13 feb 2013

Tremenda zorra



Un relato de: Krakkenhere.

La sala de mi pequeño departamento estaba en penumbra; ella, apenas iluminada por la luz del televisor, disfrutaba viéndome desde el sofá, cruzando las piernas, mostrándome sin pudor sus putonas pantyes negras, con asomos bien calculados, sus braguitas diminutas y jugueteando con su zapato de tacón alto, meneándolo y sosteniéndolo apenas con la punta de los dedos de sus pies. Esa minifalda escandalosa no le cubría nada. No le importaba que yo me diese cuenta cómo me miraba el trasero: sólo se sonreía con lascivia. Su amplia sonrisa, pintada a rojo fuego, hacía que no dejase de verle sus enormes tetas, casi saliéndoseles de su casi transparente blusa blanca.

Estaba yo de pie frente a la mesa, llena casi toda de botellas vacías; la noche ya era bien avanzada y afuera llovía a cántaros: iba a ser un invierno muy frío en verdad. “…¡Tremenda zorra!,…”, pensaba yo mientras hurgaba entre los restos de nuestra tremenda juerga solo para dos: ya nos habíamos tomado todo, así que no podría complacerle con una última copa.

-…Ya nos acabamos todo,… -, le dije volteándome, y viendo con placer cómo ella se relamía los labios de gusto, clavándome esa mirada de entre ebria y zorra excitada al máximo.

-…Y,… ¿qué vamos a hacer ahora?,…-, me dijo la zorra.

Avancé decidido hacia ella: sabía yo lo que quería hacer,… lo que siempre hacía. Apenas le di tiempo para apenas separar un poco las piernas cuando llegué a su lado:

¡CRAAAACK!!!

Enterré mi mano entre sus piernas: le reventé las pantyes de un solo zarpazo, dejándole medio muslo expuesto, así como su calzoncito diminuto: ella soltó un gemido potente, combinado con un contenido grito de placer. Estiró ambas manos tratando de impedirme que siguiera, pero yo fui más rápido: aún sosteniendo parte de sus medias, tomé con fuerza su minifalda desde el borde, con ambas manos, y tiré con todas mis fuerzas.

¡CRAAAACK!!!

¡Fue espectacular, su prenda se abrió por completo!!! Ella pegó un potente grito echándose para atrás en el sofá; de un tirón quedó de la cintura para abajo con las panties hechas una desgracia y con su braguita medio bajada, dejando atisbar su mata velluda color castaño. Quiso treparse encima del sofá, como si pudiese escapar por la ventana atrás suyo,… tratando de escapar de mí, pero no lo logró: lo único que logró fue enseñarme así su inmenso culo blanquísimo y apenas cubierta la raja del culo por un hilito de tela. Tomé su blusa desde atrás y, como había hecho con su falda, la jaloneé hacia mi y ya tirada en el suelo, y como un animal, usé todas mis fuerzas para tratar de destruirla:

¡CRAAAACK,….. CRAAAAACK!!!

-….¡AHHHHH,…NOOOOO!!!! -, gritó con todas sus fuerzas.

¡No me importó más nada, ni que fuese ella más alta y mas fuerte que yo: yo tenía el control,… YO TENÍA EL CONTROL!!! Ebrio de alcohol y de deseo, tenía la verga hecha una piedra ardiente en medio de las piernas, casi explotando del deseo enfermo de enterrársela. Con una fuerza inaudita para mí, le di vuelta violentamente, obligando a la muy zorra a verme mientras caía de un sentón en el sofá, abierta de piernas por completo, con su coño velludo de zorra empapada en sus jugos, sus tetas enormes medio salidas por entre su sostén, toda despeinada, me veía fijamente,… mientras me quitaba yo rápidamente los pantalones, mostrándole mi verga erecta, tiesa y apuntándole, ¡y se reía: SE REÍA!!!,… No aguanté más: ¡CRAACK!!, ¡CRAACK!!, ¡CRAAAAAACK!!, y le rompí su sostén de encaje, su blusa mil veces, hasta hacerla jirones así como su liguero; la muy zorra chillaba a cada tirón: pegaba de gritos y pasaba casi al instante de chillar “¡NOOOOO!!!!”, ¡y a reírse con sonoras carcajadas!!!, ¡ESO ME EXACERBABA MÁS ,ME PONÍA MÁS BESTIA, ME LLENABA DE MÁS RABIA CONTRA LA ZORRA ESA, CONTRA SU ROPA QUE NO PARABA YO DE DESTRUIR Y ME INSUFLABA A ROMPERLA POR TODOS SUS AGUJEROS DE TREMENDA ZORRA QUE ERA!!!!

Arrastrándola de sus pelos pintados y a la vez de los jirones de la poca ropa que ya apenas tenía encima, la arrastré a la fuerza a mi dormitorio: en el umbral de la puerta, la muy zorra, que no paraba de gritar de gozo empezó a chillar, a hacer fuerza conmigo, tratando de zafarse de mis garras,… ¡ESO ME HIZO LLEGAR AL LÍMITE: NO ME CONTROLÉ!, y gritándole como un endemoniado “¡CÁLLATE ZORRA DE PORQUERÍA!!”, la abofeteé, ¡Y LO HICE UNA Y OTRA Y OTRA VEZ!!, ¡empecé a sentir un placer enfermo cuando mi mano entraba en contacto con su cara pintarrajeada y viendo cómo su cabellera rojiza con raíces negras volaba de un lado al otro, cubriéndole su cara de zorra!!!,…

La tomé con fuerza de ambas muñecas, torciéndole ambos brazos en las espaldas; gemía y a la vez, soltaba risitas nerviosas; entonces saqué del bolsillo de mi pantalón, tirado en el suelo, una pequeña sorpresa que guardaba para la zorra esta: unas esposas, regalo de un amigo policía mío.

Torciéndole las muñecas, hasta hacerla gritar, la enmarroqué, cerrándola “hasta que las esposas muerdan”, como mi amigo policía decía que se hacía, con los delincuentes peligrosos: no chilló: al sentir los dientes de metal mordíendole la piel de las muñecas, la zorra esa empezó a gemir desesperada, mientras trataba de liberase,… y sus gordas y semiflácidas tetas se alzaban y bajaban convulsamente. A empellones y sin parar de insultarle, la hago cruzar el umbral y isn ningún miramiento, la arrojo con fuerza contra la cama; la verga se me puso aún más dura al verla desde atrás, tras caer ella y rebotar contra mi cama: su culo enorme, redondo y blancísimo en extremo, se lucía casi descaradamente frente a mis ojos; desnuda casi por completo, apenas con una cinta de jirones sosteniéndose de sus caderas,… con las pantyes desgarradas de los tobillos para arriba y un solo zapato puesto aún y con el taco roto,… ¡y podía escuchar sus risas nerviosas saliendo cada vez con más fuerza de entre la maraña de su cabellera despeinada!!!; simplemente me le fuí encima, hecho una bestia: mi pieza erecta por completo, casi me pedía a gritos posesionarme de ese culo inmenso.

Apenas me sintió a sus espaldas, tomándole con ambas manos con fuerza sus caderas, empezó a dar de gritos jubilosos; ¡ODIO A ESTA VIEJA ZORRA QUE SE ALEGRA SIENDO COMO ES: UNA LOCA VICIOSA QUE GUSTA DE SER VEJADA, FORZADA, MANCILLADA!!!,… y que en el fondo se aprovecha de mi desataba líbido juvenil: me le abalanzo como un loco, mientras ella, aún de espaldas, tirada en la cama, “fingía” a evitar ser violada ¡CUANDO ESO ES LO QUE QUERÍA A GRITOS!,… y simplemente, le dí lo que deseaba:

A partir de ahí, el resto de esa noche en mi departamento fue una larga sucesión repetitiva de los mismos acontecimientos: ¡yo hecho un potro enfermo, tomándola de las ancas de vieja con ambas manos, ensartándole la verga por su raja de labios anchoooosss!!!, ¡TOMA, TOMA, ZORRA DE MIERDA, POR DONDE TE GUSTAAA!!!,… ¡¡Y ELLA GRITANDO DE GOZO!!; ¡sin detenerme ni para tomar un respiro, le tomaba a continuación de sus tobillos, alzándole hasta el techo casi, clavándola de cabeza prácticamente contra la cama, y abriéndole al máximo sus piernas reconchas de furcia recorrida, SE LA EMPECÉ A CLAVAR POR EL ANOOO, SÍ: POR ESE ANO PALPITANTE DE PUTA RECORRIDA; TOMA, TOMA TOMAAAA!!!!,… ¡Y LA TREMENDA ZORRA NO PARABA DE REÍR Y DE GRITAR!!!:

-…¡DAME MÁS: DAME MÁAAAAS; JAJAJAJA!!!,… -, repetía una y otra y otra vez,… sin desfallecer, y sin pedir ni un respiro,… sin mostrarse inmutable, de cuántas veces descargaba yo mi verga juvenil en sus agujeros: sólo pedía más y más,…

El amanecer nos agarró finalmente rendidos, acostados juntos en la cama deshecha: era una de esas mañanas de época de lluvias; el cielo encapotado desde las primeras horas apenas dejaba colarse algo de luz por entre las persianas. Ni la zorra vieja ni muchos menos yo queríamos levantarnos de la cama, mas el frío que se colaba, y el ya casi insoportable hedor a sexo y alcohol que despedía mi departamento, nos hizo reaccionar. Sin ganas –realmente-, le quité las esposas a la zorra,… (así es: durmió enmarrocada,… y amaneció igual de contenta,…); como una pareja de viejos esposo, cada uno hizo a turnos lo suyo: ir al baño, tomar un sorbo de café frío y ducharse,… sin nada de palabras de por medio, sin muestras de cariño o de siquiera algo de cachondez o deseo,… así es pues, esta zorra maldita.

Sentada en la cama, desnuda y fofa, trató de vestirse con los trozos de prendas que estaban desperdigadas por todas partes: “…¡Puta madre: fíjate antes de romperme la ropa: ésta blusa era de las de seda,…!”, me recriminó mientras arrojaba lo que quedaba de la prenda al suelo: por mí fuera, la largaría y no la volvería a ver nunca,… pero no se puede.

A finales, tomó del sofá lo único indemne que trajo de vestir la noche anterior: su carísimo abrigo largo de pieles, ¡ésta zorra vieja es tremenda: no le importa salir con ese abrigo encima y abajo más nada que pantyes medio rotas y sus zapatos de taco!!,… ya seguro comprará qué vestir más tarde.

- ….Vamos: se nos hace tarde.

La calle está casi desierta: pareciera que todos en la ciudad huyeron de la lluvia, en pos del sol abrasador de la playa. Nos tardamos un buen rato en conseguir un taxi: la zorra está furiosa. El cielo se encapota cada vez más y amenaza con llover desde temprano. El taxista nos lleva raudamente a nuestro destino: yo y la tremenda zorra esta ni hablamos en el camino: ella, inmersa en sus pensamientos, yo por mi parte, preocupado ya que de rato en rato el condenado conductor trata de atisbar con el retrovisor por entre las rollizas piernas cruzadas de la zorra,… ¡sólo faltaría acabar chocando!,…

Arribamos finalmente a nuestro destino: no son aún las 8 pero ya empezaron a caer sendos gotones. Corremos a la puerta del edificio y ya en el ascensor, otra vez silencio. Finalmente llegamos a la sala; todos nos aguardan de manera distendida y la zorra, la muy tremenda zorra, cual reina y señora de la situación y la ciudad, simplemente soltó lo único que tenía que decir, mientras yo esperaba, callado, mustio, aprehensivo, pasos atrás de la muy furcia.

- ….A ver, con todos: préstenme atención; a partir de la fecha éste departamento quedará bajo la dirección de mi sobrino, aquí presente: quiero que todos se sientan en confianza con él y eso si, sepan que tratar con él es como si tratasen conmigo misma,…

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