31 jul 2011

Mi mirada y mi voz (1)




Un relato de: Krakkenhere.

Comenzó sin que yo me lo proponga: primero fue como una maldición,… ahora ya ni sé cómo denominarlo; simplemente ha pasado a ser parte de mí. Primero fue mi mirada: desde muy chico sufrí mucho por ella. Según la definían en ese entonces, mi mirada era demasiado “fuerte” (incluso algunas amistades de mis padres, aseguraban que yo podía tener la capacidad de “hacer mal de ojo”,…); cierto o no, en mis primeros años de vida tuve yo muy pocos amigos: sin proponérmelo, hacía llorar a los niños más chiquitos sólo con mirarlos; los de mi edad –niños o niñas-, simplemente me evitaban sin más,… tuve una infancia demasiado solitaria.

Conforme entré en la adolescencia, el asunto se volvió más notorio aún, ocasionando que no tuviese pareja hasta mucho tiempo después que los demás: las chicas me regían, me temían (“…tiene mirada de loco,… de enfermo”, decían algunas “…Me da miedo cómo me mira”, alegaban otras, o la más acostumbrada: “…¡Siento que me desnuda con los ojos!” ¿Cómo me enteraba yo?, pues mis pocos amigos me lo decían, tras querer averiguar por qué ocurría todo eso) En fin, me volví demasiado inseguro, así que para paliar el asunto, me aficioné a la locución radial: logré de adolescente, conducir un espacio musical en una pequeña radio de FM, lo cual me daba algo de paz: con un pseudónimo, podía conversar con mi público adolescente, y dado que no miraban mis ojos, pude desenvolverme.

Ahí entró el otro componente de mi “maldición”: cuando hablaba pausadamente frente al micrófono, descubrí con sorpresa cómo se escuchaba mi voz: sin modularla ni engolarla, se oía profunda, pausada, con una muy notoria carga erótica, lo cual me granjeó una legión de “fans” de mi programa radial nocturno (“En la magia de la noche”, se llamaba mi espacio), permitiéndome ganar más confianza en mí mismo. Mientras buscaba otras formas de conocer chicas y atraerlas hacia mí, una prima me enseñó los secretos de la Cartomancia: en un mes me volví un experto con los naipes españoles, pero nadie en la secundaria lo supo –ni eso ni lo de la radio-, eran mis secretos mejor guardados, por lo que al terminar el colegio (el cual fe para mí una época de completa soledad con respecto a parejas), simplemente me evaporé de la vida de mis antiguos compañeros de clases.

Pasaron dos años, en los cuales también me dio por hacer deporte; no soy feo, pero decidí mejorar mi apariencia: al poco de eso, había logrado mantenerme delgado, pero luciendo con orgullo un abdómen firme y duro, unos buenos bíceps, pecho y piernas de músculos bien formados; todo esto, aunado a mi otras características físicas (labios carnosos, cabello castaño ondulado y un tono de piel bronceado), me convirtió en poco tiempo, en un chico agraciado y varonil,… pero con la desazón de que mis ojos cafés seguían teniendo el mismo efecto en las chicas: las asustaba mi mirada. Parecía que nada iba a cambiar, que seguiría siendo yo un eterno solitario, hasta que apareció de nuevo en mi vida Rosalinda.

Rosalinda era una ex compañera del tiempo del colegio, de la cual estuve yo enamorado toda la secundaria. Bajita, de cabello rubio ondulado y ojos miel, se destacaba de entre todas por su excelente figura: pechos enormes y redondos, un culito paradito, cintura estrecha y piernas bien torneadas. En ese entonces yo atendía en solitario una tienda de ropa juvenil en un centro comercial, y así fue como nos volvimos a ver: una clienta de la tienda me la trajo y me presentó a Rosalinda, recomendándome que le atienda bien. Mi antigua compañera y amor imposible estaba iniciando una incipiente carrera como modelo.

- …¡De verdad eres Castañeda!?,… -dijo sorprendida tras reconocer mi nombre-, ¿Juan Gabriel,… el del cole?,… ¡diáblos: cómo has cambiado!!,…

Asentí con la cabeza; en verdad había cambiado mi apariencia en poco tiempo,… pero seguía yo sufriendo “mi maldición”, pero decidí arriesgarme. Utilizando el tono de voz que usaba en la radio, vi con sorpresa cómo Rosalinda abría sus ojazos embelesada: le había impactado por completo. Tras que mi amor imposible escogiese a su gusto ropa para un desfile promocional, me decidí y la invité a salir: aceptó sonriente y emocionada, ¡qué distinto a cuando me miraba años atrás, flaco y sin gracia, para casi de inmediato echarme una mirada de desprecio!; en ese momento pensé que mi maldición terminaba para siempre,…

Salimos una semana completa; mi magro sueldo lo gasté con ella sin medida: todo con tal de complacerla. La engreía yo en todo,… le leí el futuro con las cartas e incluso le mentía: alegué que aparte de leer las cartas, yo era un brujo, y que podía cumplir todos sus deseos,… en fin, todo, con tal de mantener su atención en mí, pero algo andaba mal: cada vez que trataba de acercarme a sus labios para besarla, me esquivaba,… evitaba todo contacto conmigo (y ni qué hablar de contacto íntimo,…) Aquella actitud me descolocaba, pero traté de tener infinita paciencia: me decía a mí mismo, que al día siguiente se llegaría finalmente a dar,...

Pasada una semana, sonó mi cel: era Rosalinda.

- …¿Juan Gabriel?,… -me dijo-, mira, quiero decirte algo: eres lindo,… pero ya no quiero salir contigo,...

Sus palabras me cayeron como un baldazo de agua fría; trate de contener la rabia, ya que me imaginaba a qué se debía:

- …Es que,… la verdad es que te tengo miedo: ¡me miras de una forma,.. ¡no sé!,… y eso de que lees cartas y esas cosas,… puessss,… me da temor,… de que me hagas algo,… pero podemos ser amigos, ¿no?,…

Tratando de mantener la entereza y acepté: ¡amigos; vete al carajo!, pensé ¡Me sentía tan dolido y herido! ¡Tenía a la vez ganas de maldecirla,… y a la vez deseaba arrancarme los ojos, maldita sea!!!; si hubiese tenido realmente un poder mágico, lo hubiese utilizado gustoso, por puro deseo de desquitarme,…

Pasaron semanas, y mi estado de ánimo no era de lo mejor: incluso en mi programa radial, se percibió que mi voz tomó un tono amargo, como de reproche; así me lo hicieron saber en la estación. En la tienda de ropa, casi no soportaba a los clientes,… una enorme carga de odio y decepción se estaba acumulando dentro de mí. Transcurrieron como tres semanas, hasta que una tarde, Rosalinda se apareció en la puerta: vestía un jean apretado, zapatillas y un pulóver de hilo rosa, que dejaba descubiertos sus deliciosos hombros, redondos y blanquísimos. Su mirada era extraña: mostraba una tremenda angustia:

- …Hola,…- me dijo apenada-,… ¿podemos hablar?,…

Su súbita aparición me dejó descolocado por completo: yo estaba aún lleno de odio contra ella, pero también no dejaba de quererla,… y su extraña actitud me intrigaba por completo. Cerré la tienda –casi era hora de comer-, y le sugerí que pasara conmigo a la trastienda, para hablar sin interrupciones. Rosalinda aceptó en silencio. Ya adentro, me senté frente a ella, sobre una caja de ropa: Rosalinda me miraba asustada, y sin dejar de frotarse una mano contra la otra, muy nerviosa.

- …Mira, yo sé que tú sabes de magia y esas cosas,… -comenzó a decirme, mostrando un claro nerviosismo-,…y desde que te dije que no quiero estar contigo, puesss,… todo me va mal: no tengo contratos para modelar,… los chicos,… no me hacen caso,…. ¡por favor: SI ME ESTÁS HACIENDO ALGO, TE RUEGO QUE ME DEJES EN PAZ!,…

¡Qué carazos dice esta,…!!!, pensé casi de inmediato. Es decir: era cierto que le había dicho eso, pero,… ¡¿acaso era tan calabaza para creérselo??!! Casi de inmediato, pasé de la sorpresa a la absoluta indignación: ¿cómo era posible que me creyese capaz de usar malas artes para tenerla?, ¿tan poco hombre me creía? Me quedé en silencio, para luego clavarle una mirada de odio absoluto: ese odio contenido dentro de mí, fue el que se expresó con mis labios:

- …No,… -le dije con mi voz más grave e hiriente-, nunca te dejaré en ir,…

Rosalinda se quedó de una pieza: comenzó a temblar, sin poder de dejar de verme a los ojos; ¡sus ojitos color miel se hicieron agua en instante! Volteó a ver la puerta de la trastienda, cerrada a su lado,… ¡e hizo el ademán de dirigirse a ella, pero NO PODÍA: ERA COMO SI LAS PIERNAS NO LE RESPONDIESEN!!!! Casi al borde del llanto, Rosalinda se desesperó, ¡y yo estaba asombrado!; pero, ¿qué le pasaba?!!!

- …¡Por favooooor!!!,… ¡déjame irrrrrr!!!,… -, suplicó desesperada.

¡Yo no entendía qué pasaba!,… pero el verla sufrir ante el extraño suceso, me envalentonó; no tenía yo nada más en la cabeza que el deseo de desquitarme:

- …Te quedarás ahí, hasta que yo diga lo contrario,…
- …¡Es que no quieroooo!!!,… -suplicó casi gimiente-,… ¡por favor, te lo suplico: DÉJAMEEE!!!!,…

Entendí a medias que estaba sugestionada, que mi voz y mi mirada fría clavada en sus ojos la mantenían pegada al suelo, ignorando yo por completo el cómo y el por qué, pero aquella extraña situación me tenía azorado: su carita congestionada, casi al borde del llanto,… y sus enormes pechos que subían y bajaban sin parar,… su respiración entrecortada,… casi gimiente, me hizo decidirme a mandarme con todo:

- ….A ver, date la vuelta -le ordené-, quiero verte bien.

¡Temblando sin control, Rosalinda giró en sus talones, como luchando contra su cuerpo, hasta enseñarme su cola, tan deseada por mí, tan apetecible:

- …¡Por Dios: no me hagas estooo!!!,… -, volvió a suplicarme. Rosalinda estaba de espaldas a mí, pero por una extraña razón, aún en esa posición, no dejaba de verme a los ojos.
- Silencio,… -le espeté con dureza, mientras me tocaba yo la entrepierna: mi verga comenzó a ponérseme tiesa ante una situación tan irreal como excitante como esa-,… ahora, ábrete los pantalones y bájatelos,…
- …Nooooo!!!,…
- Hazlo.

Pasaron algunos segundos y finalmente ocurrió: ¡sus manitos temblorosas se movieron como convulsionando, hasta posarse delante de sus jeans!; ¡ERA INAUDITO: COMO SI LUCHASE CONTRA SÍ MISMA, EMPEZÓ A DESABOTONARSE LA PRENDA Y A BAJARSE EL ZÍPER!!! Sus manos agarrotadas tomaron entonces su prenda ya suelta, y lentamente la fueron bajando, mostrándome su piel blanca y deseable: aquel espectáculo era excitante al límite. Rosalinda, mi amor imposible, la que me había despreciado tantas veces, estaba frente a mi, viéndome fijamente con su carita de porcelana recorrida por las lágrimas, llorosa, suplicante, ¡y enseñándome contra su voluntad su enorme culo! Conforme se bajaba sus jeans, ví con sorpresa sus bragas: ¡lucía un escandaloso hilo dental negro!; ella, la modosita, la delicada del cole, ¡luciendo unos interiores de zorra, de golfa!! Si hasta ese momento yo dudaba en aprovecharme de ella, esa duda desapareció por completo: en un instante pasó de ser el amor de mi vida, a ser una golfita deseable: un culito para follar a mi gusto y nada más.

- …¡Por favoooor!!,… - me rogó sin parar de llorar, y roja como un tomate-, …¡ya no me hagas hacer nada más!!!,…

Tenía el pantalón ya debajo de las nalgas, con esa tirita de tela apenas tapándole la raya del culo,… y luciendo para mí un delicioso lunar que tenía en medio de la nalga derecha. Yo respiraba agitadamente, y me relamía de gusto de tenerla así para mi, completamente accesible,… y bajo mi total control.

- Ahora quítate las bragas. Rápido: enséñamelo todo,…

Su rostro descompuesto se transformó en un instante con una mueca de pavor: ya había descubierto yo qué la hacía obedecerme; sólo tenía que hablarle con tono grave, pausado y clavarle la mirada, como si le taladrase las pupilas. Sus manos aún sostenían sus jeans al darle esa orden. Las lágrimas le recorrían el rostro sin cesar, mientras trataba de balbucear una súplica: para ese momento, el pánico apenas le permitía hablar. Yo estaba empalado al máximo, sentado, viéndola desnudarse para mí. Sus manos temblaron sin control, lentamente subieron hasta tomar los extremos de su diminuta prenda, y procedió a bajársela lentamente ¡Era un espectáculo delicioso!!!, su diminuta prenda de fue remangando conforme se sentía obligada a quitársela a mi orden; ¡casi me corro al ver cómo casi se despegaba de la raja de su culo!!! Llorando avergonzada, finalmente se la bajó: casi me quedé sin aliento, gozando como loco, viendo su apretado ano, y su deliciosa concha de labios gruesos, que desde atrás se adivinaba bien depilada.

- …¡Por favor!,… -rogó susurrante-,… ¡no lo hagas!,…

Me levanté de la caja: ya no aguantaba más. Rosalinda me veía aterrada, pendiente a cada movimiento mío, sin dejar de verme a los ojos. Su terror se acrecentó al verme sacar ante sus ojos mi verga, ya tiesa y soltando gotas de semen: su pánico me tenía excitado por completo.

- …Silencio –le ordené, mientras acariciaba sus nalgas blanquísimas y temblorosas-, ahora voltea la cara y ábrete de piernas.

Casi leyéndome el pensamiento, Rosalinda se apoyó de manos contra la pared, separó sus piernas temblorosas y volteó el rostro. Finalmente la tenía a mi disposición, ¡ni en mis fantasías más locas pensé en tenerla así para mí!!! Sus nalgas era suaves y firmes; disfraza acariciárselas Ya confiado, comencé a acariciarle su coñito apretado con un dedo ¡Rosalinda se sobresaltó, comenzó a sollozar de nuevo y en un instante, su rajita se humedeció deliciosamente! Ya de nada me importaban sus llantos y sus súplicas: sólo quería montármela. Apoyé la cabeza de mi verga entre sus estrechos labios vaginales, y prendiéndome de sus caderas, empecé a empujar con todas mis fuerzas:

- …¡NOOOOO!!!!,…

Tardé en penetrarla por completo, mientras que Rosalinda no paraba de llorar: ¡era virgen, y su conchita era tan apretada que tuve que pugnar por hacérsela entrar toda!!!! ¡Era increíble cómo comprimía mi piezaaa!!! Comencé a cogerla con salvajismo, como un animal, excitándome al ver cómo mi pieza salía completamente ensangrentada, para luego hundírsela de nuevo, manchándole las nalgas y la entrepierna de sangre, a la vez que gotas de su sangrado himen roto caían en sus bragas y sus jeans, colgando a media pierna.

- ….¡NAAAA,…AHHHH,…!!! –exclamaba desesperada-, ¡PARAAA,… PARRAAAA,… AHHHHH!!!!,…

Yo no escuchaba sus lamentos: sólo escuchaba el golpeteo húmedo de mi verga al entrar sin parar dentro de su concha; ¡su raja soltaba sus jugos sin cesar, haciéndome sentir en la gloria, machacando s estrecho y desvirgado conducto!!! Estaba yo como loco, eufórico de concretar mi venganza; proseguí ordenándole sin cesar:

- ….¡Arquéate: alza más el culo!,… ¡abre más las piernas!,… ¡muévete más!!!,…
- …¡Ahhhh!,… ¡AAAAAHHH!!!,… ¡ya no más, ya no MÁAAAS!!! -, suplicaba una y otra vez Rosalinda.

No me preocupaban sus gritos y súplicas: sabía yo que el ruido de los parlantes del centro comercial acallaban todo, sobre todo si uno estaba en la trastienda y con la puerta principal de la tienda completamente cerrada; ¡no lo podía creer: estaba cogiéndome a Rosalinda a la fuerza y la tenía controlada por completo, y sin saber cómo! Mientras le machacaba sin cesar con mi verga, le bajé su pulóver de hilo hasta la cintura; luego hice caer su sostén al suelo, gozando al ver sus tetas enormes y suculentas bamboleándose a cada embestida mía. No tardé casi nada en aprisionarlas con fuerza entre mis manos, y así prendido de Rosalinda, renové mi ímpetu salvaje, clavándosela con más fuerza, y sin importarme en nada sus lamentos. Era tal mi excitación ante tal cogida, que no tardé mucho en vaciarme dentro suyo: gritó desesperada al sentir la marea caliente de mi lechada llenándola por completo. Satisfecho mi deseo de venganza, gocé limpiando mi verga chorreante sobre sus nalgas temblorosas, mientras Rosalinda no paraba de llorar.

- … Ahora puedes descansar -, le ordené, para luego ver con sorpresa cómo dejaba esa posición en la que se mantuvo mientras la violaba. En cosa de un segundo cayó al suelo y se hizo un ovillo, sin dejar de sollozar.

La cabeza me daba vueltas: estaba yo desconcertado. A pesar de haber gozado con la insólita citación, no tenía explicación para lo ocurrido: era un absoluto misterio para mí. Dado que no podía ya hacer nada al respecto, proseguí ordenándole:

- Ahora vístete y vete a casa –le dije-, y cuando te llame, vendrás acá.
- ….Si,… -replicó casi de inmediato, llorosa y aún jadeante-,… si,…

Sin más se vistió y se marchó de la tienda; como no le había dicho que se aseara, Rosalinda simplemente se vistió, ensuciando sus jeans de leche y sangre: así se fue. No me importaba nada en eses momento: estaba yo satisfecho. Como imaginarán, la día siguiente llamé a Rosalinda, y ella vino a mi obedientemente; no fue solo esa vez, sino que ser repitió una vez más, y otra y otra,… Solo bastaba que escuchase mi voz por el teléfono y acudía a la tienda, y tal como yo lo deseara: Rosalinda cumple todos mis caprichos. A mi antojo, la hago venir a mí luego de su trabajo de modelo, luciendo para mí esos uniformes apretados y sexys que usan. Una vez la he hecho venir a mí, muerta de vergüenza por la calle, luciendo una escandalosa y diminuta micro-mini. En otra oportunidad le he ordenado visitarme sólo con un sobretodo hasta los tobillos,… y sin nada abajo (salvo el tener escrita sobre su blanca piel “puta”, con rotulador); incluso le he ordenado el vestirse de nuevo el uniforme del colegio, para gozar cogiéndomela, así como nunca lo pude realizar antes. En pocas palabras: le ordeno y le obligo a hacer lo que me venga en gana; su boca, ano y concha las he gozado a mis anchas cuando y como yo quiero, y todo por el poder de mi voz y de mi mirada.

Durante este lapso de tiempo, empecé a leer con avidez textos esotéricos y de hipnosis: anhelaba comprender cómo funcionaba esto. Así descubrí el secreto de lo que hacía yo al verla y al hablarle, pero yo seguía pensando –y pienso-, en lo mismo que pensé desde la primera vez: que era solamente la sugestión de Rosalinda. Algunos textos que encontré, me decían que ese supuesto poder que yo tenía funcionaría con toda persona que yo me lo propusiese, pero eso me parecía imposible, hasta hace unas dos semanas.

Le había ordenado a Rosalinda por teléfono, que viniese a verme (no le pedí nada especial, sólo que viniese a la tienda), yo estaba muy aburrido. Llegada la hora de cerrar la tienda, así que me metí en la trastienda; no tenía yo qué abrir la puerta, ya que Rosalinda tenía una llave que le di. Mientras leía un libro acerca del poder de los encantamientos, la puerta de la tienda se abrió y se cerró de golpe. Casi en segundos la puerta de la trastienda también se abrió de golpe: como una tromba furibunda entró ella; se llamaba Isabel. La reconocí de inmediato: en el cole, era la mejor amiga de Rosalinda, la cual venía pasos atrás suyo, aterrada en extremo:

- …¡Por favor Isabel!!!,… -exclamó Rosalinda-, ¡NO LO HAGAS ENOJAR!!!,…
- …¡CÁLLATE! –le espetó la tipa esa con furia, para luego dirigirse a mí, con tono amenazante-, ¡te jodiste, maldito enfermo: no sé qué le diste a mi amiga, pero ahorita mismo vamos a ir a la comisaría a denunciarte por violación!!!,…

Obviamente Rosalinda le había confesado “nuestra relación”, pero no me inmuté ante su amenaza: detestaba yo a Isabel desde el tiempo de la secundaria. Si bien era una guapísima morena de pelo largo y ensortijado y descomunal trasero, la recordaba yo demasiado bien: en la secundaria era de esas tipas que a punta de chismes te destruía por el puro gusto de hacerlo. De mí en -aquellos años-, soltó la “bola” de que yo era gay,… y eso nunca se lo perdonaría. No sé si fue la furia del recuerdo, o qué, pero la vi directo a los ojos y respondí lo único que se me ocurrió:

- Nadie va a ir a ninguna parte,… -dije alto y claro, mientras Rosalinda temblaba de pavor-, y tú: ¡te vas a quedar ahí donde estás, AHORA!!,…

No lo hubiese creído si me lo hubiesen contado: ¡fue como si una fuerza desconocida “venida de-quién.sabe-dónde” hubiese caído de golpe sobre Isabel: ALGO LA AVENTÓ AL SUELO, OBLIGÁNDOLA A CAER A CUATRO MANOS FRENTE A MIS PIES!! Rosalinda vio el extraño suceso completamente aterrada y temerosa en extremo de lo que le haría a ella a continación, pero en realidad ella no me interesaba,… en ese momento mi mirada estaba clavada en los ojos azabaches de Isabel, que me miraba con un inmenso odio.

- …¡Qué me has hecho maldito!!!,… - me imprecó, casi escupiendo-,… ¡estas cosas no existen: YO NO CREO EN ESTO, NO EXISTE!!,…

Me incorporé y comencé a caminar a su alrededor, en silencio; ¡me complacía enormemente tenerla así a bajo mi poder, aunque aún so sabía yo qué ni por qué pasaba!,.. pero lo disimulaba yo muy bien: Rosalinda estaba como clavada al suelo algunos pasos atrás mío, mientras que me iba deleitando viendo el enorme culo de su amiga Isabel a mis pies, prisionera del extraño poder que emanaba de mi voz y de mi mirada. En ese momento descubrí que no era necesario verla a los ojos para lograr mi influencia: recorrí su cuerpo con mi mirada, ¡y se podría decir que gemía de dolor al sentir mis ojos posados sobre ella!

- …Tú: quédate quieta! – le ordené a Rosalinda, para luego agacharme junto al rostro de Isabel: ella miraba fijamente al frente-,… ahora, veremos que hago contigo chiquita,…

Isabel temblaba, escuchándome con todos los músculos de su rostro tensos como una roca. El odio que sentía por mí me excitaba sobremanera: mi verga casi reventaba dentro de mis pantalones.

- …Deberías tenerme miedo Isabel,… es más: deberías estar orinándote de miedo!,…

Fue lo primero que se me ocurrió, pero surtió efecto: su rostro se puso de todos los colores, para luego crisparse en una mueca de dolor, tornándose su piel de colorada a morada. Con una rapidez pasmosa, en la entrepierna de sus jeans azules y apretados, comenzó a crecer una mancha oscura y húmeda: Isabel comenzó a sollozar, mientras un oloroso y caliente chorro comenzaba a formar un charco bajo ella.

- …¡TE ODIOOOOO!!!!! –, gimió para luego soltarse a llorar avergonzada.
- Sólo por un momento, mamita,… -le dije casi al oído, susurrando: estaba disfrutando como loco de la situación-, dentro de un rato,… serás mi perrita fiel,…
Las ideas volaba a mil por hora en mi cabeza: sin perder tiempo, le ordené a Rosalinda que de sentara en una caja, frente a su amiga; Rosalinda vestía una corta falda de vuelos y un top escotado, así que le ordené que se quite la falda, las bragas, y que se masturbe de piernas abiertas frente a su amiga. Mientras obedecía casi gustosa, aterrando a su amiga, que no podía evitar el tener frente a sus espantados ojos, su coño rosado, mojadísimo y completamente abierto lascivamente con sus dedos, yo por mi parte le iba abriendo el pantalón a la inmóvil Isabel; en esa posición, los jeans apretados que llevaba eran casi como una segunda piel: tuve que bregar para bajárselos hasta media pierna. Me detuve entonces a contemplarla: Isabel tenía un enorme y moreno culo de nalgas carnosas. Era exquisito el ver sus nalgas temblorosas, sus labios vaginales gruesos y su concha rojo-sangre, velluda y goteante.

- …¡Déjame: DEJAMEEEE!!!!,… -, suplicó mientras jugueteaba con mis dedos, abriendo sus labios.

Su ano era virgen y sonrosadito, y fue finalmente mi elección: le escupí el agujero, casi con desprecio, recordando el pasado y no tardé casi nada en apoyar la cabeza de mi verga en el ingreso a su estrecho conducto y con todas mis fuerzas comencé a empujar.

- ...¡NOOOOO!!!!!,… ¡AYYYY,… AGHHHHHGHHH!!!!!!,…

Tardé buen rato en lograr que mi pieza se abriese paso: Isabel chillaba de dolor, casi convulsionando, sin poder evitarlo. Las lágrimas le saltaban de los ojos, mientras yo seguía empujando mi verga, abriéndole el culo; Rosalinda le veía como si cualquier cosa, acariciándose el clítoris:

- …No te opongas, Isa,… ¡mmm!,… -le dijo con dulzura a su amiga-,… él hará contigo lo que quiera,… ¡Mmmm!,… ¡Ahhh!,…

Sudando a mares finalmente la pude coger de las caderas, y enterrársela completamente; ¡OHHHH: QUÉ GUSTOOO!!!!!, el culo de Isabel se dilató con fuerza, al recibir mi verga erecta por completo; ¡estaba disfrutando de un placer delicioso y de una venganza perfecta, en tenerla empalada por el culooo!!!! Ya prendido de ella, casi clavándole las uñas en los dos inmensos globos color canela que eran sus nalgas, comencé a embestirla, con fuerza, con desespero,… como un animal, deseoso de partirla

- …¡ASÍ,… QUERÍA,… TENERLE,… SO PUTAAAA!!!,… -comencé a gritar, jadeando con furia, hundiéndole la verga, para luego casi sacársela,…y luego empujar de nuevo, y comenzar todo otra vez, y otra vez, y otra vez,…
- …¡AHHHHH!!!!,….¡AAAAAHH!!!,…. AYYYYYY!!!!,…

¡Era una locura ver cómo mi pieza se hundía por completo en medio de esas dos enormes nalgas, para luego emerger casi en parte, sangrante, roja, para a continuación volver a perderse en medio de su culo!! Isabel no paraba de llorar y de babear, mientras que mi pequeña Rosalinda no cesaba en masturbarse, abriéndose de piernas, mojándose como nunca antes,…

- …¡Ahora: dí lo que yo te diga!!,.. –le ordené a Isabel-,… ¡ahhhh!,…¡dí que eres una sucia perra: MI perra!!,…
- …¡AHHHH!,….¡AAAAAHHH!,… ¡soy una sucia, ahhhh!,… - comenzó a exclamar, jadeando y contra su voluntad-,… ¡SOY UNA PERRA SUCIAAAAA!!!,… ¡SOY TU PERRAAAAA!!!,… ¡AHHHH!!!!

¡Mi poder para hacer con ellas lo que quisiera era realidad: una completa y total realidad!!! Comencé a hacer que mis embates fuesen más lentos; deseaba disfrutar de cada segundo en que violaba por el culo a la odiosa Isabel. Le ordené a Rosalinda entonces que le obligase a comerse su coñito. Sin parpadear, le tomó de los cabellos y agachándose, le acercó su raja húmeda, forzando a su amiga a meterse en la boca sus labios vaginales:

- …¡NOOOO: NO LO HAGAS, NO LO HAGAAAASSSS!!!,…
- Haz lo que te pide Juan Gabriel,… - le replicó, tomándola con fuerza de los cabellos-,… ¡mmm!,… él tiene “El Poder”,…. Y tú y yo debemos obedecerle,… ¡ ahhhh!,…

¡Ahora los gritos de Isabel eran acallados por la húmeda concha de su amiga!!!; ¡estaba yo gozando como nunca de este raro “Poder” que manaba de mi voz y de mi antes maldecida por mí, forma de mirar! Casi le rompí la blusa a Isabel, sacándole sus enormes pechos morenos al fresco, los cuales se bamboleaban con cada embestida mía; su amiga casi le arrancaba los cabellos obligándola a beberse sus jugos mientras que yo me prendía de sus tetas, penetrándola con furia, casi hasta el delirio,… cuando finalmente me vacié dentro de su ano desgarrado, ya Isabel gritaba gozosa exclamaciones de placer que yo no le había ordenado decir. Ordenándoles a ambas que no divulgasen a nadie, nada de lo ocurrido, las envié a casa,… hasta que las necesitase de nuevo. ¿Por qué las envié a casa?, muy simple: al descubrir yo que podía utilizar a mi regalado gusto mi “Poder” con quien quisiera, decidí recorrer las calles: mi ciudad es muy grande y deseaba encontrar nuevas “experiencias”. Después de eso, apenas volví a ver a Isabel: me caía tan mal que para mí, con romperle el culo una vez me bastaba (salvo claro, con la excepción en que le ordené que diese placer a tres amigos míos. Ninguno de mis conocidos saben nada acerca de mi “Poder”) En cuanto a Rosalinda, sí la veo con frecuencia: me es muy útil al presentarme a sus amigas modelitos, con las cuales disfruto explorando los límites de mis habilidades (las cuales he ido descubriendo que no tienen límites hasta ahora,…) Con el pasar del tiempo, ya no necesito ver a los ojos directamente; ya no necesito hablar siquiera: solo ir a un sitio, escoger a la volada a una chica –o un grupo-, y esperar contento, al ver que lo que pienso y quiero, se cumpla,…

(CONTINUARÁ,...)

Preparan fotografía de cuerpos desnudos en pirámides mexicanas



El fotógrafo estadounidense Spencer Tunick, reconocido mundialmente por sus imágenes de cuerpos desnudos, aseguró hoy que llevará su arte a las pirámides de Teotihuacán.

En conferencia de prensa del Guanajuato International Film Festival,, Tunick, quien es parte del jurado, aseguró que en esos monumentos pintaría a cuatro mil mexicanos con los colores de su bandera para fotografiarlos.

Alabó los trabajos presentados en este evento de cine sobre cortometrajes.

Estoy obsesionado con el cuerpo humano y cómo este puede relacionarse con el mundo del concreto y el mundo natural, explicó sobre sus singulares fotografías, entre las que incluye la lograda en el Zócalo del Distrito Federal, con miles de personas sin ropa.

Según Tunick, esta idea le gustaría volverla a repetir, con los colores de la bandera mexicana sobre cuerpos desnudos en las pirámides de Teotihuacán.

"Lo quiero hacer y tengo mucho tiempo diciéndolo, pero obviamente hay muchísimos egos en el otorgamiento de permisos", puntualizó.

Añadió que "no es tan fácil llegar y pedir permisos a los historiadores, porque para ellos es muy importante y para diferentes instituciones ya establecidas, pero en realidad no soy yo el que tiene que pedir el permiso, son los mexicanos".

En ese mismo tono, destacó que tienen que olvidarse que es un artista estadounidense, "deben verme como un catalizador y quien logra hacer el trabajo, en colaboración con los nacionales".

Tunick adelantó que ya analizó dicho proyecto y aseveró que "puedo crear una persona gigante en la pirámide, diferentes formas y hacer cosas muy interesantes con cuatro mil personas pintadas con el color de la bandera de México".

También explicó que su trabajo no tiene fines comerciales ni políticos, solo es arte, y sus temáticas oscilan entre el desnudo masivo y el erotismo cotidiano.

Su estadía en México ha sido benéfica, reconoció además, tanto por la colaboración de las autoridades gubernamentales, como por la disposición de la gente al participar en sus proyectos.

Estos trabajos pueden parecer controversiales e iconoclastas, pero se mantienen pese a todo, y aumenta su grado de aceptación, precisó.

(FUENTE: prensa-latina.cu)

Enjaulada por lujuriosa


Hentai-IX


Facebook censura el aniversario del disco “Nevermind” de Nirvana



En 1991 Nirvana editaba Nevermind, el disco emblema del grunge y uno de las mejores grabaciones del rock internacional.

Ahora se cumplen 20 años de aquel lanzamiento pero la celebración fue aguada por Facebook. La famosa red social censuró la tapa del disco porque en ella sale un bebé desnudo y eso va contra los términos y condiciones de uso del sitio.

Muchos se indignaron con Facebook y otros se lo tomaron con humor. Entre estos últimos estuvo Spencer Elden, el modelo de la foto que hoy tiene 20 años.

“No entiendo cuál es el problema. Bastantes personas en el mundo ya vieron mi pene”, dijo bromeando a los medios norteamericanos.

Facebook por su parte sostiene que dentro de sus reglas se contempla prohibiciones cuando se considera que “atacan a un individuo o un grupo, o que contienen desnudos, drogas, violencia u otras violaciones de las Condiciones de Uso". Por esta razón la famosa foto se quedó fuera de la red social en su aniversario.

(FUENTE: losandes.com.ar)

Chicas hot-IX


Sexo y humor-XVII






La moda de los bares porno: los top 4



Así como existen los restaurantes sexuales, también hay bares que ofrecen, junto a su carta de tragos, experiencias eróticas de todo tipo, desde ciclos de cine porno hasta sexo en vivo. Aquí, 4 de las propuestas más extravagantes alrededor del mundo:

1. Amora, en Londres. En el elegante lounge, tomás un cocktail afrodisíaco. En las otras 10 salas del bar, calentás motores. Entre ellas, un sex shop de lujo, un “túnel del orgasmo” que explora el cuerpo humano antes, durante y después del clímax, y una habitación para evacuar todas las dudas: unas figuras humanas revelan misterios como el lugar exacto de tu Punto G.

2. Consentido, en Madrid. Un bar, galería de arte y boutique hot, donde podés probar cócteles estimulantes como el “Ferormonas”, con afrodisíacos como guaraná y ginseng, comprar un libro de literatura erótica y ver ciclos de cine porno independiente. También hay charlas y una sala donde artistas locales exponen sus obras eróticas.

3. Tarantino, en Buenos Aires.¿Te animarías a participar en una película XXX? Esa fue la propuesta que este bar de Buenos Aires hizo a sus clientes en 2010, cuando la estrella porno Milena Hot aceptó filmar allí algunas escenas de su siguiente film. Más de 300 personas colmaron en lugar y en el bar prometieron repetir la experiencia.

4. Bagdad, en Barcelona.Frecuentado por estrellas porno y famosos caídos en desgracia como Macaulay Culkin, es considerado uno de los mejores bares porno del mundo. Sirve tragos clásicos, pero su fuerte no está en la barra sino en el escenario montado en el centro de la sala, donde se realizan shows ¡de sexo en vivo!

(FUENTE: Estilodevida.latam.msn.com)

30 jul 2011

Crónicas de secundaria (3); las platudas



Un relato de: Krakkenhere.

La época del cole es una época de inestabilidades: siempre se busca destacar entre los demás, ser reconocidos o “pertenecer” a un grupo o grupúsculo que no sea criticado –al menos no de la peor manera-, por el resto. Eso, muchas veces te lleva por la desesperación a escoger muy mal; así me pasó a mí tras mi experiencia con “las cerebritos”: ¡no sabía yo qué hacer!, tras el violento despertar lésbico de Jessica y Magali, se desentendieron de su amiga Guadalupe,… la cual iba ahora tras de mí, acosándome con cartitas, regalos y demás (¡ustedes saben lo terrible que es aquello en el cole!,…), era linda, sí,… me había hecho gemir, si,… ¡pero debía yo evitar que eso se supiera!, no es que mi vida social fuese una maravilla pero tampoco tenía el yo interés en que se volviese de golpe, en toda una pesadilla.

Lo peor era cuando nos duchábamos todas juntas tras las clases de Educación Física; ¡Dios, podía sentir la mirada de Lupe, sus ojos celestes penetrándome, auscultándome toda!, mientras yo trataba de cubrirme al otro extremo de las duchas del camerino de chicas, Guadalupe apenas podía disimular: jugueteaba con su chorreante cabellera rubia, mientras ponía esa carita, mitad tímido deseo contenido, mitad lascivia a punto de desbordar, mientras apenas disimulaba las caricias que se daba frotando a ratos su húmedo y chorreante vello púbico, para luego verme (¡siempre me pescaba cuando yo volteaba a verla!), y arrugando alegre, ansiosa, su naricita respingada.

Tras ducharnos, teníamos recreo y todos los hormonados y aguantados chicos de la Promoción se desvivían por vernos a las chicas salir de los vestidores: frescas, con los cabellos chorreantes, perfumadas, arregladas, ¡cómo sea!,… a mí nadie me miraba y eso siempre me gustó, ¡pero ahora tenía tras de mí a Guadalupe!, cual un animalito deseoso, esperaba a que me termine de secar y vestir, y cuando yo salía hecha una tromba de los vestidores, me seguía - ¡me preseguía!-, por patio y corredores, como si necesitara respirar el aire que exhalaba mi simplón cuerpecito. Hecha yo un manojo de nervios (como se podrán imaginar), por el acoso de mi “ex -amiga”, buscaba a cómo dé lugar, el evitar al mismo tiempo, el colocarme en una situación “impropia” y a la vez, evitar que alguien descubriese a “mi fan”.

Aquella ocasión, y sin importarme nada ni nadie, corrí azorada por los corredores, hasta encerrarme en el baño más próximo; entrar y cerrar tras mis espaldas la puerta, fue todo en un instante; “¡tierra: trágame!”-, pensaba yo, respirando agitada, apoyada contra la puerta es, como si así pudiese, impedir que Lupe dejara de acosarme.

- Oye, ¿y tú qué haces aquí?,…

Esa voz me sacó por un instante de mis problemas: ¡me había yo metido sin saberlo en otro lío: sin querer había entrado al baño de “las platudas”!; como en todo colegio, existían “territorios” inviolables, y yo había ido a parar en uno de ellos. Sin que maestros ni ningún adulto lo supiesen, dos chicas de mi mismo año se habían adueñado del baño que les debía corresponder a las niñas de años inferiores,… convirtiéndolo en su refugio particular, útil para nada más que para encerrarse ahí y ser “ellas mismas”

“Las platudas” eran dos: Michelle y Jackeline –o Jackie, como ella prefería-; ambas se destacaban de entre las demás chicas del cole: altas, delgadas y de curvas muy finas, parecían más un par de modelos, enfundadas en uniforme escolar. Michelle era una preciosa morenita de larga cabellera lacia, hasta la cintura y tenía unos inmensos y profundos ojos negros. Jackie, por su parte, también usaba el cabello lacio, en “eterno” tono castaño-teñido, como para resaltar sus hermosos ojos verdes de gata. Les había apodado “las platudas” por que en cierta forma, lo eran: nunca les faltaba dinero, vestían lo último a la moda (y antes incluso que las chicas que verdaderamente tenían dinero en el cole), jamás se dejaban invitar a ninguna parte, por los chicos de la Promoción,… pero eso no impedía verlas SIEMPRE, en discotecas caras, gastando a manos llenas, y viviendo a mil por hora.

- …¿No me oíste?,… - me replicó Michelle, acercándoseme, poniendo los brazos en jarra y tomándose con ambas manos esa cintura diminuta que tenía, y por la cual yo o cualquiera de mi edad mataría por tener-, ¿quién te dio permiso para entrar aquí?,…

Estaba a punto de darle alguna excusa, pero los nervios me traicionaban: no sabía si decir o no la verdad. De pronto, el ruido de unos pasitos sonoros que llegaban desde el pasadizo aumentaron mis temores; Lupe me estaba buscando y venía para acá. Mortificada, Michelle me apartó de la puerta y la abrió casi de golpe, plantándose como una muralla entre mi escuálida humanidad y la ya no tan timorata Guadalupe, y que precisamente había tendido desde afuera la mano al picaporte, para abrir la puerta del baño:

- …¿Y tú qué quieres?,… -le soltó a boca de jarro a la pobre Lupe, sobresaltándola-, ¡este es un sitio PRIVADO, así que lárgate!!,…
- …¿Eh?,…ehhh,…sí,… perdón,… -dijo aterrada Guadalupe, roja como un tomate, replegándose, y viéndome ahí dentro, con sus ojos inmensos-,… disculpen,…

Apenas la puerta se cerró, le agradecí sin cesar, ¡las hubiese besado a las dos en ese preciso momento!, parecía yo una ametralladora, dando las gracias y a la vez evitando decirles la verdadera realidad de mi predicamento. Jackie y Michelle me veían divertidas, como si yo fuese lo más entretenido del mundo. Yo estaba sorprendida y no era para menos: las “platudas” tenían fama de no hacer amigos y de no dar la mano a nadie en ninguna circunstancia. Mientras yo las inundaba con halagos y agradecimientos, ambas cruzaban entre sí, miradas enigmáticas.

- …Una vez más, chicas, ¡mil gracias!,…
- No tienes por qué, corazón,..-me replicó entonces Jackie-, “hoy por ti, mañana por mí”,…
- Ahora ponte cómoda y cuéntanos de ti,…- agregó Michelle, mientras se apoyaba en un lavado del baño, cruzando las piernas-,… Natalia,..¿no?,…

¡El corazón casi se me sale del pecho: las “platudas” querían conocerme!!!, puede sonar estúpido ahora, pero en el tiempo del cole, ser reconocida, destacar de alguna forma, puede ser la diferencia entre ser “un cero a la derecha” ( o “a la izquierda y al medio”,… como yo), y “ser alguien”. Sintiéndome en la cima del mundo, me senté en aquel baño con ellas, y comencé a conversarles de todo un poco; al rato ya compartíamos cigarrillos, intercambiábamos confidencias (no muchas, como descubrí luego), para luego salir de “nuestro escondite” a la hora del recreo; ¡Dios, jamás comí tanto: a esas dos parecía que tenían un banco!!, Michelle y Jackie me complacían en todo y yo disfrutaba de su compañía. Todos, hombres y mujeres, me miraban con envidia (y Lupe, miraba a las chicas como deseando asesinarlas); lo que sí era cierto era que su conversación era bastante aburrida: esas dos solo sabían acerca de cuánto costaba TODO: desde autos a vestidos o fines de semana en resorts.

- … ¿Y piensas hacer algo este sábado, “Nataly”?,… -, me soltó en un momento, como cualquier cosa, Jackeline.
- Hum,… no creo,… -le dije-, mis papás tendrán un matrimonio y debo cuidar la casa,…
- Suena interesante,… -agregó Michelle entonces-, podríamos ir a acompañarte y hacer una “pijamada”,…

¡Una reunión de chicas en mi casa sería excelente!, pensé. Podía yo dejar de ser la antisocial de siempre,… y en verdad estaba disfrutando la idea. No tenía permiso de mis padres (era viernes), pero no me importó: quería mostrarme tan desenvuelta y segura de mí misma como ellas.

- Claro: mis papás salen para su fiesta a las 5. Las espero.

Tras prometer que llevarían algo de beber y que nos divertiríamos, quedamos para el día siguiente; yo estaba hecha una dicha de “hacer cosas de grandes” con las “platudas”, así como ir con ellas de arriba a abajo, por todo el cole, en su compañía; solo ver cómo Guadalupe “desaparecía” de nuestra vista, cada vez que nos la cruzábamos, lo valía.

Aquel sábado por la tarde me esforcé realmente por impresionar a mis nuevas “amigas”; ¡fue la primera vez que limpié el departamento sin que mis padres me lo ordenasen! Tras disimular mi emoción, aguardé a quedarme sola en mi casa: entonces busqué ponerme algo más “sofisticado” que mi acostumbrado ajuar de ropas holgadas, en negro o azul. Finalmente encontré algo adecuado: unos jeans celestes, a la cadera, que una prima me regaló en mi cumpleaños y que jamás había usado; me sentía extraña, luciendo mi ombligo vergonzante por primera vez en mi vida y sintiendo cómo la prenda apretaba mi culito “común y corriente”. Una blusita en rosa pastel con algo de escote (que mi madre siempre trató de obligarme a usar), y unas zapatillas blancas completaron mi atuendo: no me veía como una diosa pero,… ya era un cambio impresionante en mi forma casual de vestir habitual, muy poco femenina. Por fin, exhausta como nunca, aguardé ansiosa la llegada de las 6, y mis visitas.

Al abrir la puerta, me quedé de una pieza: ¡Michelle y Jackie se veían espectaculares!; Michelle llegó vestida con una blusa azul eléctrico de seda, que apenas se sostenía en sus blanquísimos y desnudos hombros; toda ella se veía delgadísima e inmensa, con unos jeans apretadísimos, zapatos de tacón alto y su larga cabellera anudada con una cola, haciendo ver así su cuello más largo aún. Jackeline llevaba encima un top blanco apretado, casi transparente, sin sostén, una casaca azul, muy pequeña, y una coquetísima minifalda del mismo color. Ambas estaban maquilladas cual mujeres hechas y derechas y,… valgan verdades, me hacían sentir diminuta, como una niña tonta ante ellas. Sonrientes y portando ambas unas grandes y carísimas carteras, mis amigas entraron en mi casa alegremente, apenas les dije que mis padres ya se habían ido.

- ¡Excelente! –exclamó entonces Michelle, quien presta recorrió la sala de mi casa, con la seguridad de una modelo, para después sentarse en el sofá, cruzándose de piernas-, Jackie, ¿llamaste a los “chicos”?,...
- …Si, “Vanessa”,… -, le replicó ella casi de inmediato-, les dí el número de Natalia.

Completamente lela, escuché que hablaban frente a mí, sobre haberles dado mi número de teléfono a quién-sabe-quién, mientras que Michelle abría su cartera ¡y sacaba dos botellas de un güisqui carísimo!!; yo no sabía cómo reaccionar,… ¿”Vanessa”?, ¿los “chicos”?,… ¡mis padres me matarían si armábamos una fiesta en su ausencia!!! ; pude parar todo eso, pero,… a la vez me traicionó mi eterna falta de carácter y el miedo de parecer como una mocosa tonta ante las chicas,… de seguro que ambas se dieron cuenta de mi desazón y se aprovecharon de ella, ya que de inmediato comenzaron a bombardearme con preguntas:

- …Un momento,.. oye Natalia, ¿este es el departamento 213-B, no?,… -me preguntó primero Jackeline.
- …¿Eh?, si, pero,… mis papás no me han dado permiso,.. ehhh,… -, le respondí, creyendo que tal vez pensaban en armar una fiesta.
- Naty, ¿dónde está la cocina? –me dijo casi al instante Michelle-, necesito vasos y hielo,…
- Al fondo, la primera puerta a la izquierda,… pero,…

¡No me dio ni tiempo para reaccionar!, estaba yo al borde de un ataque de nervios: Michelle se metió como si nada rumbo a la cocina, llevando su cartera,… ¡MIENTRAS EL TELÉFONO SONÓ CASI DE INMEDIATO!!!

- ¿Aló?, sí: soy “Nicolle”, cariño,… -respondió Jackeline, con una voz erótica y sensual que me descolocó toda-, si mi vida: 150 servicio completo, hago todo lo que tú quieras. Yo y una amiga, 250,… ¿vienes papito?, okay te espero,…

¡La cabeza me daba vueltas!, ¿qué rayos estaban haciendo esas dos, Y EN MI CASA?? Estuve a un tris de pedirle explicaciones, pero Michelle regresó de la cocina,… portando dos vasos con hielo, ¡y vistiendo solo un baby-doll blanco, transparente y un hilo dental también blanco!!!

- …Yo quiero la cama grande –dijo como quien no quiere la cosa, dirigiéndose a Jackie-, “Nicolle”, tú usa la cama de la “nena”,…a ti siempre te creen más mocosa,…

¡Esto no podía estar pasando!!!,… pero era así; me quedé por un instante muda: Michelle –o más bien, “Vanessa” había capturado toda mi atención. Sus piernas se veían ahora realmente larguísimas por los zapatos de tacón alto que calzaba; apoyada en una pierna, se mostraba ante mí increíblemente excitante,… y la verdad es que mi mirada estaba “perdida” viendo sus redondos pechitos de pezones rosados y bien parados, asomándose descaradamente en medio del encaje y la tela vaporosa de su diminuta prenda.

- …Chicas, esteee,… -traté de decir, casi sin poder dejar de ver el precioso cuerpo de mi compañera de clases, semidesnuda ante mis ojos-,… no podemos hacer fiesta,… mis papás,…
- …¡Hay Naty, no seas melodramática!,… - me dijo entonces Jackie, ¡mientras se quitaba los pantalones frente a mí, calzándose una micro-minifalda roja!-,… solo estaremos hasta las 10 y dejaremos todo limpio; tranquilízate,…

¡Quise gritarles en ese instante, pero el timbre nos sobresaltó!; sin ningún pudor, Michelle corrió hacia la puerta, y la abrió: sonriendo y mostrándose ante él, le dijo que pasara, ¡ME QUERÍA YO MORIR DE SOLO PENSAR QUE ALGÚN VECINO LA VIESE Y SE ENTERASE! El sujeto ese era de unos 30 años mínimo y su lasciva mirada dejaba entrever sobradamente sus intenciones. Apenas preguntó, “¿Nicolle?”, Jackeline le tomó de la mano y lo trajo hacia mí:

- Son 150, “papi” –le dijo-, págale a ella,…

¡Sin chistar el tipo ese puso los billetes en mi mano! Estaba yo tan atontada que no hice nada cuando “Nicolle” y su cliente se metieron en mi dormitorio. ¡Todo me parecía tan irreal!, más que un sueño, era como una pesadilla,… solo en mi cabeza estaban dos cosas: una, el cuerpo espectacular de Michelle, y otra,… el dinero, ¡jamás había tenido yo en mis manos tanto dinero junto!! Obviamente, ése era el “secreto” de las “platudas”,… y desde que pusieron ese dinero en mis manos, yo también era en cierta forma, parte de todo ello. El corazón me latía a mil por hora, y prácticamente escuché entonces entre sueños, lo que me dijo Michelle al oído: “…recuerda: en tu bolsillo derecho pon lo de “Nicolle” y en izquierdo, lo mío,…”

Michelle y Jackeline son putas,… y van a coger con tipos aquí, en mi propia casa,… era lo único que se repetía en mi mente una y otra vez. Realmente no sé cuánto rato me quedé ahí parada en medio de la sala, atontada, pero recuerdo eso sí que el teléfono volvió a sonar y esta vez “Vanessa” respondió; después de eso, todo el depa comenzó a retumbar: ¡de mi dormitorio llegaban fortísimos gemidos de placer y el crujir de mi cama!!!

- …¡Aaaahhhh!!!,…¡AAAhhhh!!!,… ¡Ooohhhh!!!,… ¡Qué grande la tienes, mi amoooor!,…. ¡AAAAHHH!!!,….

¡Era Jackie, que gemía como una loca, como si la estuviesen matando a punta de vergazos!!, sus potentes gritos me sacudieron de pies a cabeza; no necesitaba verla para imaginarme qué pasaba en mi cuarto,… desnuda, con las piernas bien abiertas,… recibiendo fuertes embestidas con una verga gruesa y grande,… dilatándole su jugosa y estrecha conchita,…¡mmm!,… ¡empecé a respirar agitadamente, sintiendo mi entrepierna humedecerse también!!! No tardó mucho en volver a sonar el timbre, sacándome de golpe de mi excitado devaneo; eran dos tipos jóvenes, que a primera vista me parecieron universitarios. Michelle les abrió la puerta y sin mostrar ninguna vergüenza, aceptó lo que le propusieron: querían cogérsela los dos juntos.

- …Naty; tráenos unos tragos al cuarto en un rato, ¿quieres?,… -, me pidió entonces Michelle, mientras ponía el dinero en mi bolsillo,…
- …Ehh,…si,… -, le dije, sintiéndome terriblemente excitada, al sentir el perfume de su piel.

¡No entendía lo que me pasaba!, es decir,… ¡ese par de locas estaban puteando en mi casa y yo no hacía nada para impedirlo!! Como una zombie, oyendo el concierto de gemidos que provenían de la habitación de mis padres, me apresuré a servir unas copas de whisky con hielo; me sentía a la vez excitada, turbada,… y,… ese dinero dentro de mis bolsillos realmente “me quemaba”; no sólo no podía creer lo que esas dos hacía por dinero,… pero a la vez me movía una especie de “morbo cómplice”. Mientras servía las copas, el teléfono sonó de nuevo: ni siquiera yo pensaba que podían ser mis padres. Contesté igual. Era un tipo de voz ronca, preguntando por “Vanessa”; como si nada, me sorprendí de mí misma, al responderle que podía venir. La verdad era que respondí por responder, por que en ese momento tenía yo otro objetivo: quería ir adentro, llevando los vasos de licor,… para mirar,…

Temblando como una hoja, avancé lentamente hacia el corredor: la puerta de mi dormitorio quedaba precisamente frente a la del dormitorio de mis padres; ¡Dios, mi corazón latía a mil por hora!, con mis flacas piernas temblando, me asomé primero a mi dormitorio,... ¡LOS OJOS CASI SE ME SALIERON DE MIS ÓRBITAS!

Sobre mi cama de edredón de motivos infantiles, se hallaba Jackie: estaba completamente desnuda, boca arriba, abierta completamente de piernas,… ¡gemía hasta casi gritar!, se había puesto mi almohada bajo la cintura, alzando su concha de raja depilada, entregándosela a su cliente, ¡EL TIPO LA TENÍA AGARRADA DE LOS TOBILLOS, CLAVÁNDOLE HASTA EL FONDO CON SU VERGA ENORME!!! Jackie se contorsionaba con los ojos cerrados, jadeando de dolor con cada embestida brutal y tomándose del barandal de mi cama, haciéndola crujir con cada “mete-saca”.

- …¡AYYYY!!!,… ¡AHHHHH!!!!,… ¡NO SIGAS, NO SIGAAAAASSS!!!,… -gritaba “Nicolle” sin parar.

Sus gritos y esa verga inmensa incrustándosele me estremecieron: ¡PARECÍA QUE LA IBA A PARTIR!! Fue demasiado para mí: casi al instante sentí cómo una oleada húmeda casi explotó,… tuve un orgasmo intensísimo, de solo ver cómo se la cogían con tal salvajismo. Estaba yo transportada a una dimensión de gozo y salvajismo y pude quedarme ahí viéndolo todo, paralizada pero gozosa, pero entonces el tipo ese volteó a verme: ¡su mirada loca de sexo me aterró, por un instante pensé en que se me quería echar encima. Sobresaltada, giré en mi lugar y me metí apresurada en el dormitorio de mis padres.

Apenas traspuse el umbral de la alcoba de mis papás, puse los vasos en el velador y traté de salir de ahí sin mirar,… pero no pude: volteé y nuevamente me quedé petrificada: Michelle, a cuatro manos, estaba en ese preciso momento haciendo gozar como locos a esos dos universitarios; a cuatro manos, se la chupaba ansiosa a uno de ellos, mientras que a la vez no paraba de menear su culo redondo y apretado, mientras dejaba que el otro se la clave en su conchita húmeda y velludita. ¡Era una completa zorra!!, y yo no podía dejar de mirar su boca abierta al máximo, chorreando leche y saliva, atorada por una verga coloradota y gruesa, mientras que otra pieza de carne hirviente, se perdía y aparecía por entre sus labios vaginales; Michelle era muy bella y verle su más ocultas intimidades expuestas, siendo penetrada sin misericordia, y ella, contorsionándose con locura,… siendo capaz de hacer eso por dinero,… me excitaba enormemente, me perturbaba,… y a pesar de ser en ese entonces aún virgen, me atraía la idea de entregarme,…

Ver a Michelle dándome así una clase de sexo fuerte me estaba haciendo tambalear en mi yo muy íntimo: su cuerpo me excitaba y las vergas de los tipos también, pero no pude disfrutar mucho del asunto, Michelle me miró y con un ademán de mano, me hizo saber que debía retirarme. Como una zombie me fui a la sala y me senté en el sofá, temblando sin control, y sin saber qué hacer. Al poco rato, los dos universitarios se fueron de mi casa. Al rato Michelle salió:

- Toma – me dijo, entregándome más dinero-, el cliente de “Nicolle” pidió un “extra”; yo voy a lavarme,…

Me excitaba tanto verla desnuda que acepté el dinero y me lo metí en el bolsillo; al poco rato, tocaron a la puerta:

- … Holaaasss,… jeje,… ¿dónde están las putas?,… -me dijo de golpe un viejo gordo y borracho.
- Pase,… -, le respondí,… con el tono del “pase” de las putas.

Como si fuese mi labor, le dí la espalda para servirle un trago, y ahí pasó: soltando una carcajada, me tomó del culo!!!!

- ¡NOOOO, YO NO!!!!,…

¡Temblé sin control, al sentirme a merced de ese tipo asqueroso y brutal!!; solté un chillido de pánico cuando tomó por detrás mis jeans y sin desabotonármelos, me los forzó hacia abajo, bajándomelos junto con mis braguitas de algodón, dejándome acostada en cuatro, boca abajo, sobre la mesita de la sala,… mostrándole mi culito adolescente y mi coño aún virginal, saliéndoseme por encima de la prenda; ¡ME ACOSTÓ A LA FUERZA SOBRE LA MESITA DE CENTRO,… ME IBA A VIOLAR!!

El tipo babeaba, mientras se desabotonó sus pantalones, blandiendo en su mano su pene grueso, de cabeza inmensa y goteante, riéndose en su borrachera por mi desazón; ¡quería pedir auxilio yo, pero de mi garganta solo salían susurros!: “….Michelle,… Jackie,… ayudaaaa,…” y de mi dormitorio sólo se escuchaban, los gemidos de hembras gozosas e insaciables de Jackeline, aunado a los jadeos animales de su cliente,… ¡YO NECESITABA AYUDA: IBA A SER VIOLADA POR ESE GORDO!, ¡me iba a desvirgar contra mi voluntad, Y PENSANDO QUE YO COBRABA POR ESOOO!!!

-… Ahora, vas a ver,… lo que es bueno putita,… ¡burppp!,… -, exclamó el asqueroso borracho ese, eructando.

¡Pegué un grito de pánico que debió remecer todo el edificio!!; como un relámpago, un latigazo de dolor y vergüenza recorrió todo mi cuerpo: no me penetró,… fue aun peor; ¡cual si yo fuese una zorrita cualquiera, el tipo ese me soltó un escupitajo que cayó en mis nalgas, para luego descender, mojando mi coñito,… ¡y casi de inmediato me fustigó las nalgas y la vagina con su verga tiesa, COMO SI FUESE UN FUETE!!! No sé si fue el escupitajo o los golpes de esa gruesa verga de macho, que remeció mis algas y mis labios vaginales lo que lo ocasionó, PERO ME MOJÉ EN UN INSTANTE!!!, ¡Me quería yo morir de la vergüenza: me iban a arrebatar mi virginidad y yo me estaba excitando!!
Cuando ya estaba yo aceptando mi desgraciado fin, un portazo vino en mi rescate: era Michelle, quién al escuchar mi grito, vino a ver qué pasaba; ¡quería yo que la tierra me tragase: mi compañera de clases me vio en aquel trance, con los pantalones abajo, y con ese viejo gordo, borracho y apestoso encima, y ya abriéndome mis labios vaginales, para dar paso a su dura y gruesa verga!! Michelle estaba desnuda frente a mi, vistiendo solamente su hilo dental y unos zapatos taco aguja, ¡que eran de mi madre!!! La preciosa Michelle nos veía a ambos, bien plantada ante nuestros ojos, con las piernas separadas y mostrándonos su coño completamente húmedo. En dicha pose, con su rostro y su actitud, se mostraba como toda una puta recorrida, a la cual nada le impresionaba:

-… Diego, amor… -, le dijo al viejo ese, como si lo conociese de toda la vida-, ¿qué haces?,…
-… ¿Eehh?,… ¡Hooolaaa linda!,…- le dijo el borracho, quién aún trataba de metérmela-,… ¡voy a pagar: sólo que mientras espero, me quiero tirar a esta putita!,…
-… ¿No ves que es la tipa de la limpieza?,…- le replicó con la seguridad de quien sabe que el tipo estaba completamente ebrio,… y que eso ya había pasado otras veces-, ven papi: yo te atiendo,…

Sin más, Michelle tomó de la mano al tipo y lo condujo al dormitorio de mi mamá, dejándome en paz; ¡yo no paraba de temblar, ahora sí estaba aterrada por lo que casi me pasó y por todo lo que estaba ocurriendo en mi casa! Mientras me incorporaba azorada, vistiéndome, Michelle salió de nuevo del dormitorio; apuntándome con un dedo, “mi amiga” me amenazó:

- Cuidadito con pasarte de la raya con mis clientes, ¿ok?,…

¡Casi había sido violada y ella pensaba solo en la plata!,… mientras trababa yo de calzarme de nuevo los jeans, sentía vergüenza y dolor a la vez: fueron apenas unos instantes, pero mis labios vaginales y mis nalgas estaban adoloridos: no solo habían sido forzados casi hasta ser penetrados por la verga animal de ese borracho, sino que yo había estado contrayéndolos sin cesar, para impedirle vejarme. Apenas me incorporé de la mesita, lo sentí: una marea olorosa y húmeda descendió de mis entrañas, resbalando por mis entrepiernas; ¡aquel intento de violación había hecho que yo me corriese otra vez, y casi sin darme cuenta! Al mismo tiempo que me avergonzaba de mí misma, la cabeza me volvió a dar vueltas: los gemidos que provenían de los dormitorios, me encendió de nuevo.

Jadeos animales, suspiros intensísimos, exclamaciones de gozo vulgar,… el crujir de las camas,…mmmm, ¡era imposible no centrar toda tu atención en ellos! Mis “amigas” eran unas reverendas putas,… y deseaba yo ver de nuevo cómo se comportaban en la cama. Mi coñito me hervía: lentamente me acerqué al pasadizo. Tímidamente, atisbé por la puerta entreabierta, para ver a Michelle y al gordo borracho;¡me quedé helada otra vez, viendo las habilidades de Michelle, en el sexo!!

- ….¡Ahhhh!,…¡AAhh!!!,… ¡Assí papitoooo: clávame tu vergota asssiiiii!!!,… -, gemía y exclamaba con fuerza, cabalgando al viejo verde ese.

Michelle estaba montada a horcajadas sobre él: como una araña, apoyada de pies y manos, estaba frente a mí, ensartada por la concha, haciendo entrar y salir de dentro de ella ese grueso aparato semiduro: el tipo estaba acostado, casi dormido de borracho, pero con la verga aún algo firme; ¡la larga cabellera lacia de Michelle volaba por todos lados, sus tetitas adolescentes de pezones parados subían y bajaban sin cesar, mientras que sus duritas nalgas golpeaban a toda velocidad, con un sonido de golpeteo húmedo!! El tipo no reaccionaba casi en su beodez, pero Michelle, volteando los ojos, demostraba que sí lo gozaba.

Verla metiéndose y sacándose esa verga a toda velocidad, me hizo descontrolarme: corrí al baño de visitas de mi casa y me encerré ahí: me desnudé como una poseía y tirada en el suelo, comencé a masturbarme!!, ya no necesitaba ver más: los gritos y lo visto hasta ese momento, había sido suficiente. Pasada una media hora de gozosas convulsiones de placer, salí del baño avergonzada, pero infinitamente satisfecha,… y exhausta. Afuera, en la sala, Michelle y Jackeline me aguardaban: ¡fumaban y bebían sentadas en la sal, ya vestidas, como si nada!!

- …Bueno Natalia,… - me dijo Michelle, soltando volutas de humo-, fue todo por hoy: dame lo que tienes.

Aún atontada, le entregué el dinero: lo contó, le entregó una parte a su amiga y luego me estiró la mano a mí también:

- Esto es tu parte,… – me entregó más dinero que el que mis padres me daban de propina en un año-, lo hiciste bien; si te animas, avísanos si tus papás salen de nuevo,… ¿okey?,…
- Okey,… -, le respondí, metiéndome sin ningún orgullo la plata en el bolsillo,… y sabiendo por su mirada, lo que ese “okey” significaba: teníamos un secreto.

Aquella noche tardé bastante en ordenar la casa: metí a la lavadora el edredón y las sábanas de mis padres a la lavadora (le eché la culpa al perro), yo por mi parte, tuve que dormir con sábanas húmedas a lechada y los jugos de Jackeline. De más está decirles que jamás volví a invitar a “las platudas” a mi casa, ni a frecuentarlas en el cole,… pero mi “silencio” tuvo una recompensa: de tiempo en tiempo, alguien soltaba el chisme de que Jackie y Michelle eran putas, pero luego se diluía la “bola”, entonces, alguna de ellas se me acercaba en un recreo y me tomaba de la mano, a guisa de saludo,… dejando en mi mano, un billete doblado,…

(CONTINUARÁ,...)

Brenda de Bahia nos envía sus fotos (1)










Boicot a Playboy en la cadena NBC





A través de cartas enviadas a la cadena, los 1,3 millones de integrantes del Consejo de Televisión aseguraron que la mencionada serie dramática "glorifica y alaba a esta industria insidiosa". Y además obligaron a los afiliados de la cadena a no emitir el programa sobre las "conejitas".

El Club Playboy está basado en las vidas de los Conejitas de Playboy durante la década del 60 y los clientes del original Club Playboy de Chicago.

Según NBC, se trata de "una nueva y provocativa serie dramática sobre el cambio de conciencia que hubo en la sociedad, cuando un importante empresario creó el imperio y el ícono que modificó la cultura estadounidense".

Los padres del Consejo de Televisión (PTC por sus iniciales en inglés), que hacen campaña contra el sexo y la violencia en la pantalla chica de los EEUU, también le solicitaron a la NBC y a sus filiales que se abstengan de transmitir las promociones en los programas para familias, como, por ejemplo, America's Got Talent.

(FUENTE: america.infobae.com)

27 jul 2011

Abre las piernas



Un relato de: Krakkenhere.

No paro de temblar ni un instante; no sé por qué no me pongo de pie y salgo del cuarto. Es como una vocecilla dentro de mí que me dice: “hazlo, hazlo, hazlo,….”; parte de mí está completamente aterrada,… y la otra parte, muere de ganas de seguir adelante. Sus dedos se prenden de mis braguitas y las deslizan lentamente por mis piernas a medias recogidas. Él no dice nada; solo suelta una exclamación de placer,… como cuando uno se le da una probada a un delicioso postre: ahora ya estoy completamente desnuda ante sus ojos.

Levanto una rodilla: trato de tapar mi “cosita”, pero es peor: por abajo mis nalguitas quedan expuestas y él se sonríe. Trato de tapar mis pechos, pero más que desanimarle, parece que eso más bien le gusta. Retrocedo y me apoyo contra la cabecera de la cama. No dejo de temblar, mientras me mira. Su mirada recorre todo mi cuerpo, muy lentamente. Una rara sensación me recorre: es como un escalofrío, pero muy placentero; casi como si su mirada “me acariciase” toda. Mis mejillas están muy calientes, casi me abrasan: él está desnudo también, arrodillado al pie de la cama: jadea como desesperado. Me distraigo un instante y mi brazo desciende un poco, haciendo que uno de mis pechos quede expuesto apenas, a su mirada. Me mira el pezón y se ríe complacido. Yo me avergüenzo, pero no puedo impedir que mi pezón se endurezca, antes de taparlo de nuevo.

Respiro muy agitada: no paro de mirarle,… bueno, de mirarle su “cosa”: es inmensa, gruesa, nervuda, de un color rojo tirando a morado,… la miro como si me tuviese hipnotizada, atenta yo a cada movimiento suyo. Mi cuerpo tiembla, casi sin control, mientras pienso en que me va a doler, que me va a partir por dentro, que es demasiado grande para mí, que debo evitar lo ya inevitable,… pero no puedo: esa vocecita dentro mío me lo impide (“hazlo, hazlo, hazlo,….”, me dice sin parar)

- Abre las piernas,… -, me dice él.

Sin dejar de cubrirme los pechos, separo mis piernas un poco; “ahí abajo” me siento húmeda; ¡me da vergüenza que él me mire así!; siento como si se acumulasen muchas gotitas de humedad y se juntasen rápidamente: siento como si me fuese a orinar,… y todo eso, solo por sentir su mirada, clavada en mi parte más íntima. Él se acerca gateando a mí, casi poniéndose encima mío, mientras su grueso aparato no deja de apuntarme. Respiro nerviosa. Suspiro. Ya no hay vuelta atrás,…

- Abre más las piernas, mamita,…
- Si, tío pepe,…

Mi amor y yo en la ducha jugando (Helena, de Lince)


26 jul 2011

Las mujeres también se la sacuden


Una mujer atrapó a un ladrón y lo convirtió en su esclavo sexual



Un ladrón que intentó robar en un salón de belleza fue atrapado por la dueña del negocio, que no lo mandó a la policía sino que lo convirtió en su esclavo sexual.

Viktor Jasinski, de 32 años, fue sometido y atado desnudo por la mujer, que lo atiborró de viagra para su placer sexual durante tres días.

El hombre admitió ante la policía que ingresó a la peluquería ubicada en Meshchovsk, Rusia, para robar.

No contaba con que la dueña, Olga Zajac, de 28 años, es cinturón negro en karate y fácilmente lo sometió a la impotencia de una sola patada.

Lo que sigue recuerda una escena de Pulp Fiction de Quentin Tarantino: la mujer arrastró al aspirante a ladrón, quien estaba semiconsciente, y lo llevó a una habitación ubicada en la parte posterior del salón.

Allí lo ató con un cable de secador de pelo, lo desnudo y durante los siguientes tres días lo utilizó como esclavo sexual para "darle una lección".

La mujer lo alimentaba a la fuerza con pastillas viagra.

Al término de tres días, lo dejó en libertad y le dijo que había aprendido su lección.

El agraviado se fue directamente a la policía y les contó su traumática experiencia.

Cuando los agentes llegaron para interrogar a Zajac, la mujer dijo: “¡Qué hijo de puta!, Sí, tuvimos sexo un par de veces. Pero yo le compré pantalones nuevos, le di comida y hasta le regale 1,000 rublos cuando se fue!”.

Ahora los dos permanecen arrestados mientras se investiga el caso.

(FUENTE: elheraldo.hn)

"Sex and Zen 3D", primera película porno en 3D, rompe récord en taquilla



El filme acaba de batir el récord de recaudación en las primeras 8 semanas de 'Avatar' en China.

La medición realizada incluye las primeras ocho semanas de ambas películas en China, la película erótica en tercera dimensión ha arrasado en la taquilla de tal manera que llegó a sorprender a sus promotores al superar la recaudación de la película de James Cameron.

'Sex and Zen 3D: Extreme Ecstay' es el filme porno que además de llenar las salas de cine del oriente, logró aumentar el turismo chino a Hong Kong. Según el Diario El País de España: "Sí, Hong Kong forma parte de China, pero la laxitud de sus leyes ha permitido estrenar en la península una versión más explicita de Sex and Zen 3D. La oportunidad de ver la película con más detalle ha llevado hasta allí a miles de visitantes que han llenado las arcas de las salas locales y de las agencias de viajes."

La película fue realizada con un presupuesto de dos millones de euros aproximadamente, es la primera cinta porno en 3D que llega a las salas de cine y según el diario español cuenta una historia ubicada en la corte, en la época de la Dinastía Myng, fue rodada en cantonés y un actor chino encabeza el reparto.

'Sex and Zen' es una comedia erótica realizada en 1991 en Hong Kong por Michael Mak. Con la película en 3D, ya son tres secuelas realizadas en el país. El filme se podrá ver en Estados Unidos a partir del 12 de agosto.

(FUENTE: eltiempo.com)

Teen hot-VII


Uruguay campeón de la Copa América 2011: La foto porno de Cáceres



La euforia parece haber desorientado a los "charrúas". En el interín de los vestidores del estadio monumental, una foto se convirtió en el nuevo tema del momento en la red social Twitter.

Es que uno de los jugadores de Uruguay, Martín Cáceres, fue escrachado accidentalmente por sus compañeros al ser fotografiado desnudo, mientras Diego Forlán posaba para las cámaras besando la copa.

El "Chizito Cáceres" fue tildado por la mayoría femenina el futbolista uruguayo que, seguramente, no estará nada contento cuando se entere.

(FUENTE: elintransigente.com)

24 jul 2011

Una siesta en domingo





Un relato de: Krakkenhere

Ocurrió hace unos tres años. Era un domingo cualquiera, en el cual yo pensaba cocinar en casa y pasarme el resto del día tirado en la cama, viendo televisión; cuando pensaba en qué cocinar, sonó el timbre: tras echar una mirada por la ventana de mi departamento, no pude más que soltar una mueca de disgusto: era mi sobrina Bárbara. Mi sobrinita era hija de mi hermano mayor, y tenía la costumbre de venir a visitarme sin avisar, cada vez que se le antojaba, o cuando se peleaba con sus papás y buscaba “desaparecer”, por un rato. De mala gana me vestí para abrirle la puerta (adiós a pasarme el día en calzoncillos!, pensé,…); como me lo podía imaginar, mi sobrina adolescente venía a pasar algunas horas conmigo, debido a una pelea en casa.

En aquella oportunidad, mi sobrina venía a verme vestida de manera muy casual: zapatillas de colores -al igual que sus agujetas-, unos jeans a la cadera, con aplicaciones bordadas, un top rosa, que dejaba descubierto su ombliguito y una diminuta casaca, también en tela jean celeste. Barbarita –como le decimos todos-, había entonces ya pegado un buen estirón, pero aún era un tanto bajita: me llegaba al pecho en estatura. Si bien sus formas ya estaban haciéndose notorias (sus pechitos triangulares y parados alzaban ya sus tops, y sus caderas se habían ensanchado, formándole un culito redondo y parado), no dejaba de tener ese rostro angelical de beba, resaltando su juvenil belleza, su piel tersa y aceitunada, sus ojos negros inmensos y su melena azabache, ondulada y desordenada.

Tras hacerla pasar y escuchar la recatafila de quejas que tenía sobre cómo le trataban en casa (y aconsejándole como buen tío, cómo comportarse), Barbarita me hizo saber lo que tenía planeado al verme: deseaba almorzar conmigo. Tras hacerle saber que al menos debía ayudar en algo si deseaba comer conmigo, le dí dinero y le ordené que fuese al mercado a comprar lo necesario; como no sabía cocinar, Barbarita aceptó de buena gana. Cuando regresó, me di con la sorpresa: le pedí que trajese pescado; tras su retorno, me puse a cocinar, mientras Barbarita miraba la tele. Una hora después, mi sobrina y yo degustamos una sabrosa sopa de pescado, papas y verduras. Tras lavar yo el servicio (mi sobrina no hace nada,…), fui al dormitorio: en mi cama, mi sobrina ya estaba acostada en ella, y miraba aburridamente la tele.

Barbarita estaba tendida de costado, a un lado de la cama: tras negarse a hacerme espacio (es muy engreída), no me quedó más que acostarme a sus espaldas y ver la tele con ella. Decir que veíamos la tele es un decir: a ambos se nos cerraban los ojos de sueño, por lo que al poco rato yo cerré los ojos, y me quedé profundamente dormido. Pasada una hora, desperté de golpe; la tele seguía prendida, pero Barbaría estaba profundamente dormida a mi lado. Mi sobrina suspiraba de cuando en cuando muy profundamente; yo también estaba cansado, pero aún así constaté con sorpresa, que Barbarita se me había pegado mientras dormía.

Hasta ese momento, nunca había yo visto a mi sobrina de otra manera, pero,… en esa posición, ambos de costado, con su culito alzado casi apretado contra mi pieza, no tardé casi nada en sentir los efectos de su cuerpo caliente pegado contra el mío, haciendo que mi verga se endureciese sin remedio. Llevaba yo muchísimo tiempo sin compañía femenina, y Bárbara había crecido de una manera realmente inmejorable: su culo, enfundado en un jean apretado como el que llevaba puesto ese día, no tenía nada que envidiarle a nadie. Sentía yo con delicia, al tenerlo cerca a mi pieza endurecida, cómo sus duritas nalgas casi apretaban mi pieza, aún dentro de mis pantalones, pero calzando perfectamente entre ellas: al mismo tiempo, el aroma de su piel, me estaban encendiendo sin remedio. Si hasta ese momento tenía yo dudas acerca de lo que quería hacer, desaparecieron por completo.

Barbarita seguía muy profundamente dormida, así que ni se percató de mi cercanía: nerviosamente, comencé frotar mi cuerpo contra el suyo, primero suavemente; primeramente meneé mis caderas, sobando mi pieza contra su culo. Luego, acerqué mi pecho a su espalda, aspirando yo con delicia el perfume de mujer joven de su cabello y su dulce piel. Pasado un rato haciendo eso, ví que mi sobrinita no reaccionada,…bueno, salvo en un momento en el que, soltó un gruñidito de satisfacción, para luego acomodarse en su posición, y pegando aún más su culo contra mí. Me sobresalté, así que me detuve un buen rato, para asegurarme que aún dormía. Ya dispuesto a todo, tendí mi mano temblorosamente hacia ella. Dudé un rato entre acariciar su delicioso culo o no, así que empecé por acariciar su cinturita estrecha, suave como la seda.

Empecé a jadear contenidamente, mientras me arriesgaba a descender con la mano aún más. Poco a poco, mis dedos empezaron a deslizarse dentro de sus jeans. Conteniendo la respiración, comencé a alzar el elástico de sus bragas, ¡estaba yo hirviendo de deseo de seguir más adelante!. Mi aliento se volvía pesado, caliente, y ya sin ningún pudor, se lo descargaba en su nuca. Desde esa posición, empecé a atisbar por encima de su top: su sostencito blanco se asomaba pícaramente. Saqué mi mano de sus jeans y me decidí: quería acariciarle los pechos. Con infinita delicadeza, hice rodar por su hombro el tirante de su top, para luego introducir mis dedos dentro de su prenda; no tardé casi nada en sacar por encima, su senito derecho, exhibiendo así su pezoncito rosado, ¡estaba erecto por completo, era un delicioso botón sonrosado!!!. Mi verga ya tenía en ese momento una erección asombrosa, mientras que yo ya sudaba de la excitación. Sin perder un instante, aprisioné por completo su seno, jugueteando insistentemente con su pezón, ¡tomándola del pecho, la acerqué hacia mí, mientras frotaba mi pieza contra su culo con vehemencia!!!!; Barbarita no se inmutaba, seguía dormida, suspirando quedamente.

Mil y una ideas rondaban mi cabeza mientras manoseaba a mi sobrina, hasta que fui interrumpido: mi celular comenzó a sonar. Asustado, apagué el aparato. Barbarita apenas se desperezó un poco, abrió los ojos un instante, y de nuevo siguió durmiendo. Tras observarla un rato, comprobé que ni se había inmutado: mi sobrina seguía dormida, y con su tetita afuera. La cabeza la tenía yo completamente embotada, y con la idea de seguir,…

Ya decidido a todo, retomé a meterle la mano por dentro del jean: deslicé mi mano ahora por adelante, tratando de llegar a su conchita. Mi mano se deslizó apenas con dificultad hasta hundirse dentro de sus braguitas; ¡casi me da un vuelco el corazón al sentir su precoz vellosidad! Jadeante, pugné por llegar a su rajita, pero no pude: Barbarita recogía las piernas dormida, y me lo impedía. Todo el cuerpo me abrasaba de deseo, así que seguí insistiendo: saqué mi mano de dentro de sus pantalones y, me la acerqué al rostro; …¡mmmmh!!, las puntas de mis dedos estaban húmedas y disfruté del delicioso aroma de su coño,…¡estaba mojándose! Sin saber si estaba completamente dormida o no, decidí que deseaba disfrutar de su entrepierna mojada, pasara lo que pasara.

Volví a la carga, metiéndole la mano por detrás: ya más confiado –y excitado-, metí mi mano dentro de sus jeans, para levantar casi al instante sus bragas y hundirme más y más adentro: mi verga soltaba gotas de semen incipiente mientras yo cerraba los ojos y sentía la increíble suavidad de sus nalgas. Poco a poco las fui recorriendo con mi pulgar e índice, acariciándole en medio de sus dudas y redondas nalguitas, bajando cada vez más: primero acariciándole su anito apretado, para luego seguir más y más abajo,...

Barbarita quebró su cinturita y echó su culito hacia atrás, hacia mí: ese movimiento inconsciente, tras soltar un suspiro, permitió a mi mano intrusa, tener ya completo acceso a su rajita. Tras avanzar unos milímetros más, me detuve sorprendido: ¡su calzoncito estaba hecho un charco: durante todas mis caricias mi sobrina se había excitado, soltando sus jugos sin parar!!! En ese instante, comencé a dudar acerca de que si mi sobrinita estaba o no consciente de esta incestuosa sesión de caricias que estábamos teniendo,… ¡PERO YO YA NO DABA A MÁS: QUERÍA COGÉRMELA!!!

De golpe, hundí dos dedos dentro de su rajita estrecha y húmeda por completo: ¡su concha hervía por dentro, mis dedos entraron con facilidad, mi mano casi se empapó por completo!! En ese preciso instante Barbarita despertó de golpe; su primera reacción fue de sorpresa, casi pasmo, a la vez que se cortaba de golpe un jadeo en su garganta y abría inmensos sus ojos al sentir mi mano intrusa dentro de sus jeans y mis dedos clavados en su agujerito húmedo:

- …¡TÍO: NO HAGAS ESO,… Ahhhh!!!,…

Yo estaba al borde de la locura y no me detuve: apenas habló, enterré casi con furia mis dedos en la concha de mi sobrina. No le di tiempo a reaccionar, con un mete y saca furibundo, le hice descargar una marea de sus jugos vaginales, mientras una descarga de excitación recorría s cuerpo por completo.

- ….¡Naaaa!!!,….¡ahhhhh!!,… ¡OHHHH!!!,…

Barbarita jadeaba de desespero mientras trataba de comprimir sus piernas, pero era inútil: mis dedos se hundían en su estrecho conducto hasta el fondo, haciéndola gemir y llenarse de ese gozo incestuoso que yo le estaba dando; fue cuestión de segundos para que mi sobrina no pudiese contenerse, disfrutando del placer que la hacía convulsionar y no tratar de impedirme ya nada. En ese momento enloquecí: a la fuerza la tomé de ambos tobillos y le dí vuelta, acostándola boca abajo. Mi sobrina lo único que hizo fue prenderse con ambas manos de las cobijas, paralizada de miedo. Sin perder un segundo me saqué los pantalones, liberando mi verga tiesa palpitante; de tres zarpazos le fui arrancando los jeans con furia, pero Barbarita trató por un instante de impedírmelo, logrando solamente que quedase expuesto ante mis ojos su culito apretado y su coñito velludo.

¡Apenas los vi, me le fui encima como un animal salvaje!!! Olvidé por completo que era su tío y cogiéndole las nalgas, se las abrí a la fuerza, introduciéndole mi lengua salvajemente, lamiendo con loco desespero su rajita y su ano alternadamente. ¡Era delicioso el sabor de su concha, que se inundaba una y otra vez!!; se notaba que mi sobrina jamás había sentido una lengua larga y experta, recorriendo su más profunda intimidad, ya que lo único que atinó a hacer fue crispar las manos, contraer con fuerza las nalgas,… y dejarse hacer,….

- …¡NOOOO TÍO: NOOO,…!!!! –suplicó jadeante-, ¡NO ESTÁ BIEN, NO ESTÁ BIEEEENNN!!!!,… ¡Ahhhh!,… ¡AAAhh!!!,… ¡Mmmmhaaaa!!!,…

Todo mi rostro se inundaba con los jugos de su entrepierna que salían sin parar con cada húmeda caricia de mi lengua. Barbarita no paraba de gemir y jadear, mientras que desde en medio de sus suaves y deliciosas nalgas, veía cómo se daba de cabezazos contra la almohada, alborotando su ondulada melena azabache: gozaba y a la vez trataba en vano de reprimirse. Poco a poco, comenzó a alzar el culito, como buscando que mi lengua se le introduzca más adentro.

- …¡AAAAhhh!!!,.. ¡Ahhhh!!!,… ¡Oooohhh!!!,…

Mi sobrinita tenso su cuerpo casi por completo, para luego dejarse caer sobre la cama, rendida: la había hecho correrse, tal vez como nunca en su vida. Sabiéndola exhausta e indefensa, seguí adelante: hice volar por los aires sus zapatillas y finalmente le saqué los pantalones y sus braguitas, dejándola desnuda de la cintura para abajo –salvo sus medias de colores-; como si no pesara nada, le dí vuelta, abriéndola de piernas para mí: al fin tenía frente a mis ojos su rajita de labios rojizos, delgados y apretados. Me desnudé por completo y tomando sus piernas, me le puse encima; mi sobrina no reaccionaba, solo cerraba los ojos y jadeaba.

Ninguno de los dos dijo nada: mi sobrinita se dejó mansamente penetrar; ¡mi verga entró en su conchita apretada hasta el fondo!!!, ambos hervíamos descontrolados, jadeando como animales, mientras mi grueso aparato se abría paso dentro de sus entrañas; Barbarita comenzó a contraer sus piernas, rodeándome, haciendo más y más intensa la sensación de estrechez de su concha. Le subí su top hasta el cuello: casi no paré de lamer y mordisquear sus pezoncitos mientras la penetraba con furia!!

- …..Aaaaaahhh!!!,… ¡¡¡AAAhhh!!!,… ¡dueleeee!!!,…. ¡Ahhhh!!!,… -casi gritaba sin cesar, abrazándome con fuerza el cuello, con ambos brazos.

La cogida era tan salvaje que no tardé mucho en venirme dentro de mi sobrina: mi lechada le inundó la vagina casi por completo, saliéndose, mojándome hasta los huevos; con insano placer le ví fijo a los ojos, mientras ella los abría inmensos y los volteaba hacia atrás, mientras mi semen caliente y espeso le recorría por dentro. Estábamos hechos polvo los dos, pero yo aún deseaba más: me dediqué buen rato a seguir embistiéndole el coño rebosante. En eso estaba cuando el teléfono sonó: me incorporé de pronto y me senté al pie de la cama; era una llamada importante y tardé mis buenos minutos con ella. Cuando terminé, giré para ver a Bárbara: se había ido mientras yo hablaba; se había vestido en silencio. Pasé varios días intranquilo, aunque al final nada pasó,… salvo que transcurridas unas tres semanas, un sábado en la noche, mi cel sonó: era Barbarita, mi sobrina.

- … Tío,… - me preguntó como cualquier cosa-,… ¿qué vas a cocinar para el almuerzo mañana?,…
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