con su boquita mi verga exhausta, tratando de que se me pare de nuevo.

A la mañana siguiente, mientras yo podaba (o mejor dicho, mataba), algunas plantas en el jardín, Pame me trajo una noticia alarmante: Bridget, la beba de la casa, nos había pillado: había llegado por la puerta de atrás la noche anterior (escondiéndose de su madre, ya que llegaba borracha), y al pasar por el dormitorio de Ramira, nos había pillado desvirgando a Francisquita, quedándose un buen rato en la puerta, mirando paso a paso todo el asunto. La engreída mocosa esa había amenazado a mi novia con contarle todo a su madre, y de paso denunciarnos por violación y todo lo que se le ocurriese,… a menos que “yo fuese esa noche a su alcoba y me portase bien con ella”, como le dijo a Pame.

- …¿Y ahora qué hacemos?,… -, le pregunté a Pame.
- Tendrás que hacerlo, amorcito –me respondió, mientras se cruzaba de brazos, molesta-, pero no te preocupes: yo accedí,… a cambio que sea en mis condiciones. ¿Eres mi novio, no?,… ya le tengo preparado algo a esa aguantada,…

Confiando en mi novia, esperé pacientemente la noche: no existía el riesgo de que la señora Conchita nos descubra (tenía una fiesta y regresaría de madrugada), así que al caer la noche, me quedé en la cocina de la mansión, esperando. Al rato vino Pame que, tras coordinar con la mocosa esa, vino a darme las instrucciones:

- Sube a su cuarto: tercera puerta a la derecha –me dijo, muy seria-, está esperándote. Yo no voy a ir. Cúmplele y regresa,…

Al abrir la puerta, el cuarto estaba a medias iluminado: era el típico dormitorio de una beba engreída. Por todas partes se miraban peluches enormes sobre los muebles y ropa carísima e importada aún en sus bolsas de compras, tirada por aquí y por allá. Pero eso no me importaba: solo tenía yo ojos para verla a ella sobre la cama: Bridget (que así se llamaba la chiquilla), estaba acostada sobre la cama, boca arriba, completamente desnuda, atada de las muñecas a la cama con unas bufandas de seda y los ojos vendados con una mascada fina: esas eran las condiciones propuestas por mi novia. Sus formas eran suculentas: piernas bien torneadas, cintura estrecha, culoncita y de tetas anchas de pezones rosados,… lo que me hacía babearme del gusto era su sexo, de vello fino, casi como peinado, completamente rubio. Apenas entré al dormitorio, ella volteó su cabeza hacia la puerta, respirando agitadamente, seguramente ya excitada.

- …¿Mario?,… -, fué lo único que dijo.

Siguiendo con lo acordado, yo no dije palabra y cerré la puerta. El ruido del pestillo cerrándose la sobresaltó, hizo que comenzara a resoplar agitadamente, haciendo Bridget que sus enormes pechos se elevasen y descendieran, incitándome aún más. La niña rica esa estaba que no aguantaba más, ya que mientras yo me iba desnudando y mi ropa caía al suelo, haciendo ruido, ella se revolvía en la cama, tratando de zafar sus manos atadas, casi ya sin poderse contener, deseando ya de una buena vez que le enterrase mi aparato hasta el fondo de sus entrañas.
Comencé yo a disfrutar ese jueguito: la niña de la casa reía contenida, mientras ella frotaba sus piernas blanquísimas una contra la otra, mientras yo dejaba caer mis zapatos uno tras de otro, haciéndolos caer sonoramente contra el piso de madera encerado, lustroso como un espejo.

Bridget comenzó a respirar agitadamente, desesperándose, mientras yo ya desnudo, comencé lentamente a subir a la cama. Ella trataba desesperada de ver a través de la venda de sus ojos, mientras sus puñitos se ponían blancos de tanto apretarlos, jalando para desatarse. Su boca pintada rojo encendido se me antojó lo primero a penetrar: sin mediar palabra, acerqué mi verga a sus labios; apenas Bridget sintió el sabor de mi pieza, sin esperar ni un segundo, se la tragó por completo: ¡diablos, qué mamona!, pensé en ese instante; ¡casi se la metió en la boca con mis bolas incluidas!,…. Mmmm, la rubiecita adinerada esa era toda una experta: sus labios carnosos se comprimían contra las paredes de mi pieza, cual ventosa húmeda, chupándola con desesperación, con ansias locas, pintándomela de rouge casi por completo. Bridget se desesperaba al no poder usar las manos, y su lengua larga y movediza, lamía mi pene como el más delicioso de los manjares, mientras me arrancaba gemidos de placer, hasta casi no poder contener mi lechada que, ya amenazaba derramarse por toda su garganta.

- …¡Huuuum!,….HUUUMMMM!!!!,…-, era lo único que salía de su garganta golosa.

Mientras ella seguía mamándomela como loca, comencé a juguetear con mis dedos con su rajita sonrosada: estaba completamente húmeda y gimió con más fuerza aún, sin dejar de chupármela, mientras le introducía mis dedos en su cueva mojada. Yo ya no aguantaba más y me puse a horcajadas sobre ella: le abrí las piernas y, forzándola a una “69”, comencé a devorar su coñito enrojecido y perfumado: ¡esa loca aguantada se había echado colonia importada incluso en el coño!. Conforme mi lengua comenzó a acariciar su clítoris, la beba comenzó a gemir con más fuerza, casi haciéndome doler mi pieza que se negaba a sacar de su boca, mientras Bridget trataba infructuosamente de desatarse. Sus muslos blancos y sedosos me aprisionaban la cabeza, como si no quisieran que me fuese de ahí jamás, mientras que su raja insaciable me bañaba el rostro con sus jugos.

Es en ese momento en que, finalmente, me vine dentro de la boca de la consentida de la casa: mi semen salió disparado por su garganta en una cantidad que incluso a mí me sorprendió: apenas saqué mi aparado de su boca, la beba, aún vendados los ojos, abrió su boquita para tomar aire, desfalleciente, mientras mi leche le inundaba la boca, rebalsándose por sus mejillas:

- …¡Ahhhh!,…. ¡AHHHH!!!!,….- gimió mientras respiraba con dificultad-, ¡coj!,… ¡móntame como una yegua mi amor!!!,…¡MÓNTAME COMO UNA YEGUA, YAAA!!!!,….

La insaciable zorrita de alta sociedad esa, estaba completamente fuera de sí: abriéndose de piernas, movía con desesperación sus caderas, de adelante para atrás, pidiéndome así que se la meta cuanto antes. Aún no estaba yo en condiciones de hacerlo, pero muy pronto me dí cuenta de algo: Pamelita le había atado a la cama pero dejando bastante libertad de movimiento, a pesar de las ligaduras. Mientras le comía el coño, disfruté como loco metiéndole mis dedos en su anito apretadito y virgen, así que se me ocurrió optar por una “ayuda visual” para ponerme de nuevo a tono.
Tomándola de las caderas, la volteé con violencia, dejándola ahora dándome las espaladas, mientras Bridget soltaba un grito contenido, mostrándome así de golpe su enorme culo rosadito. La beba jadeaba como loca, mientras que, ya en la nueva posición, separaba sus piernas, alzando el culo, rogándome casi a gritos, que me la coja, con violencia, como si la violase. Su raja húmeda prácticamente palpitaba, como si necesitase una verga dentro, lo antes posible. Acariciando yo ese culo enorme y sedoso, cubierto de un suave vellito dorado, hizo que mi pieza se pusiese dura de nuevo.

- …¡APÚRATE MI AMOR: MÓNTAME,… YA NO AGUANTO MAAAÁS!!!! -, gritaba como una poseída.

Mientras ya colocaba yo mi pieza entre sus labios vaginales, la puerta del dormitorio se abrió de pronto y en silencio: ahí entró Pame, desnuda y calzando su inefable “Killer”(su arnés con pene negro), listo para la acción. Con ademanes, y sobre todo, con una mirada desorbitada, me apartó, mientras Bridget seguía meneando con desespero su culo, pidiendo verga.

- ¡AAAAAAAAAYYYYYYYYYY!!!!!,... -, gritó la niña rica, casi dejándonos sordos, al sentir la enorme pieza rompiéndole con violencia el ano, sin ninguna lubricación.

¡Ahora Bridget trataba con más desesperación aún desatarse, mientras mi novia le clavaba su verga de plástico duro a una velocidad alarmante!,… ahora los gritos de la rubia jovencita eran de dolor, aunados a las risotadas demenciales de Pamela, quien la montaba por el culo salvajemente, sin importarle las lágrimas que recorrían la carita descompuesta de la “señorita de la casa”

-…¡ASÍ TE QUERÍA TENER, SO PUTA!!!!,… –gritaba Pame, fuera de sí, machacándole el ano desgarrado sin piedad-, ¡¿ASÍ QUE NO TE GUSTA COMO COCINO, NO?!!!,…¡¿ASÍ QUE TE JODE CÓMO LAVO TU MIERDA DE ROPA, NO?!!!!,…¡AHORA PUES DÍMELO: TOMA, TOMA, PUTA!!!!,…
- …¡NOOOO!!!!,… ¡TÚ NO, TÚ NOOOO!!!!,… -, le respondía Bridget, inundada en llanto y ya descubriendo quién la enculaba sin piedad-, ¡PERDÓNAMEEEEE!!!,…¡ YA NO, YA NOOOO!!!!!,….
- …¡¿ASÍ QUE QUERÍAS LA VERGA DE MI NOVIO, NOOO?!!!!,… ¡PUES TOMA VERGA, ZORRA MALDITA: TOMA, TOMAAAA!!!!,…

¡Jamás había visto yo a mi novia tan descontrolada! (y eso que es una reverenda depravada),… celosa no estaba, eso lo sé bien, ¡pero imagínense qué le habría hecho la niña creída a “Ramira”(Pame),… y es que mucha gente es una reverenda porquería con sus pobres empleadas. Tras una pequeña pausa en la que Pame me dijo que me siente “y disfrute el panorama”, mi enamorada continuó aporreando sin compasión el culo blanquísimo de la señorita Bridget (que era como debía decirle en esa casa), a pesar de los gritos, me la pasé muy a mi gusto: estaba decepcionado por no cogerme ese coño,… pero si hay algo que nunca dejaré de disfrutar, es ver a mi novia violando a alguna chica; en este caso, me masturbé como loco viendo los redondos pechos morenos de mi Pame friccionándose contra la espalda blanquísima de Bridget, casi dejándole dos marcas encarnadas, de tanto roce contra sus pezones. Asimismo, era deliciosamente excitante ver a “Ramira” (morenita y delgada), ensartándole esa verga falsa de negro por su culo tembloroso a la vejada Bridget (rubia y de carnes jugosas); si vacié por completo mi verga de leche unas, cuatro veces, diría que es poco: Pame se desquitó de la beba de esa manera tan infame, casi unas dos horas; así es, dos horas de salvaje violación anal:

- …¡¡¿QUIÉN ES TU MUJER: DÍMELO PERRA?!!! –, le ordenó Pame, sin dejar de aporrearle el culo.
- …¡¡TÚ ERES MI MUJEEERRR!!!,…¡TÚ ERES MI MUJER Y YO TU PERRAAA!!!!,… - exclamó Bridget, que ya no aguantaba más, con su ano abierto, y derramando dos hilitos de sangre por sus pantorrillas-, …¡PIEDAD, PIEDAAAAAD, BUAHHHH!!!!,…

Tan insano y brutal cogida terminó cuando la rubia mocosa creída se desmayó por completo; terminando la nochecita cuando Pame, tras desatarla y quitarle la venda, se quitó el arnés y, acuclillándose sobre la pobre Bridget, terminó su venganza orinándole, soltándole encima de sus pechos su cálido y abundante chorrito amarillo.

Los siguientes días transcurrieron apacibles en la mansión, y yo, siguiendo con mi papel de jardinero- cama afuera, sin pena ni gloria. Para mi novia, la vida en la casa se volvió mucho mejor, ¡la señora de la casa estaba sorprendida de ver que su hijita, Bridget se había vuelto de pronto muy diligente, ayudando en todas las tareas del hogar!. Pamelita, mientras tanto, ya no me insistía tanto en que la visite por las noches,… y es que tenía ya una perrita complaciente que todas las noches iba a su dormitorio.

- Estoy encantada con tu novia –me dijo un día de sopetón la señora Conchita-, ¡desde que Ramira trabaja acá, mi hijita limpia su cuarto y lava su ropa: y se han vuelto tan buenas amigas!,…
- Si señora -, respondí con una enigmática sonrisa.
- …Lástima que Bridget deba viajar a Miami –dijo seriamente a continuación-, debe ir a ver a su psicoterapeuta americano, ¡no sé que le pasa a mi beba; su terapeuta de acá dice que necesita descanso!,…
- …Es una pena, señora,…
- Bueno –dijo tras suspirar, para luego verme el “aparato”-, estaremos solitos los tres en esta casa por un tiempo; espero que no me aburra,… pero con ustedes dos, sé que me mantendré distraída,…

Al caer la noche (y con Bridget ya camino a Miami), poco a poco los planes de la señora Conchita era más que evidentes: “…no me gusta cenar sola…” –le dijo a Pame-, “ven al salón a cenar conmigo; ah y dile a tu novio que venga también,…”. Tras una opípara cena, la señora insistió en que la acompañásemos a su gigantesco dormitorio, “para charlar, tomando una copita”; la doña reía estruendosamente mientras llenaba sin parar de llenar nuestros vasos con vodka importado. Mientras yo me sentía algo mareado ya a la tercera copa (cosa rara), y la doña no paraba de contarnos sus aburridas anécdotas de alta sociedad, yo miraba sorprendido a Pamelita: ¡había copiado casi completamente la personalidad de Francisquita!,… hablaba tímidamente, toda modosita bebía a sorbitos del inmenso vaso de cristal cortado. Al rato la doña, se paró y tras acariciarme el pelo, se dirigió a su alcoba “a ponerse algo más cómodo”. La cabeza me daba vueltas y el cuerpo me hervía, y yo no sabía la razón,… hasta que, a solas, Pame tomó su vaso y lo vació de un golpe en una escupidera de plata cercana a ella:

-…Nos está dando afrodisíaco en la bebida la muy pendeja,… -, me dijo.

¡Por supuesto, por eso me sentía yo así!,… ¡tras salir de mi estupor, casi suelto la carcajada: ¡la tía esa quería montarse un trío con nosotros!, ¡cuántas veces lo habría hecho y nadie se percató,.. pero esta vez le tocó Pamelita, mi novia, jaja!,… como dicen en la selva, “¡al rey del monte le quieren vender culebras!”.

-…¿Y qué, te la quieres coger? -, me dijo Pamelita, no muy animosa.
- Y bueno, tú te cogiste a la hija,… -, le respondí.
- Cierto. Te lo mereces –replicó-, además, por ahí nos sale un aumento de sueldo,…

¡Cuando volvió la señora Conchita, Pamelita me sorprendió con otra magistral actuación!; casi de golpe, hizo como si ya estuviese afectada por la droga esa: comenzó a reír sin parar y a abrirse de piernas sin ningún pudor, para disfrute de la doña. Yo por mi parte no tenía que actuar; la cabeza me hervía y sólo pensaba en coger, al mismo tiempo que la pieza se me había parado peor que un poste. Sin muchos preámbulos, Pame se acercó a Conchita (que para ese rato ya nos rogaba que le digamos así), y comenzó a abrazarla, diciéndole lo mucho que la estimaba. Conchita, que no dejó pasar la oportunidad de meterle mano a mi novia, me pidió que le ayude a cargarla a la cama:

- …Pobrecita; parece que no sabe tomar,… -,dijo.

¡Apenas echamos a Pame en la cama la vieja pendeja ya le había desabotonado e uniforme!; “vamos a desvestir a tu novia,…” –exclamó casi sin contenerse-, “verás que dormirá más comoda”. ¡Si claaro, bien que le chupaba las tetas mientras tanto!,.. pero no fue lo único que la doña “sacó al fresco”; dado que yo ya estaba medio calentón, Conchita no se aguantó y sacó mi verga de mi pantalón y se la metió en la boca.

- …¡Mmmmmmhhhh!!!,… -exclamó con gusto, tragándosela toda-, ¡qué rica verga tienes papito,…mmmhhhh!!!,…

Ni qué decir que Conchita sabía chuparla como toda una experta: me encendió de tal manera que en un instante me desnudé, listo para la acción; Pamela, mientras tanto, seguía haciéndose “la desmayada”, mientras Conchita me comía la verga, a cuatro manos sobre su blanda cama, apretándome los huevos con ambas manos, como si se le fuesen a escapar. El concierto de gemidos de Conchita aumentó de pronto en intensidad cuando Pame, dejando su parodia, “despertó” y metió su cabeza en medio de la entrepierna de la señora, abriéndose paso en sus entrañas con su lengua goloza:

- ….¡Uauuuuuu!!!,… ¡Síiiii, Ramiraaa!!!,… -soltó de pronto Conchita, meneando su culo gozosa sobre la cara de mi novia-, ¡que riiica lengua tienes mi amoooor!!!!!,…

Así ya posesionados de la raja y la boca de la señora de la casa, Pame y yo la desnudamos completamente, mientras la mujer no paraba de reír y gozar de tenernos a los dos dispuestos a comérnosla sin parar: sus tetas enormes, al igual que su culo, se me hacían dignos de ser bañados en mi leche. Pame decidimos entonces en intercalarnos: un rato Conchita me la chupaba mientras Pame se comía su coño, para luego yo ponerme tras el culo de la doña, y penetrarla a mi gusto, mientras ella se comía la raja de Pame. Cuando llegó mi turno de al fin encularla, disfruté como loco: su ano maduro estaba ya bien abierto, así que yo le metía la pieza alternando sus dos agujeros sin dificultad:

- ¡Siiiií papito no pares, NO PAREEESSSS!!!!... -, gritaba gozosa.

En eso estábamos cuando un tremendo estrépito nos sobresaltó: alguien había abierto de una salvaje patada la puerta de la sala:

- ...¡MALDITA PUTA DE MIERDA!!!,… -explotó de pronto una voz tremenda y aguardentosa-, ¡SÉ QUE ESTÁS CON UN HOMBRE: LOS MATARÉ A LOS DOS!!!!,….
- ¡MIERDA: MI MARIDO!!!,…-, exclamó aterrada de pronto la doña.

¡Maldición lo que faltaba!, ¡ya decía yo que tantos desmadres con Pame sin un lío era demasiada buena suerte!!!,… el marido de Conchita era un reverendo borracho y no era lo peor eso, ¡usaba pistola y en cada borrachera hacía la misma escenita!; lo escuchábamos azorados, maldiciendo, tirando cosas por los suelos en la sala, ¡para luego subir corriendo las escaleras!,…¡por primera vez ví en los ojos de Pamelita un auténtico pánico!; casi movida por un resorte (seguro que ya le había pasado esto antes), la doña saltó de la cama, se puso su bata encima y a patadas comenzó a meter nuestras ropas debajo de la cama, ¡pero nos dejaba a Pame y a mí en cueros!!; “rápido: métanse aquí!”, nos ordenó, metiéndonos los dos en un ropero frente a su cama;…mientras mi novia estaba apunto de soltar el llanto, yo estaba indignado: ¡esto parecía un mal chiste de infidelidad!,… pero nos quedamos de piedra, conteniendo la respiración, al ver por la puerta apenas cerrada, al hombrón ese abriendo con un golpe la puerta del dormitorio.

- ….¡AQUÍ HUELE AHOMBRE: HAS ESTADO CON UN HOMBRE, PUTA DE MIERDA!!!,…-gritó, blandiendo una 9mm. a lo loco-, ¡SI LO NECUENTRO LO MATARÉ, LO MATAREEEEÉ!!!,…
- …¡CÁLLATE BORRACHO DE MIERDA: AQUÍ NO HAY NADIE!!!,… -le espetó con valentía, la doña-, ¡TODAS LAS BORRACHERAS SON LO MISMO: GUARDA ESA PISTOLA!!!,…

¡Linda pelea la que vimos: el asesino ese queriendo abrir el ropero, mientras Conchita lo jalaba a la cama una y otra vez!, yo contenía el aliento mientras Pame temblaba en silencio a mi lado,… hasta que un ruidito dentro del ropero donde estábamos me erizó la piel:

- …¡Chist!,…¡deja de hacer ruido! -, le espeté a Pame, temeroso de ser descubiertos.
- …No puedo amorcito, snif,… -me replicó, temblando como una hoja y avergonzada-,… es que me hice pis encima, snif,….

Ese era pues el ruidito ese: al bajar la vista, pude ver en la penumbra del ropero cómo un charquito se había formado a los pies de mi novia, ¡y no era para menos!, ese maldito loco ese nos pegaría un tiro de encontrarnos. Así que, sin posibilidad de escapar, no nos quedó otras que contener el aliento, temblando de frío, esperando la salvación.

Tras casi una hora de discusión de los esposos, comenzó la segunda parte de aquella larga noche en el ropero: finalmente Conchita convenció a su celoso marido que no había ahí nadie, y con caricias y mimos, lo llevó a la cama: ahí empezó el segundo martirio. Ahí estábamos yo y mi novia, parados, ateridos de frío y obligados a ver a los esposos ¡cogiendo como animales enfrente nuestro!, ¡la pinga gruesa y nervosa del viejo ese hacía temblar las enormes nalgas de Conchita con cada golpazo, arrancándole alaridos de gozo como jamás había yo escuchado!,…sin contar que el golpeteo húmedo de la raja de Conchita era tal, que se sentía dentro del ropero como un horroroso eco que me estaba enloqueciendo. Aquella poderosa cabalgata a vista de voyeur, comenzó a encenderme,… pero no a Pamelita, que seguía temblando sin control, a mi lado. Ya yo con el pene erecto, comencé a acariciar con insistencia el culo de mi novia:

- …¡Tranquilo!,… -me espetó sin dejar de susurrar-, ¡cómo puedes pensar en sexo: si nos oye, nos mata!,…

Yo continué sin prestarle atención a eso, mientras me ponía tras de Pame sin dejar de acariciarle el culo: los jadeos de la señora Conchita, gozando como loca a escasos metros nuestros, me estaban desesperando (amén del afrodisíaco que había tomado); con ademanes, mi novia trató de evitar que pusiese mi pieza en la entrada de su agujero posterior, sin poder evitar que yo continuase mis intentos con insistencia. Ya fuera de mí, le tapé la boca a Pame y sin ningún miramiento, le enterré la verga por su orificio posterior, obligándola a ponerse en puntas de pie: ¡créanme o no, pero fue la primera vez que violé por le culo (sin su consentimiento, claro está), a mi novia, ¡aquella cogida, parados dentro del ropero, clavándola sin piedad a la vez que apagaba sus gemidos, fue la gloria!!!,…hasta me atrevería a decir que, Conchita, un rato en que montó a su marido con la vista hacia el ropero, gritó con más fuerza de gozo, al ser penetrada mientras me observaba a través de la puerta entreabierta, sodomizando a mi novia frente a sus ojos, ¡y sin que se diese cuenta su marido, que miraba al techo!

Eso fué lo bueno del asunto por que, tras terminar yo dentro del culo de Pame, tuvimos que esperar casi hasta el amanecer, parados e incómodos, hasta que el marido dio cuenta por fin de Conchita. Ya comprobado -por la doña-, que su marido ya estaba completamente dormido e incapaz de reaccionar, con ademanes de la mano, nos pasó la voz, gesticulando que recogiésemos nuestras ropas y nos largásemos de ahí lo antes posible. Acalambrados como estábamos después de tantas horas en pie, apenas podíamos dar un paso: Pamela tomó del suelo solamente su vestidito de sirvienta; yo por mi parte, recogía mi camiseta y mis pantalones, cuando de pronto, un pitido insistente me heló la sangre ¡maldita sea, mi celular comenzó a sonar; quién mierda me llama a esas horas!!! (después supe que fue un amigo mío, completamente borracho); La cara de Conchita, al ver que su salvaje marido se comenzaba a desperezar, fue suficiente; ¡si rompimos Pame y yo la marca de los 100 metros planos no me extrañaría!, aún desnudos, con nuestras prendas en la mano, salimos disparados por los jardines de la casa y no paramos de correr hasta que estábamos en la calle, siendo perseguidos por una sonora rechifla y palabras subidas de tono, de los conductores que esa mañana se apresuraban a ir a sus respectivos trabajos,… fue un milagro que no pasara un policía por ahí en ese momento. Así fué como acabó la aventura de Pamelita, mi novia, como sirvienta,… bueno, eso en parte, por que, aparte de que se quedó con su uniforme para nuestros jueguitos sexuales futuros, encontramos otro divertido uso para esa prenda: un mes después, y por unas cuantas semanas, mi novia y yo disfrutamos, en mi departamento, de una deliciosa esclava sexual vestida de sirvienta, y presta a cumplir hasta nuestro más mínimo deseo: valgan verdades, a Bridget le quedaba mucho mejor el traje de empleada que a mi novia.

(CONTINUARÁ,...)

Chicas hot-VI

Las mujeres empiezan a travestirse a los 12 y los hombres, a los 17



La edad media en que las mujeres comienzan a adoptar el rol y las vestimentas del otro sexo está en los 12 años, mientras que en el caso de los hombres transexuales, este proceso se inicia en torno a los 17, según un estudio subvencionado por el Instituto de la Mujer sobre los "Aspectos psicológicos, sociales y de salud de la construcción de la identidad de género en personas transexuales y especificidades en la adaptación social después de la reasignación de sexo".

El estudio, realizado por la Unidad de Trastornos de Identidad de Género del Hospital Carlos Haya de Málaga y el departamento de Antropología social de la Universidad de Granada a partir de 24 entrevistas con pacientes de psicología, explica que todos los transexuales han "pensado, sentido y deseado pertenecer al otro sexo y adoptar el aspecto físico correspondiente".

Sin embargo, las mujeres que quieren ser hombres adoptan antes los roles del otro sexo que cuando la situación se da a la inversa, tanto en la intimidad del hogar como "en salidas y reuniones con amigos", lo que, según el estudio, "demuestra que la sociedad es más tolerante hacia las mujeres que visten y se comportan como hombres que hacia hombres que se comportan como mujeres".

Los expertos destacan asimismo que el proceso de reasignación de sexo "está demasiado idealizado para estas personas, haciendo que los progresos en su identidad se centren exclusivamente en los cambios físicos", lo que hace que "se condicione el logro de la identidad a conseguir una réplica exitosa del aspecto de otro sexo y produciendo desencanto y angustia cuando los resultados posquirúrgicos no cumplen las expectativas".

Transexual, discriminado
Por otra parte, el informe destaca que "la principal característica" de las personas transexuales es la "dificultad para ser aceptados y lograr una plena integración social, lo que genera problemas en su vida académica, familiar, social y laboral".

En este sentido, explica que las dificultades de integración llevan a estas personas a la interrupción temprana de la escolarización, lo que les coloca en una situación de desventaja sociolaboral, que afecta principalmente a los hombres que pasan a ser mujeres, donde el 48,8% tiene un trabajo remunerado frente al 70% registrado en el caso de mujeres que han pasado a ser hombres.

Prácticamente la mitad de ambos grupos se ha sentido discriminado a la hora de pedir empleo y más de la mitad son víctimas de agresiones y maltrato: el 72% en el caso de transexualidad de hombre a mujer y el 53,2% en el de mujer a hombre, según el estudio. En la mayoría de los casos los agresores son personas desconocidas y se producen en la vía pública, con un 41 por ciento de incidencia en el primer grupo y del 28,9 por ciento en el segundo.

No obstante, también reciben agresiones en su entorno, ya que entre los hombres transexuales a mujeres, el 17,1% de los agresores eran amigos, el 14,6%, conocidos y en el 13,4%, era su padre. Entre las mujeres transexuales a hombre, el padre es el agresor en el 26,3 por ciento de los casos, y la madre y los amigos, en el 10,5 por ciento. En un diez por ciento de las situaciones, estas personas son expulsadas de su hogar.

(FUENTE: europapress.es)

20 jun 2011

Tribunal de Nueva York avala impuestos a bailes eróticos



Un baile erótico no es lo mismo que el ballet clásico, así que un club de desnudos eróticos que no vende bebidas alcohólicas tendrá que pagar a la hacienda estatal sus cargas fiscales atrasadas, falló una corte estatal de Nueva York.

Cuatro jueces de la División de Apelaciones dieron la razón a la hacienda estatal de que los bailes en un escenario o en salones privados en el club Nite Moves, en un suburbio de Albany, no amerita una exención fiscal por su descripción de "actuación dramática o musical".

Nite Moves apeló una carga fiscal de casi 125 mil dólares más intereses por bailes eróticos y boletos de admisión detectados en una auditoría del 2005. Su abogado, W. Andrew McCullough, dijo el viernes que el club recibió después una notificación más cuantiosa y que probablemente apelará el fallo de la División de Apelaciones.

McCullough dijo que el impacto del fallo seguramente no será generalizado, ya que la mayor parte de los establecimientos de bailes eróticos son bares dedicados principalmente a la venta de bebidas alcohólicas, donde son aplicadas otras normas fiscales.

"Reconocemos que el ballet es un poco diferente y quizá un poco más refinado", dijo McCullough.

Empero, el club intentó validar su argumento artístico con el testimonio de un antropólogo cultural que ha estudiado la danza erótica y visitado Nite Moves, según el cual los bailes eróticos deberían ser considerados actuaciones coreografiadas.

La corte dio la razón al fallo del Tribunal de Apelaciones Fiscales, según el cual Nite Moves no presentó pruebas suficientes para merecer una exención fiscal. Además, la corte destacó que las bailarinas del club ni siquiera tienen que haber cursado clases de baile.

(FUENTE: milenio.com)

¡Nos van a ver,... nos van a oír!!,...



Un relato de: Krakkenhere.

Hay cosas que una hace y luego se arrepiente; pero también hay cosas de las que una se arrepiente haberlas hecho muy tarde en la vida o que nunca más se hubiesen repetido y este es el caso, al menos en la extraña experiencia que tuve y que les quiero contar.

Ocurrió hace unos siete años; en ese entonces, yo ya era una mujer madura, pero no había dejado por eso de ser atractiva (era esa mi opinión y la de mis amistades); tranquila y recatada, había arribado a la treintena bien plantada, sin hijos y con un novio más dedicado a su carrera profesional que a mi. A inicios de ese año, una conversación con una antigua compañera del colegio me turbó: cumplíamos 15 años de salir del colegio y “las chicas” planeaban una fiesta de reencuentro. Me había ido bien en la vida (trabajé desde muy joven en una empresa farmaceútica),… pero habían cosas que me intimidaban de la idea de verme con mis antiguas compañeras: estar aún soltera y sin hijos y sobretodo que yo en el colegio era, pues digamos que no muy agraciada: mi rostro juvenil había dejado paso a facciones más maduras y sensuales sí,… pero mis pechos, no: seguían teniendo una vergonzante talla (para mí); fue así que metí mano a mis ahorros y hice la primera locura de ese año: un rápido paso por el quirófano y mis diminutos pechitos pasaron a ser unos suculentos globos firmes y redondos; cualquiera hubiese quedado encantado con el resultado, pero mi novio le dio tan poco interés a mis nuevos atributos que casi de inmediato pasé a cubrir mis nuevas y hermosas tetas hasta el fin de ese mes en que vería a mis compañeras.

Finalmente llegó el gran día: no me importaba el que mi colegio hubiese sido sólo de mujeres: sentía la necesidad de recibir algún tipo de halago aparte de los acostumbrados por ser una vendedora exitosa (o los cansinos de mi enamorado), así que ese día decidí vestirme espectacular, sólo para mi : elegantes zapatos negros de taco aguja, pantyes negras torneándome las piernas, una minifalda del mismo color, apretadísima y casi escandalosa y un top sin tiras, rojo y que apenas tapaba mis grandes y “nuevos” globos y sin sostén para mayor atrevimiento. A último momento me calcé u diminuto y escandaloso calzoncito negro que casi me violaba por detrás, en la esperanza de que mi novio me recogiese al final de la fiesta y “se animara” a una velada especial, pero casi ya saliendo al compromiso una llamada de él tiró por tierra eso: había decidido quedarse a trabajar hasta de madrugada. Así, enfundada en un abrigo largo, subí a mi auto y enfilé a pasar una velada sólo de mujeres.

La velada no fue nada de lo que se pudiese destacar, al menos en lo referente a mis compañeras: risas, tragos y el recuerdo de anécdotas; eso sí, todas mis antiguas compañeras se sorprendieron y me elogiaron –y no con poca envidia-, mi nueva apariencia y, obviamente, mis nuevos atributos. Fue una bonita velada en la cual corrió licor hasta decir basta y eso era de imaginarse: treinta mujeres sin la supervisión de maridos, hijos o novios. Por unas horas, me olvidé de mis problemas pero ya pasadas las dos, nos fuimos despidiendo y cada una enfiló de nuevo a nuestras vidas.

Mientras me dirigía al estacionamiento del edificio, las voces alegres y los elogios de mis compañeras se iban diluyendo de mi mente y pensaba en mi vida misma: por unas horas me había sentido bella,… pero al parecer a mi novio eso no le importaba. Al llegar al estacionamiento, el potente eco del sonido de mis zapatos de tacón alto me hizo sentir aún más sola de lo que ya me sentía; solo pensaba en la desazón que me embargaba de solo pensar en llegar a mi solitario departamento. Al llegar a mi auto empecé a abrir mi cartera buscando las llaves. Al no encontrarlas, me detuve por un instante junto a la parte trasera del auto. Fue en ese momento que un acompasado sonido de pasos llamó mi atención: no estaba yo sola ahí.

Alcé la vista y como cualquiera, lo que pensé de inmediato era en el riesgo de un asalto o algo parecido, pero no: quien caminaba era un sujeto, que no tenía pinta de delincuente ni nada parecido; no tendría más de 30 o 32 años,… y la mejor forma de describirlo era “el típico patán que todas desean”: estatura media, atlético, cabello ensortijado, barba de tres días,… vestido sport elegante, fumando un cigarro y caminando como si fuese el dueño del mundo,… y eso si, con una sonrisa pícara y amplia. Por su desfachatez y paso lento, aparentaba que salía de una reverenda juerga. Cuando se acercó más al sitio donde yo porfiaba por encontrar mis condenadas llaves, me soltó una mirada fija y llena de deseo, que me puso nerviosa por completo. No me daba miedo,… solo me puso muy, pero muy nerviosa.

El corazón se me agitó; no tenía miedo para nada,… pero su sola presencia tenía “un no sé qué” que me aceleró la respiración y sin saber yo porqué. No me ignoraba: caminaba hacia donde yo estaba pausadamente,… viéndome,… recorriéndome de arriba abajo con la mirada, como tratando de ver cómo estaba yo vestida por debajo de mi abrigo largo,… como si con la mirada pudiese alzarme la falda,…o bajarme el top. Yo estaba algo chispeada por los tragos, pero era consciente de todo,… y a cada paso en que él se me acercaba, el alcohol de la cabeza se me evaporaba de golpe y me inundaba una sensación indescriptible.

Producto de mis nervios, no logré sacar las llaves de mi auto hasta el último instante, cuando estuvo a mi lado; parecía que yo me interponía entre él y su auto, pero en realidad eso no le llevó a cercárseme. Mis llaves cayeron sonoramente al suelo y dudé por un instante en recogerlas, pero no pude: hice apenas el ademán de agacharme.

El tipo ese se me acercó como una saeta, ¡me tomó de la cintura como si fuese suya, me clavó una mirada y me besó en la boca!!!, ¡mi cartera cayó al suelo, cerré los puños y con ambas manos cerradas hice el ademán de apartarlo,…. PERO NO LO HICE!!!, ¡aún pasados los años no entiendo qué me pasó!!,… ¡como una chiquilla tonta apenas arqueé la cintura,… y alcé una pierna!!!, y lo peor fue que ¡NO HICE NADA PARA IMPEDIRLE QUE ME META LA LENGUA CASI HASTA LA GARGANTAAA!!!

Soy franca: no le impedí a ese absoluto desconocido besarme de manera tan atrevida: su boca me comía con desespero, con desenfreno,… y mi lengua se entrelazó a la suya cuando con su otra mano me tomó de la nuca y me obligó a que ese beso salvaje durara más y fuese el beso más profundo que me hayan dado jamás. Mi lápiz de labios simplemente se me corrió por completo y a él no le importaba que le dejara yo casi hasta la barbilla roja de rímel, más bien parecía que lo disfrutaba. Mis iniciales intentos de protestar, casi de gritar, quedaron sellados por sus labios gruesos y carnosos y sus jadeos ansiosos.

No sé cuánto duré el beso: sólo sé que para mis cánones, fue demasiado. Al separar sus labios de los míos, quedé sin respiración, con las piernas temblando, toda despintada y despeinada, pero él apenas se apartó unos centímetros, dejándome sentir su respiración: había tomado licor al igual que yo: su aliento olía al dulzón del gin,… y desde su camisa semiabierta me llegaba un aroma,… embriagador; primero lo consideré como aroma a colonia,… pero recordando, sé ahora que no solo era eso: era aroma a “hombre”,… a “macho”. Aún me tenía bien asida por la cintura y por un segundo por mi cabeza pasó la idea de reaccionar como toda mujer e increparle, de pedirle explicaciones o incluso abofetearle,… pero su mirada salvaje me tenía atontada; el rostro me ardía: era la sensación de su barba de tres días que me había raspado las mejillas,… pero era también una sensación, nueva eso sí, pero muy embriagante.

Nunca supe su nombre y sólo me dijo una cosa y fue precisamente en ese momento: “…preciosa,..”, para luego hacer lo que jamás en la vida me hubiese imaginado, ¡DE UN TIRÓN METIÓ SU MANO POR DENTRO DE MI SACO Y ME BAJÓ EL TOP, FORZÁNDOME A MOSTRARLE MIS PECHOS POR COMPLETOO!!!. Mi enormes tetas, varias tallas más grandes ahora, me traicionaron: liberadas de mi topcito, se abrieron paso por entre mi saco entreabierto, ¡me quería morir: ese sujeto me estaba tratando como una cualquiera y me obligaba a lo que le viniese en gana!!!,… y yo no hacía nada por impedírselo. Con mi prenda superior convertida así en una mísera tirita, casi un cinturón, él pudo disfrutar de mis tetas a sus anchas: el frío aire del estacionamiento, hizo que mis pezones se volviese casi piedras; debí gritar, QUERÍA GRITAR, PERO NO LO HICE!!! Me quedé en silencio todo ese rato hasta que sus atrevidos labios casi me transportaron a otra dimensión:

- …¡AHHH,… NOOOO!,… -, exclamé azorada: SU BOCA SE APODERÓ POR COMPLETO DE MI PEZÓN DERECHOOOO!!!,…

La cabeza empezó a darme vueltas: me chupaba el pezón hasta casi comérselo, su lengua me recorría toda la teta,… mmmm,…. Abría la boca desesperado metiéndose en ella cada vez más y más de mi seno,…. Mmmm ohhhh,… a la vez que su mano derecha me acariciaba el otro pecho, me lo apretaba, jugaba con mi pezón,… ¡me lo manoseaba atrevidamente, así como yo deseaba hace muchoooooo!!!!Su lengua me recorriá la base del pecho, asiiii,… mmm,…. Como me gustaaaa,…no me perdonaba nada, me recorría los pechos por completo hasta la axila,…. Mmmm,… y luego con ambas manos, me los acariciada, los juntaba, jugaba con ellos con loco placer, mientras yo solamente gemía y suspiraba con fuerza cada vez mayor. Tampico ahí le dije nada: sólo le hice un ademán, ese de girar un poco el pecho,… rogándole así que por favor se llevase a la boca mi otro pecho.

¡Me estaba comiendo las tetas un desconocido así, cómo yo hubiese querido que lo haga mi novioooo!, pensé y entonces, la cabeza se me hizo otro mundo: ¡¿qué estoy haciendo?!, ¡yo tengo pareja y a este no lo conozco!, y ahí fue que, en medio de esa excitación terrible, descubrí que mis gemidos de gozo rebotaban con potente eco en el estacionamiento: “¡no todas mis amigas se han ido: ME PUEDEN VER!!”,… pero lejos de poner fin a todo eso, simplemente me llevé la mano a la boca, y me esforcé en que no se oyeran tanto mis gemidos,… ¡pero fue peor!; al verme con la mano tapándome la boca, esforzándome por evitar que los gemidos que me está arrancando a lengüetazos, él, ya casi de rodillas frente a mí, y al verme tapándome la boca, tomó más ímpetu: su mano ancha y muy decidida se deslizó por debajo de mí, subiéndome con total desverguenza mi minifalda hasta encajármela encima de las caderas; sin dejar de lamerle las tetas, ese canalla no se detuvo ¡su mano se apoderó de mi entrepierna por completo!!!, ¡CASI PEGUÉ UN GRITO Y ME HIZO PEGAR UN BRINCO: NO ME ACARICIÓ, NO ME METIÓ UN DEDO, ME COGIÓ LA VAGINA POR COMPLETO CON TODA SU MANO!!,… y lo peor es que yo no reaccioné, no “junté ni las rodillas” como te enseña mamá,… solo dejé mis piernas abiertas, incluso las abrí más, y sus dedos me recorrieron toda, hasta el ano, casi metiéndome el calzoncito bien adentro entre mis nalgas.

¡Quería gritar, me moría de la vergüenza,… de que él sintiera,…. De que él sintiera que ya estaba completamente mojada mi prenda!! Su mano me recorría una y otra vez, logrando sus dedos apartando mi calzoncito,… rozándome con fuerza mis labios vaginales, enredándose en mis vellos púbicos mojados,… oooohhh!,… rozándome el clítoris,… mmmm!,… empapando con mis jugos mi agujero posterior, que se me contraía con desespero cada vez que sus dedos lo recorrían atrevidamente,…

¡Su boca seguía succionándome con desespero las tetas, casi me violaba con una de sus manos mientras que con la otra apartaba mi mano de mi boca y también trataba de acallar mis gritos!, y fue entonces cuando hice lo impensable en mí: cerré los ojos, me dejé llevar, tuve un orgasmo rápido y potente,… y empecé a meterme uno de sus dedos a la boca,… y a succionarlo con infinito placer.

El orgasmo que me hizo tener sólo con su boca en mis pechos y su mano en mi entrepierna me dejó por un buen rato totalmente desconectada de la realidad,… hasta que ese canalla me sacó de ese irreal y sexual trance, paró por un instante ¡y me bajó las bragas hasta los tobillos!!!, mi prendita quedó estirada y arremangada entre mis piernas separadas, ¡Y ESE SALVAJE PERVERTIDO QUE ME HACÍA GOZAR ESTABA DE RODILLAS ANTE MI, MIRÁNDOME CON TODA CONFIANZA LA CONCHA!!!

En ese instante recordé mi predicamento, ¡haciendo de todo con un perfecto desconocido, entre el maletero de mi auto y la pared de ese estacionamiento desierto y oscuro!, ¡en un lugar donde mis amigas de colegio, o cualquiera, podría descubrirnos así!!!

No se me hizo nada difícil saber sus próximas intenciones; de inmediato empecé a rogar como loca:

- …¡Noooo,… detenteeeee!!!,… - supliqué tratando que mi ruego fuese casi un susurro-, ¡nos van a verrrr, nos van a oírrrrr!!!,…

Sólo me sonrió el muy canalla: no me dejó ni repetir mis ruegos, sólo hundió de inmediato su rostro entre mis piernas.

¡NOOOOO,… NO LO HAGAAAS!!! -, quise decirle mientras tiraba yo con fuerza la cabeza hacia atrás, azorada, sintiendo en todo mi ser el latigazo brutal de placer que recorrió todo mi ser al sentir su lengua larga y rasposa me abría sin dificultad mis labios inferiores y llegaba a mi pepita y la excitaba como nunca en mi vida, ¡quedé paralizada por esa alocada sensación aunada al súbito terror que me empezó a invadir!!!, mis gemidos, mis suspiros, ahora me parecían ecos potentes que se escuchaban por todo el inmenso lugar,… ¡taladrándome el cerebrooooo!!! Su lengua salvaje me recorría toda la raja, me la ensalivaba hasta el punto de sentir mis nalgas y mis entrepiernas húmedas al extremo ¡y yo lo único que hice fue prenderme con ambas manos de su cabeza y gemir sin parar mientras susurraba: “¡nos van a verrrr,… nos van a pescarrrr,… hummmm,…. Nos van a oiiiiiiir!!”.

La excitación mía llegó a límites imaginables en mi: lo dejaba lamerme toda y sólo pensaba yo en una cosa mientras miraba con desespero a todas partes. Cada auto, la puerta del estacionamiento, cada esquina sombría de la cual rebotaba el eco de mis gemidos,… pensando en que mis amigas me pescaran, o un desconocido, o un policía, ¡me estaba excitando como nunca de imaginar que alguien conocido o no me viese así: abierta de piernas, con el abrigo abierto, tetas al aire,… con la mini alzada y el top abajo,…. Y UN TIPO LAMIÉNDOMELAAAA!!!!

¡RECORDABA A CADA INSTANTE QUE TENÍA YO ENAMORADO Y ESO ME EXCITABA AÚN MÁAAS!!!

Ni por un instante pensé en que ese desconocido me violara o me fuese a maltratar, y no entendía yo el porqué de esa extraña confianza de mi parte; igual me sentí cuando dejó de lamerme la concha, dejándome al tris de otro potente orgasmo: paró de golpe y se incorporó. No tardó ni un instante en rodearme y ponerse a mis espaldas. Darme un ligero empujón para yo dejarme mansamente hacerme apoyar con ambas manos en el maletero de mi auto, fue todo a la vez, ¡me sentí una perra, una zorra, mientras me quedé ahí, tranquilita mientras me separaba las piernas con un toque de su pie, me alzaba el abrigo por atrás y se bajaba los pantalones!!!

Quería vérsela,… quería sentírsela, pero por mi excitado desespero de ser descubiertos por alguien me mantuvo ahí, con la cola alzada con mis nalgas erizadas de frío y excitación, aguardando,…

Estaba yo tremendamente mojada pero eso realmente no me sirvió de mucho: ¡OOOOOHHH!!!!, ¡SU PIEZA ME LA ENTERRÓ COMPLETAAAA!!!; no la tenía inmensa ni monstruosa, pero,… ¡era mucho más gruesa que la de mi enamorado y metida así de golpe, me dilató todaaaa!!!! Aquel canalla salvaje sí que sabía usarla: con le primer envión me dejó sin aire y en segundos, con 4 ó 5 furiosos mete-saca, ¡me clavó su cabezota contra todas las paredes de mis entrañas!!!

¡ERA DIVINOOOO; ¡ME SENTÍA YO FELIZ DE QUE ME TUVIESE PRENDIDA DE LAS CADERAS, DÁNDOME Y ´DANDOME SIN PARAAAR!!! Cada envión me hacía estremecer, cada clavada me hacía casi doler la pelvis, ¡y me llevaba a cada segundo a punto de pegar un grito animal!! Él me lamía el cuello, me mordisqueaba las orejas y berreaba metiéndomela cada vez más rápido y yo,… ¡me alzaba sobre mis tacones con cada penetrada, trataba sin conseguirlo el cubrir mis pechos desnudos, mi conchita al aire,… y seguía mirando desesperada de un lado al otro tratando de descubrir si alguien nos oía o veía!!!, ¡y no podía dejar de sentir cómo se incrementaba en mí, esa extraña y excitante sensación de casi desear que me viesen en esa situación!

Era extraño: creía que ya no me podía excitar más que antes, perode solo pensar en cosas como “¿y si mis compañeras vieran cómo me la meten?”, ó “¿y su un hombre me ve así desnuda y le entran ganas de mi?”, o la peor, “….¿y si mi novio me viese así, hecha una putaen un estacionamiento?,…” ¡DIOSSSS: DE SOLO PENSAR EN ESAS COSAS, EN POSIBLES OJOS SOBRE MÍ, HILOS DE MIS JUGOS EMPEZABAN A RECORRES MIS PIERNAAAS!!!

Aquel maldito y divino canalla no paró de hacérmelo por un buen rato: fúe una cogida fuerte, ruda, y duro mucho, ¡muchoooo!!!; no se contentó hasta que me hizo ponerme avergonzada, colorada al extremo, clavándomela y a la vez soltándome fuertes palmazos en las nalgas,… como a una zorra cualquiera, ¡me estaba enloqueciendoooo! Y finalmente se prendió con ambas manos de mis flamantes y enormes tetas y así, controlándome por completo, empezó a darme con más fuerza aún de abajo a arriba (¡y hasta lo más hondo!), haciéndome doblar las rodillas.

¡Ya no pude aguantar: grité, grité y griteeee!!!!,… hasta sentir que se me venía un desmayo y me dejé caer encima del maletero de mi auto,… sufriendo otro orgasmo potentísimo mientras temblaba sin control: el desconocido ese se vació completo dentro de mi vagina que me ardía toda de tanta penetración a lo bruto,… ¡me soltó tanto semen dentro que hasta me espanté!! Casi al instante en que su verga gruesa y aún dura salió de dentro de mi, sentí cómo desde dentro mío se me venía por las piernas una potente y abundante marea caliente y pegajosa.

Casi no me dio tiempo; me tapé la conchita con la mano, pero en vano: mis piernas, mi calzoncito, mis pantyes y mis zapatos quedaron igual embarrados por esa lechada de macho.

Me quedé ahí, apoyada contra la cajuela, cerré los ojos y rogué que parase de una buena vez la taquicardia y los gemidos descontrolados que me controlaban toda. Él no me dijo nada, ni me dio un beso de despedida ni un elogio; solo me dejó ahí tirada, se abrochó los pantalones y retomó su camino . ¡Me había tratado como una puta que uno se encuentra en cualquier parte!, y,… ¡saben qué?, ¡NO ME IMPORTABA!, me sentía viva, plena y muy dichosa,….

Sus acompasados pasos y el humo de su cigarro llegaban a mi mientras yo dudaba si quedarme aún ahí y dormir un poco o ir desesperada tras él y rogarle que no me dejara más. Al poco rato, el ronroneo de un motor y unas luces largas me cegaron, sacándome de mi sopor; nunca supe su nombre ni de dónde era: lo único que me quedó fue el recuerdo de su aroma a hombre y que conducía un carísimo deportivo negro.

Al rato que su auto se alejó, y el estacionamiento quedó en silencio, traté de incorporarme: un latigazo lacerante me recorrió el cuerpo y le increpé en voz alta a mi desconocido que ya no estaba ahí:

- …¡Maldito canalla!,… ¡me tiemblan las piernassss!!!!,…

A duras penas me pude vestir; mi diminuto calzoncito lleno de semen apenas me lo pude alzar y mi minifalda se negaba casi por completo a bajar de donde estaba: ensartada firmemente a mis caderas; ya optando por solo cerrar mi abrigo largo y quedarme semi desnuda dentro, entré a mi auto y me fui a casa; me costó trabajo incorporarme del asiento de lo pegoteado que lo dejé. Casi no tarde ni una semana en acabar con mi correcto enamorado: había descubierto yo que en este mundo, existían verdaderos hombres que podían hacerla a una vivir las más altas cotas del deseo y el delirio, y si bien ya luego tuve varias experiencias salvajes y fuertes, ninguna me fue tan placentera e intensa como esa madrugada en el estacionamiento.

Porno gay excita a varones homofóbicos



El Departamento de Psicología de la Universidad de Georgia descubrió que los homofóbicos experimentan erecciones ante el porno gay.

De acuerdo a un estudio publicado por la revista Psychology Today, los hombres heterosexuales homofóbicos pueden llegar a excitarse más con la pornografía homosexual que los que no repudian a los gays.

La polémica afirmación se basa en un estudio del Departamento de Psicología de la Universidad de Georgia. El sustento de esta teoría fue un experimento con 35 varones heterosexuales que los psicólogos habían determinado como homófobos y a otro grupo de 29 heteros que no tenían este comportamiento. Ambos grupos fueron medidos en su grado de excitación sexual viendo cintas triple X de lesbianas, heterosexuales y gays.

Los resultados fueron sorprendentes: Los vídeos hetero y lésbico excitaban a todos por igual, mientras que el porno gay no causaba ningún efecto en los heterosexuales no homófobos. En el caso de los que sí odiaban a los homosexuales, el aumento del tamaño del pene era evidente. De acuerdo a la publicación, esta investigación confirmaría la teoría de Freud respecto al experimentar sentimientos negativos hacia lo que se desea en lo más profundo.

(FUENTE: peru.com)
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