28 may 2013

La súplica de Patricia



Un relato de: Krakkenhere.

En lo más profundo y oscuro del sótano más oculto, en el cual jamás pude yo haber pensado, imaginado siquiera, prácticamente había llegado yo a sentir no sólo la más absoluta soledad,… total abandono,… combinada con el terror que se incrementaba dentro de mi ser, con cada segundo que pasaba, lento,… pesado,… silencioso al extremo,… arrebatándome casi por completo ya toda esperanza, conforme el frío y el dolor se asentaban en mi cuerpo sin irse ya jamás,… imposibilitada por completo de impedir absolutamente nada de lo que me había ocurrido tras ya largas horas transcurridas y aún muchas más por transcurrir,…

A medio camino entre el cielo y el suelo, en medio de la nada, cuelgo para placer enfermo de los demás: todo alrededor mío sólo es negro y gris,… no hay luz siquiera para llamarla como tal,… ni siquiera hay un ínfimo rayo de luz que parta de los fríos ojos de la casi docena de seres que en silencio me observan desde abajo: semidesnudos monstruos que gozan con loco y absolutamente silente placer, que me han obligado a darles por horas,… a través de sus lentes oscuros y gruesos,… apenas murmurantes, me aterran con ese silencio enfermo que, junto con asquerosos y cálidos jadeos entrecortados, suben hacia mi, envolviéndome por completo,… ¡mi cuerpo no lo resiste maaaaás!!!,… no cambiará nada, lo sé: me siguen y me seguirán rodeando en silencio, contemplándome,… contemplando lo que me hacen todos ellos,…

Llevo una vergonzosa venda de tul transparente en los ojos: lo suficiente y preciso para ver con ojos de pánico absolutamente todo; al igual, apenas un pañuelo raído y medio zafado cruza mi boca,… lo suficiente para que se regodeen a sus anchas con mis ritos –horas atrás alaridos,… ahora, exháustos gemidos,…-; ya sin fuerzas, ya casi ni me muevo de mi incómoda posición: sendas y ásperas sogas me mantienen colgada a mitad de altura del piso,… firmemente anudadas de pesadas anillas de metal empotradas en el techo,… ¡me obligan a “flotar” sobre ellos y ellas, vergonzosamente!, ¡mis atadas piernas, abiertas, tensadas en ángulo extremo, comprimidas por tres vueltas de soga, les permiten que me vean desde abajooo!,… ¡que vean por completo el ano y mi concha abiertaaa, expuestas por completo, en pose yo, casi de una grotesca ranaaaa!!!!; el dolor en todas las articulaciones de mis brazos es total: firmemente atados mis brazos y muñecas a mi espalda, ¡me forman por delante una suerte de brassiere de esparto que aprisiona y hiere con sus ásperas fibras mis pechos desnudos y ahora rojo encarnados,… ¡¡me ardeeeen!!!; las sogas me rodean el cuello, casi apenas dejándome respirar y todas aunadas en mis espaldas, me tienen colgando, guindada,… sin poder moverme en lo más mínimo,….

Sí: salvo las sogas que me aprisionan, estoy completamente desnuda: mi piel completamente blanca y virginal,… ya no lo es ni se ve así más: todo mi cuerpo está recorrido por rasguños rojizos, arañones, laceraciones,… estoy sucia, mugrosa,… de pies a cabeza, incluyendo mi larga cabellera rubia, ¡ahora casi un estropajo grasoso!!,… así me veo y así me siento; mi horrenda e incómoda postura les permite a mis captores, a mis amos y amas, ahora dueños de todo mi ser, ver una y otra vez la escena de depravación frente a sus ojos, y que han creado ellos precisamente conmigo. Salvo ocasionales fulgores de luz, provocados por las descargas eléctricas que usan conmigo y que atravesaban por apenas instantes la negrura del sótano, iluminándola por completo, la oscuridad es casi total, mas para ellos y ellas,… por como abren enormes sus ojos a cada rato, les parezco yo y el lugar, el más delicioso de los paraísos para ver y deleitarse,…

Dos mujeres, acompañados de cuatro varones –eso puedo suponer, esforzando al máximo mi cansada mirada llorosa, tratando de adivinar mas que lograr yo ver, sus semidesnudas y grotescas formas, apenas envueltas un poco, en cuero o látex negro como las sombras del lugar.

Alrededor mío se mantienen, de pie, disfrutando: saben bien y gozan con que yo no pueda hacer nada más que quedarme ahí, estática, a placer de sus más mínimos deseos; ignoro si ese puntito rojo, a veces palpitante, que me parece que a veces rasga la oscuridad del sótano, es señal de que ellos y ellas no sean los únicos espectadores del morboso show que me encuentro obligada a mostrar frente a ellos; ¡esos seres brutales y repulsivos no tienen ningún reparo en acariciarse insistentemente sus penes gordos, fofos y brutales, sus pechos enormes!!!,… ¡sus pechos viejos y caídos, sus conchas desnudas y depiladas, frente a mí, por debajo, por encima de la ropa, mientras uno de ellos acerca una vara a mi estómagoooo!!!, ¡y los fogonazos, seguidos por mis gritos y sonidos guturales, casi inhumanos, saltan de mi boca horrendamenteeeee!!!! ¡¡¡¡AHHHhhhh!!!!!, ¡AHHHHHHHHHHHH!!!!,…

Para ellos y ellas, sólo soy un cuerpo humano colgado a casi un metro del suelo, para su placer: estoy más muerta que viva,… dejo caer mi cabeza por agotamiento por un segundo: por fin pararon de soltarme electricidad en el cuerpo; apenas abro los ojos y comienzo a llorar, viendo hacia el suelo: abajo mío, una enmarañada masa de jirones: son los restos de mis ropas, de mi uniforme, de mis prendas interiores,… destrozadas horas atrás a fuerza pura de tirones salvajes, brutales, y de navajazos en medio de gritos, golpes y risotadas,… convertidas al final en míseras tiritas que no más pueda –ni en esa noche ni nunca más-, tapar con ellas ya mi cuerpo.

Apenas con murmullos, con gestos de mano de mis infames carceleros y carceleras, se comunican entre ellos y otra vez la oscuridad de la habitación se desgarra de nuevo con mis gritos, así como por los fogonazos de las descargas eléctricas que recorrían otra vez todo mi cuerpo: ¡GRITOOOO, DOY DE ALARIDOOOOSSSS!!!!,… convulsiono por completo, y en mi vergüenza de mujer,… no puedo impedir que su cuerpo deje de nuevo caer un torrente al suelo: sangre,… sudor,… saliva,… lágrimas,… jugos vaginales,… orina,… lo indecible,… todo junto formando un charco inmundo en el suelo, abajo mío. Mis gritos y sonidos guturales, arcadas y súplicas a través de la mordazas, sólo tienen un efecto en el grupo; en algunos de ellas, genera una suerte de apenas veladas risitas entre nerviosas y satisfechas,… y en uno que otro, hacen que se les forme una mueca, parecida a una sonrisa en los sujetos, mientras aprietan sus vergas con desespero, soltando a ratos, chorros de esperma caliente y espesa.

Soy sólo eso y nada más: una joven y pobre mujer que hace retumbar la habitación con su sufrimiento, hasta el límite de sus fuerzas. Prendido mi desnudo cuerpo del techo por esas ásperas sogas y fríos garfios, abierta de brazos y pies,…una pobre muchacha aterrada que solo puedo ver hacia adelante y hacia abajo, y sentir,… ¡SENTIR Y SUFRIR TODO LO QUE ME HACEEEN!!!!

Por un momento, las descargas cesan; dan paso a sendos latigazos que me descargan en la espalda y que sueltan una gran ola de dolor que me recorre por completo; mientras que mi sádica verdugo disfrutaba tomándose su tiempo para latiguearme de nuevo, miraban desde atrás sus piernas abiertas, mostrándole obscenamente a su pesar, todo milímetro de mi intimidad: no necesito verla; siento sus ojos. Otra se me acerca y con ojos inflamados a través de su antifaz, se ríe, me insulta con odio puro y me escupe la cara. Tras recibir otro latigazo más, me dejan apenas un respiro para balbucearles unas palabras:

- …No,…. maaás,… ya,… no ma,…. aássss,…

¡La maldita me volteó la boca al cerebro de un bofetón, gritándome, escupiéndome con rabia, insultándome como nunca lo habían hecho en mi vida, haciéndome sentir como la más baja y asquerosa de las putas!!!!,… ¡no paro de llorar desconsoladamente, afónica ya de tanto gritar, recibiendo bofetadas en mis mejillas, rudos golpes de fuete en los senos y potentes manotazos que estremecen mis temblorosas nalgassssss!!!

Dándome una última miraba de desprecio a mi pobre ser,… a su “juguete”, que no es ora que yo: pobre indefensa e infeliz mujer colgada, temblorosa ya sin control, sufriendo espasmos que recorren todo mi frío y sudoroso cuerpo,… esa mujer brutal de tetas enormes y colgantes, me toma con fuerza de mis cabellos desemarañados y mugrientos, mostrándome así y ante todos ellos, que tiene decidido seguir disfrutando conmigo lo que les apetezga, a sus anchas con lo poco que queda ya de mi,… hasta un incierto y horrendo final,…

¡Me hace ver al otro extremo del sótano: pego un grito de pavoooor!!!; apenas con fuerzas, trato de evitar que me siga tironeando de mis cabellos, mostrándome mi destino: lentamente se acerca a mi, ese hombre, cuya sola estampa me hace estremecer de pavor absoluto; sólo lleva encima botas militares y un pasamontañas negro como la noche,… ¡pero lo que me aterra es su vergaaaaa: ES GRUESA E INMENSAAAA!!!!,…. ¡trato de zafarme de mis fortísimas ataduras, PERO NO PUEDO, NI VOY A PODER JAMÁAAAS!!!!; ¡estoy débil tras horas de suplicio y ahora viene lo peor: ¡NOOOOOOOOOOOOOOO, AAAAAAAHHHH!!!!; ¡NO PUEDO VERLO PERO LO SIENTOOOOOOO: ¡UNA DE ESAS MALDITAS ME INTRODUCE LOS DEDOS POR EL CULOOOOO!!!!,… ¡AHHHH,… AAAAAH!!!!,… ¡DUELE, DUELEEEEEE!!!!,… ¡SUS LARGAS UÑAS ME LACERAN POR DENTROOOOO, ¡NO ME METE UNOOOOO: LOS METE TOOODOS A LA VEEEZ!!!,… ¡¡¡AAAAAHHHH; QUIERE MTERME TODO SU PUÑOOOO, ME DILATAAAAA, ME PREPARARPARA QUE ESA OTRA BESTIA ME LO ABRA MAAAAAASSSS!!!!,…

Sólo le quedan dar unos pasos más a ese animal que lentamente viene hacia mi, para por fin verme obligada a satisfacer sus apetencias: ¡estoy perdida!,… ¡estoy,… ehh!,…

¡BRRRRRRRRR!!!

De improviso, un insistente y vergonzoso berrido interrumpe y acaba de golpe con el sonoro eco de mis gritos que retumbaban sin cesar contra las paredes del sótano; viene de debajo de mí, de algo,… oculto en medio de los jirones de mis ropas, sucio montoncito de jirones húmedos, tirados en el suelo.

La salvaje de tetas desnudas y antifaz, se desentiende de mi ano y recoge lo que hace tanto ruido; ¡se me quiere caer al cara de verguenzaaaa!!!; no tarda ella nada en abrirlo y pegárselo a la oreja, ¡TODOS ME MIRAN CON CARA DE ODIO VERDADERO, ME QUIERO MORIIIIIR!!!!

- …¡Es para ti!,… -, me espeta con asco y me lo tiende al oído, sosteniéndolo…

Los rostros de todo el grupo no disimulan su rabia mientras hablo,…

- …¿Aló?,… sí, mamita,…. Es así pus,… a fin de mes hay que quedarnos todos hasta más tarde,… sí mamita,… yo sé,…. Sí,… la gerenta me va a llevar a casa, mamita,… (…¡apenas contengo las ganas de llorar de la pura vergüenza!!,…),… descuida, yo llego a casa y me caliento la comida,… chau mamita, chau,…

¡Apena acabo la más vergonzosa llamada telef+onica de mi vida, se me viene encima la noche: TODAS Y TODOS LOS DE LA OFICINA, GERENTA INCLUIDA, SE ME ABALANZAN ENCIMA Y AL MISMO TIEMPO, ME EMPIEZAN A DISCIPLINAR!!!, ¡PAGO CARO MI ERROR: ME LLUEVEN, DADOS AHORA SÍ CON TODA EL ALMA, INSULTOS, ESCUPITAJOS, LATIGAZOS Y BOFETADAS EN MEDIO DE LOS MÁS SOECES INSULTOS, Y QUE NO PERMITEN QUE ME ESCUCHEN, AL SUPLICARLES!!:

- …¡NOOOOOOO, YA NOOOOOO!!!,….¡NO LO DISFRUTO!!!,…¡YA NO LO DISFRUTOOOOO!!!!!,…

(…!!!Sólo me queda aceptar mi cruel destino!!,… mientras en mi propia mente me impreco a mí misma: “¡maldita estúpida!, ¿cómo se te ocurre olvidarte el poner en SILENCIO tu celular?!”,…)

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