26 feb 2023

Un consolador romano de hace 2.000 años, el último tesoro del muro de Adriano

El emperador Adriano (76-138 d. C.) ordenó construir en el año 122 un gigantesco sistema defensivo en el norte de la provincia de Britania para protegerla de los belicosos pictos y extender el dominio de Roma por la isla con más seguridad. Es lo que se conoce como muro de Adriano, un impresionante complejo militar que incluía una muralla de 117 kilómetros protegida por fosos, castillos con tropas permanentes, fuertes para la caballería e infantería, una vía para los movimientos internos y enormes puertas. De entre todas estas construcciones, la más conocida es el fuerte de Vindolanda, excavado desde los años 30 del siglo pasado, y en cuyo vertedero periférico se han hallado desde entonces numerosos objetos de la vida militar y social de sus moradores. Las tropas allí acantonadas solían vivir acompañadas de sus cónyuges. Uno de los últimos elementos hallados ha sido un consolador de madera ―el primero que se conoce del mundo romano― y que inicialmente fue considerado una herramienta para zurcir. Pero los arqueólogos de la Universidad de Cambridge Rob Collins y Rob Sand, en su informe Touch wood: luck, protection, power or pleasure? A wooden phallus from Vindolanda Roman fort (Tocar madera: ¿suerte, protección, poder o placer? Un falo de madera del fuerte romano de Vindolanda), lo desmienten y aseguran que se trata del consolador de 16 centímetros de longitud de una mujer, posiblemente la esposa de un alto dirigente militar, que lo guardaba en su casa.

Recuerdan Collins y Sand, en su informe publicado el pasado lunes en la prestigiosa revista Antiquity, que las condiciones anaeróbicas de las zanjas donde los moradores del fuerte tiraban sus desechos han permitido “conservar numerosos objetos orgánicos, incluidas tablillas de escritura de madera y un par de guantes de boxeo de cuero”. Entre 1970 y 1980, por ejemplo, se encontraron más de 500 tablillas de cera que contenían desde invitaciones a un cumpleaños a peticiones de envío de más cerveza para los soldados.

En el mundo romano, las representaciones bidimensionales y tridimensionales de los penes resultaban muy corrientes. Poseían no solo una función erótica, sino también mágica y apotropaica. Es relativamente sencillo descubrirlos en mosaicos, frescos, vajillas o paredes. La mayor parte fueron fabricados en metal, piedra, hueso y, ocasionalmente, en cerámica. Se han hallado fijados en los muros de edificios públicos y particulares, pero los más numerosos eran los portátiles. Estos podían llevarse en forma de pendientes o de colgantes, pero también también existían con mango decorado.

Los consoladores portátiles grandes “son raros de hallar, aunque cuando se encuentran, suelen estar hechos de piedra o de metal, ya que la madera se descompone fácilmente”, aseveran los expertos. Es decir, no es que no se fabricasen, es que no se localizan por la descomposición orgánica. “Pero en el caso del vertedero de Vindolanda no ha sido así. De hecho, se han encontrado mas de 2.000 objetos portátiles de madera, datados principalmente entre los siglos I y II d. C.”.

Este juguete erótico, que ha sido registrado con el nombre de W-1992-1062, fue tallado en madera de fresno. Posee una base cilíndrica ancha y su parte final representa el glande. De todas formas, las medidas exactas del artilugio no se pueden conocer, escriben los arqueólogos de Cambridge, porque la “madera es propensa a encogerse y deformarse y todas las medidas obtenidas son las actuales, por lo que posiblemente fuera más grande”.

El conjunto militar de Vindolanda estaba formado por nueve construcciones de distintas dimensiones que fueron ocupadas entre finales del siglo I y mediados del V, aunque posiblemente fue reutilizado hasta el X. Su demolición selló los profundos vertederos en forma de zanja que lo rodeaban y provocaron que se produjeran las condiciones perfectas para la conservación de los objetos allí arrojados. El consolador en cuestión ha sido fechado entre los años 165 y 200 d. C., lo que lo sitúa en el periodo del emperador Antonino, sucesor de Adriano. Además del dildo, en la misma zanja del basurero, se han hallado, entre otros elementos, 217 sandalias, 25 accesorios de belleza, 14 peines, 22 lápices para grabar en cera, ocho armas, cinco monedas y cuatro fichas de juego.

El informe de la Universidad de Cambridge recuerda que “el uso repetido de objetos de madera puede dañar o alisar sus superficies, dependiendo de la intensidad y frecuencia de la manipulación y el tiempo de uso. Otros factores, como la transferencia de sebo de la piel durante la manipulación, pueden provocar el pulido de las superficies”, tal y como es el caso. “El mango del armazón, también hecho de fresno, sugiere que el agarre repetido durante el movimiento de aserrado, combinado con los aceites de la piel, ha alisado la madera. La superficie tallada original del mango muestra signos de un efecto de pulido, la superficie retiene un brillo leve y se siente más suave al tacto exactamente en el punto donde el agarre del usuario había sido más fuerte”.

El nivel de conservación del objeto es “muy bueno”, lo que demuestra que no estuvo expuesto a los elementos”, sino que se guardó en el interior de una edificación “durante un período prolongado antes de ser arrojado” al vertedero. De todas formas, “es posible que el falo de madera se haya colocado originalmente para sobresalir y brindar protección a la entrada de uno de los edificios clave dentro del fuerte, como la casa del oficial al mando (praetorium) , el edificio del cuartel general (principia) o los graneros (horrea). Sin embargo, la falta de meteorización de la superficie sugiere que, si se usó de esa manera, el falo se mantuvo en el interior o en un lugar protegido, o al menos no se colocó en una posición expuesta durante un período de tiempo apreciable”.

Los investigadores concluyen que, en virtud del desgaste, más en su extremo que en los laterales, el consolador fue utilizado por una mujer para estimularse y no por un hombre, pero como sobre ese asunto “no existe ninguna investigación definitiva”, tampoco lo pueden demostrar.

(FUENTE: elpais.com)

Cuerpos desnudos y activismos Lgbtq+: las redes sociales avanzan con la censura del arte


Con contradicciones sobre cuerpos desnudos leídos como incitación sexual o pornografía y activismos artísticos Lgbtq+ silenciados, vuelve a instalarse en la frontera del contrato social la dicotomía entre libertad de expresión y censura en la geografía de redes sociales como Instagram, que se arrogan sin mediaciones ni regulaciones el poder para cancelar y autorizar contenidos, afectando en algunos casos un canal de difusión y subsistencia utilizado por artistas para dar a conocer su obra.

En una escena disciplinada por esa trama de algoritmos que hoy delimitan la circulación de contenidos en las plataformas definiendo un arco cuestionable en torno a lo prohibido y lo permitido, el arte es actualmente una de las manifestaciones más afectadas por estos protocolos de regulación. Y más allá del contrato legal que los usuarios firman aceptando las reglas de la comunidad y de uso de las plataformas de la empresa estadounidense Meta, dueña de Instagram y Facebook, hoy parecieran ser más aceptables las pinturas y esculturas de cuerpos humanos desnudos que similares representaciones aportadas por la fotografía artística.

“Por lo general, se entiende que la desnudez en la pintura, la escultura y otros medios ´tradicionales´ es aceptable: hemos establecido una comprensión cultural básica de lo que es el ´arte´. El problema surge cuando nos alejamos de lo considerado ´tradicional´ y, por lo tanto, el arte necesita ser redefinido”, afirma Emma Shapiro (1988), artista y activista feminista norteamericana radicada en España, editora de la campaña Don’t Delete Art (“No borres el arte”) y fundadora del proyecto artístico Exposure Therapy.

Don’t Delete Art se encarga de denunciar censuras a artistas como la que sufrió recientemente el trabajo fotográfico más crudo del artista estadounidense Robert Coombs -que muestra a una persona sobre silla de ruedas en una acción fuertemente erótica) o la sutileza del reflejo en un vidrio del cuerpo de una mujer desnuda sobre paisaje de Mona Kuhn, obras que se van de la “norma” y que por lo tanto son rechazadas por los algoritmos de las plataformas.

“La mayor parte del arte eliminado es el que utiliza o incluye el cuerpo humano” sostiene Shapiro, quien considera que existen dos razones para esa censura. Una responde al hecho de que Instagram es una plataforma “principalmente a base de imágenes, por lo que otras obras de arte que a menudo se enfrentan al escrutinio como el teatro, performance, música, literatura o instalaciones, son menos propensas a utilizar Instagram para su difusión”, por lo cual “la fotografía, pintura y el arte digital se enfrenta estadísticamente a una mayor censura”.

A su vez, el cuerpo humano desnudo es un tema que desde siglos continúa siendo importante y con los medios de captura más accesibles “es natural que tengamos más arte que muestre al cuerpo desnudo”, plantea la activista. Y agrega: “las redes sociales -y nuestra sociedad- siempre han tenido problemas para determinar cuándo y si la desnudez está permitida”.

Por otro lado, Shapiro estima que “las plataformas que castigan a los artistas por usar el cuerpo humano son culpables de perpetuar las nociones patriarcales y sesgadas de lo que significan los cuerpos, cómo deberían verse y qué cuerpos son válidos”, porque “la cosificación” del cuerpo femenino precede a las redes sociales.

“Los movimientos feministas se han enfrentado a menudo a los medios de comunicación, la publicidad y las leyes que perpetúan la sexualización y la objetualización del cuerpo femenino, argumentando que esto mantiene a las mujeres en un estatus de inferioridad”, indica la artista, al mismo tiempo destaca el trabajo de las artistas que toman el cuerpo de la mujer y el suyo propio “para confrontar y desafiar la visión típica del cuerpo femenino, algo pertinente en el mundo del arte que lo tiene como tema desde hace siglos”, puntualiza.

Shapiro viene denunciando la censura desde sus artículos periodísticos sobre el ensañamiento de las cuentas que pertenecen a artistas del colectivo LGBTQ+, pero además como artista que utiliza su cuerpo como materia prima para sus obras, afirma que la desnudez no es pornografía y rechaza la prohibición de publicar desnudos.

Pero, ¿qué limita las publicaciones en una plataforma de pretendida universalidad ante una diversidad cultural que acecha en el mundo desde tiempos inmemoriales? Y por sobre todo ¿cómo impacta la cancelación de cuentas, borramientos y restricciones para aquellos artistas que no comulgan con la heteronorma?, como denuncia la activista. “Queremos que Instagram siga siendo un lugar auténtico y seguro para la inspiración y la expresión”, definen desde la empresa, aunque los hechos muchas veces la contradicen. Un caso curioso fue el del colectivo argentino Serigrafistas queer, cuya cuenta de Instagram fue borrada este año durante la feria Documenta de Kassel sin conseguir restablecerla a pesar de los reclamos gestionados por sus integrantes, quienes tuvieron que crear una nueva cuenta -perdiendo todo el histórico de sus proyectos y publicaciones-, para poder socializar su proyecto en marcha, Rancho Cuis, compuesto de un hábitat realizado con banderines y leyendas, pero sin desnudos.

En un artículo publicado recientemente en The Art Newspaper, Shapiro señala la contradicción de Instagram que reduce el espacio del arte contemporáneo al censurar “temas de representación, identidad, discapacidad, aborto y sexualidad, todos ellos derechos amenazados y debatidos y, por lo tanto, terreno fértil para los artistas”, tal como expresa.

¿Podría plantearse que se trata de un “arte incómodo” para la plataforma que se promociona como espacio de libertad pero que luego censura? “Los artistas que empujan los límites siempre se han enfrentado a obstáculos, por lo que, en cierto sentido, la censura del arte en redes sociales es parte de un proceso natural. La historia del arte siempre ha sido entendida y creada desde un punto de vista patriarcal, discriminador y con sesgo racista”, contextualiza Shapiro y agrega que “cuando se crearon las plataformas de redes sociales, se continuó con esta visión por defecto sin incluir a los artistas, perpetuando un sistema dañino y anticuado”.

“Las circunstancias en torno al arte, los cuerpos, y la expresión censurada en las redes sociales resultan en un bloqueo mayor de la libertad de expresión. Instagram ha censurado al cuerpo en el arte desde el principio. Su renuencia a modificar las directrices y a promover un espacio creativo ha sido por mucho tiempo producto de la pereza e ignorancia, y han restringido a muchos artistas y muchas formas de arte sobre una base subjetiva y sesgada”, explica la ensayista.

“El mayor problema que enfrentamos hoy es que su pereza se ha visto agravada por nuevas leyes que las alientan a apuntar sobre los artistas, particularmente a aquellos que usan el cuerpo en su trabajo -indica Shapiro-. Estas leyes están destinadas a proteger a los usuarios de materiales ilegales, pero debido a que empresas como Instagram nunca construyeron su (sistema de) moderación y algoritmo para entender los matices del arte, se ha vuelto más fácil erradicar todas las imágenes -incluyendo el arte- que encuentran ofensivo”.

La artista participa en la actualidad de la iniciativa Exposure Therapy, que inició después de una experiencia personal donde fue víctima de estas políticas de las redes. “Comencé después de experimentar la censura en la vida real por la presencia de mis pezones expuestos en mi trabajo. Creía que el motivo era absurdo, y por eso quería poner mis pezones en todas partes para demostrar que ellos en sí mismos no son sexuales ni provocativos. El proyecto creció y ahora incluye los pezones de participantes de 40 países”, señala.

“Como artista, inicialmente, estaba decepcionada y sorprendida por la censura de mi trabajo, lo cual me llevó a mi activismo y la escritura: quería entender por qué sucedía esto y encontrar una comunidad entre otros que estaban sufriendo lo mismo”, dice Shapiro, para quien “los artistas dependemos de las redes sociales, no es algo de lo que podamos alejarnos fácilmente”. Y argumenta: “Muchos creadores se ganan la vida a través de las redes que han hecho posible que florezcan oportunidades desde todos los rincones del mundo”, dice.

Shapiro cuenta que desde Don’t Delete Art publican boletines, difunden casos de censura y planean lanzar una gran campaña en marzo de 2023 para “educar a los artistas qué están sufriendo la censura y mostrarles que no están solos”, porque “sólo cuando otros empiezan a gritar contigo las hipocresías, como la censura de los pezones y del arte, estas se vuelven demasiado evidentes”.

“En la actualidad, plataformas como Instagram continúan permitiendo imágenes sexualizadas de los cuerpos femeninos en publicaciones y anuncios, siempre y cuando sigan las reglas, pero las artistas que buscan recuperar el cuerpo femenino con sus obras son censuradas o prohibidas -apunta-. Estos artistas perciben que cualquier imagen que se aleja de nuestra imagen ´aceptada´ del cuerpo femenino es marcada como ´indecente´ u ´ofensiva´, y pasa lo mismo con artistas discapacitados y de la comunidad LGBTQ”.

“Si los artistas son incapaces de compartir sus obras desafiando al estatus quo, este nunca cambiará”, señala Shapiro. Y concluye: “Hay una razón partidaria de los gobiernos por la cual siempre tratan de silenciar artistas para cumplir con las creencias autoritarias: el arte es poderoso e importante. No podemos olvidarnos de esto, y no podemos dejar que las compañías de redes sociales o regímenes autoritarios nos convenzan que no vale la pena luchar por nuestra libertad de expresión”.

(FUENTE: infobae.com)

El uso de inteligencia artificial para crear porno se está expandiendo. Y hay quien ve un (polémico) negocio

Usamos la inteligencia artificial para crear cuadros, avatares canciones, relatos, dirigir los designios de una ciudad o país e incluso tener la oportunidad de hablar con familiares ya fallecidos. Con semejante bagaje lo llamativo sería que no acabásemos utilizándola para uno de los grandes contenidos que campa por la Red: el porno, género en el que en 2010 se enmarcaba —según datos de Optenet— el 37% de Internet, un porcentaje que ya entonces había que coger con pinzas y que con toda probabilidad habrá cambiado desde entonces, pero da una idea de su enorme presencia.

La de la IA y el porno no es una relación nueva. Hace ya tiempo que hay herramientas que la aprovechan para crear contenidos eróticos. Lo que se aprecia es un esfuerzo por extender las creaciones e incluso monetizarlas, lo que abre un amplio —y espinoso— debate.

El caso de Unstable Diffusion. Su nombre quizás te suene en parte por su similitud con Stable Diffusion, el motor de generación con deep learning desarrollado por Stability AI que pasa de textos a imágenes. Y es así porque, en cierto modo, Unstable Diffusion es su contraparte. Actúa como un foro construido en torno a sistemas de IA creados para generar contenido visual; eso sí, no de cualquier tipo. Lo que producen es porno, contenido para adultos. Como se define en el canal de Discord, es “un servidor dedicado a la creación e intercambio de NSFW [Not safe for work] generados por IA”.

No es la primera, pero sí relevante. Así es. Como detalla Techcrucnh, Unstable Diffusion no es ni mucho menos la primera en echar mano de la IA de texto a imagen para crear porno. En Internet no tardó en aprovecharse el código abierto de Stable Diffusion para generar material para adultos, con desnudos realistas, de anime e incluso de celebridades sin consentimiento (deepfake) que acabaron en comunidades de 4chan o Reddit, lo que llevó a esta última a cerrar muchos subreddits dedicados a la pornografía generada con IA. Otras como NewGrounds también pusieron límites.

Comunidad... con un flujo de dinero creciente. Como ocurre con frecuencia en la Red, el vacío que dejaron no tardaron en llenarlo otros. Y es en ese escenario donde destaca Unstable Diffusion, cuyos operadores están dando forma ya a un auténtico negocio. En el Patreon del servidor se ofrece un amplio abanico de niveles de suscripción que van desde 3,5 a 535,5 euros mensuales. En la de 11 euros, por ejemplo, se garantiza a los suscriptores “acceso anticipado a galerías de imágenes” y un acceso anticipado en las pruebas beta de las nuevas funciones del bot NSFW.

El viernes por la mañana el Patreon informana de 325 mecenas con un importe de 3.496 euros mensuales. Lo cierto es que en cuestión de unos 60 días el equipo sumaba ya 13 personas, con consultores y moderadores que actuaban de forma voluntaria en la comunidad.

“Apoyo” para contenido. Ese es el objetivo con el que se presenta Unstable Diffusion, que en la web de Patreon se introduce como “una comunidad centrada en ofrecer apoyo a las personas que utilizan potentes herramientas de deep learning para la generación de contenidos”. “Nos centramos en proyectos comunitarios a los que cualquiera puede contribuir para hacer más fácil y accesible el uso de modelos como SD, NovelAI y otros”, zanja. En el canal de Discord la descripción apunta en una línea similar: "Buscaremos proporcionar recursos y asistencia mutua a cualquier persona que intente hacer erótica, compartiremos sugerencias, obras de arte y herramientas".

De compartir a construir. Con el tiempo y a medida que ha crecido —en Discord pasa ya de los 56.000 miembros— ha cambiado su propio enfoque. Si en un principio actuó como un espacio para compartir imágenes subidas de tono generadas por IA o formas de eludir filtros, no tardó en abordar la construcción de sistemas de IA. Al arrancar con Stable Diffusion, el modelo arrojaba problemas en la generación de porno por la limitada muestra de material NSFW con la que se había entrenado.

Hoy el servidor aloja contenido de diferentes categorías, como porno para hombres, mujeres, hentai, furry o BDSM, entre otros. Los usuarios puedan utilizar el bot para generar piezas de cada tema. TechCrunch apunta que Unstable Diffusion asegura haber producido ya más de 4,37 millones.

El debate está servido. Así es. El uso de algoritmos y modelos de deep learning para crear contenidos pornográficos abre preguntas complejas: ¿Qué consecuencias tendrá en la industria del porno? ¿Y sobre los usuarios? ¿Qué pasa con los artistas que ven cómo se aprovecha su obra para la creación de imágenes? ¿Y si no quieren ser asociados con el NSFW? ¿Se monitorizará de forma adecuada la creación de piezas a medida que aumente? Unstable Diffusion asegura que aspira a ser una comunidad “ética”, con filtros y control de aquellos contenidos más sensibles, como las imágenes “excesivamente” gore. “Permitimos estrictamente solo generaciones ficticias y respetuosas con la ley, tanto para SFW como para NSFW en nuestro servidor Discord”, recalcan.

Un problema que ya viene de atrás. El uso de IA para la generación de contenido erótico y sus múltiples y espinosas derivadas no son algo nuevo. Hace años ya que Pornhub o Twitter se vieron obligados a prohibir vídeos deepfake generados por IA con caras de personajes famosos después de que circulasen GIGs de actices como Gal Gadot, Scarlett Johansson o Taylor Swift protagonizando escenas pornográficas. También se han cerrado salas de chat en las que se hablaba de cómo generar esta clase de vídeos con conocidos o compañeros de trabajo o estudios.

Otra polémica sonada la protagonizó DeepNude, una app que echa mano de la IA y redes neuronales para eliminar la ropa de fotografías de mujeres y recrear así falsos desnudos realistas, una herramienta que su creador acabó cerrando tras desatar una profunda polémica.

(FUENTE: xataka.com)

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