2 ago 2012

Sangre y aromas



Un relato de: Krakkenhere.

El calor era enfermante y abrasador; absolutamente TODO, parecía derretirse bajo esa combinación de sol ardiente, aire pesado, aromas penetrantes y casi nauseabundos y el espantosos y tremendo rugir de la masa que, subiendo y bajando alternadamente, con su ronca potencia me hacía revolver las entrañas.

Era desesperante: no había forma de no sentir sobre mi piel mi otrora liviano y fresco vestido, que convertido en un insoportable pegote sin más; horas y horas en las gradas, y ya nada me daba ningún consuelo por más que lo intentase: el pan era arena en mi boca, el vino caliente y agrio me quemaba la garganta ¡y por más que lo intentase, mi madre no lograba ya que siquiera probara yo el “garum” apestoso ese, que me provocaba arcadas.

No sabía yo ya que hacer ni adónde mirar; me sentía avergonzada y muy a mi pesar: más allá de mi sitio, mi padre y sus amigos no paraban de disfrutar de ese espectáculo que ya llevaba varias horas de duración y en ese sólo día. Mi madre por su parte, trataba de disimular, si: disimulaba de muy mala manera, suelta una que otra sonrisa a sus acompañantes, recibe una que otra copa y luego me mira a mi,… y su rostro se crispa: me detesta. Detesta que no me sienta bien en ese horrible lugar, que no beba ni trague nada, que no sonría a sus amistades, que no hable, que no desee ya ver el espectáculo que a todos hace rugir a puro placer,…

Su mirada fría e hiriente me avergüenza, me hace sentir peor, casi hasta ponerme a punto de llorar,… pero no solo el rencor contenido de mi madre me ahoga: me ahoga todo, absolutamente todo lo que me rodea: principalmente la gente; esa masa pegajosa que me rodea, me codea, se ríe, eructa, grita, chilla,… y por sobretodo, suda alrededor mío; los aromas ,penetrantes, salvajes, animales,… me revolvían toda y por encima de todos, ese atragantante aroma a sangre: lo inundaba todo,… TODO!; ascendía desde lo hondo, entraba por mi nariz, mi tráquea,… ¡hasta mis poros inclusive!,… simplemente no lo soportaba,… definitivamente yo no era como los demás.

Como si hubiese adivinado que yo ya no lo soportaba más, mi madre dejó su cómodo lugar, sus odiosas amistades y fue hacia mi, fastidiada y haciéndole un gesto a Servio, nuestro fiel servidor, para que nos siguiera: nunca me dijo nada; no era raro, yo sabía bien que mi madre detestaba que fuese igual que mis hermanos y hermanas y para mi, todo eran órdenes y reproches. Yo por mi parte, rogaba a los dioses que se decidiera a enviarme con Servio de vuelta a casa. Descendimos los tres en silencio por los escalones y luego recorrimos un buen trecho de los pasajes descendentes del enorme edificio, formados con columnas; la brisa que nos llegaba a través de ellos era algo aliviante,si… ¡pero el rugido ensordecedor de la gente, el olor pestilente a sudor de miles y la sangre,… la sangreeee!!!,… era simplemente imposible que yo dejara de olerla a cada instante.

Servio y yo seguimos a mi madre y la verdad, no me di cuenta cuando entramos los tres a través de una puerta sellada por una reja, la que abrió para nosotros un diligente guardia y que nos llevó hacia abajo, por unas escaleras profundas y muy oscuras. Como la nena obediente que yo estaba obligada a ser, solo seguí a mi madre, ¡y jamás me hubiese imaginado semejante lugar!; era un espacio inmenso, oscurísimo, recorrido de arriba abajo por pasillos de piedra, escaleras casi infinitas ¡y hombres por todas partes!; hombres semidesnudos, subiendo y bajando, cargando todo lo imaginable, halando sogas tensadas de poleas,… ¡era increíble!,… pero casi al instante, ese poderosísimo aroma me llegó a las narices, haciéndome sentir de inmediato arcadas: ¡no olía, APESTABA! a sudor, sangre,…. Y a hombre,… era un olor que reconocí de inmediato y que yo detestaba como a nada en el mundo.

Traté de detenerme ahí, pero mi madre seguís descendiendo por los escalones ¡y Servio me empujó sin más, obligándome a seguir adelante!, me dieron ganas de decirle “¿oye qué te pasa?: ¡nos conocemos desde niños!!! “; tras varios niveles, mi madre, totalmente insensible a la pesada atmósfera del lugar y al lodo fangoso en el que nos desplazábamos, se detuvo ante una habitación y abriendo la reja de metal oxidado que servía de puerta me miró con sus ojos helados : “¡entra!”, me ordenó. Obedecí, y a la vez me alivié al ver que tras de mi, entraba Servio: me sentía segura con su compañía. La habitación era una celda, oscura, lóbrega y húmeda; no tenía techo y apenas di un paso, inconscientemente me abrigué mis hombros desnudos; saber que Servio estaba parado atrás mio, flanqueando la puerta, me hizo pensar de inmediato que tal vez solo era un castigo de los de siempre de mi madre: encerrarme unas horas sin más, vigilada y esperar a que, niña tonta y engreída yo, suplicara por libertad y atención.

Pronto me di cuenta que algo andaba muy mal,… no estábamos solos ahí: de en medio de las sombras apareció un hombre ¡era inmenso!!,… era un ser brutal, que se alzaba más de dos cabezas por encima de mi frágil y delgado cuerpecito,… hedía a grasa, a aceite y sudor: su torso desnudo era puro músculo, hasta el punto de verse casi anormal. Sólo vestía un taparrabos de cuero,… ¡y de en medio podía aún en la penumbra yo ver!!,… ¡VER UN BULTO ENORME, PALPITANTE Y DEL QUE ASOMABAN POR UN LADO DE LA PRENDA, DOS COLGAJOS OSCUROS Y ENORMES!!!; su risa perversa fue lo primero que llegó a mí, estremeciéndome, ¡para luego caer sus zarpas sobre mí, rompiendo las tiras de mi delicado vestido!!!, ¡CHILLÉ ATERRADA, AL SENTIR MIS PEQUEÑOS PECHOS AL AIRE, ANTE SUS OJOOOS!!!

Tratando de cubrirme como sea, casi dí un salto hacia la puerta,… hacia Servio, en busca de protección, ¡PERO NO HIZO NADA POR PROTEGERME, MÁS BIEN,… ME CERRÓ EL PASO, ME ABOFETEÓ Y TOMÁNDOME POR AMBAS MUÑECAS, ME OBLIGÓ A DARME VUELTA, CON LOS BRAZOS EN ALTO, ENSEÑANDOLE MIS PECHOS DESNUDOS A ESA BESTIA!!; ¡MIS GRITOS Y CHILLIDOS RETUMBARON POR SOBRE LA CACOFONÍA QUE LLEGABA A LA CELDA Y NADIE ME ESCUCHOOOOO!!!,… en cuestión de instantes me hallé en una situación de pesadilla: Servio, más alto que yo,…. ¡mi casi hermano desde la infancia, me tenía casi colgada de ambas muñecas dejándome a merced de ese salvaje!!!,…

En segundos el vestidito blanco que vestía yo y que me daba un aire de ternura desapareció para siempre, tras tres potentísimos zarpazos del monstruo ese, convirtiéndolo así en jirones ¡Y YO NO PARABA DE GRITAR DE CHILLAR, LLORANDO SIN CONSUELOOOO!!!

- …¡NOOOO!!!,… ¡NOOOOOOOOO!!!; ¡SUÉLTENMEEEEE, DÉJENMEEEEEE!!!!,..

Las lágrimas recorrían mis mejillas por completo, al igual que por mi cuello, ¡y todo mi cuerpecito delgado temblaba, mientras el sujeto ese de pesadilla, salid de las sombras, rompía mil veces mi vestido, el cual cayó hasta mis rodillas temblorosas, para luego ser acompañada por mis holgadas bragas de niña, rotas también irremediablemente, ¡GRITÉ Y SUPLIQUÉ CON MÁS FUERZA, Y COMO ÚNICA RESPUESTA TUVE LAS CARCAJADAS DE ESE MONSTRUO, MIENTRAS DEJABA CAER PESADAMENTE AL SUELO, SU TAPARRABOS DE CUERO!!!

Mis ojos se abrieron enormes por un instante, para luego pasar yo a sentirme dominada por completo por el asco: ¡SU “COSA” ERA INMENSA, PALPITABA Y CHORREABA UN LÍQUIDO ESPESO CUAL BABA, DÉJENMEEEEE, ME QUIERO IRRRR!!!!

Apenas me podía sostener de pie apoyando los dedos de mis piecitos en el suelo asqueroso: Servio me alzó aún más y el animal ese me abrió a la fuerza las piernas por completo, ¡NOOO: ESO NO PODÍA ESTAR PASANDO!!!; el sentir mi intimidad más oculta expuesta, los brazos de ese sujeto aprisionándome en esa posición mis piernas,…. Y esa gruesa monstruosidad de carne, rugosa, caliente y tiesa, partiéndome por en medio de un solo brutal envión, fue todo cosa de unos segundos: ¡GRITÉ AGUDAMENTE, TAAAN FUERTE QUE EL ECO DE MI ALARIDO CASI ME DESTROZÓ LOS TÍMPANOS!!!

¡Sin parar de llorar, templando toda, aprisionada entre Servio y ese desnudo y apestoso sujeto toda yo subía y bajaba como en un columpio demencial!!!,… mis piernecitas subías y bajaban cual tallos sin vida,… y sentía yo que me iba a desmayar del dolor al sentir esa cosota enorme sobre la que caia yo ensartada y que me separaba casi los huesos de la pelvis,… que me dilataba con cada embestida los ahora tirantes labios de mi entrepiernaaaaa!!,… ¡¡AAAAAAYY,… sentía que iba a perder control de todo mi cuerpo, cada vez que todo mi interior se revolvía cada vez que la cabeza de esa pieza enorme me presionaba por dentrooo!!!; me desmayaba y volvía en mi una y otra vez, y al poco sentía no solo las rudas manos del monstruo que me violaba recorriéndome toda, sino también las manos de Servio exprimiéndome casi las tetas,… y sus dedos pugnando por por abrirme mi agujerito posterior!! Medio liberados mis brazos, empecé una absurda lucha por impedir todo eso,… sin conseguirlo: eran muy fuertes. Como último esfuerzo traté de evitar con mi mano que esa “cosa” que me hacía daño dejara de metérseme por entre mis piernas, y tampoco lo logré, ¡pero al ver mi mano me aterré: LA TENÍA BAÑADA EN SANGRE, TODA MI ENTREPIERNA SANGRABA SIN PARAR Y SENTÍA TAMBIÉN UNA ABUNDANTE HUMEDAD QUE NO PARABA DE SALIR DE MI RAJITA!!!

¡ME DUELEEEE,… ME DUELE MUCHOOOO!!!!; finalmente alcé la vista en busca de socorro y lo que vi me dejó sin aliento,… si es que eso aún se podía: ¡la celda no tenía techo,… y allá arriba estaba mi madre!!,… ¡me veía como desde un estrado, riéndose de mi, con sus tetas colgando al aire y siendo manoseada por uno de sus viejos y gordos amigos!!!! No pude más y empecé a gritar de nuevo:

- …¡MAMAAAAÁ, SÁLVAMEEEE!!!!,… ¡ME MORIRÉ, ME MORIREEEEÉ!!!,… -chillé con ms últimas fuerzas, sintiéndome cómo sangraba y cómo me humedecía hasta dejar caer sendos gotones de mi entrepierna.

Con cada mas fuerte y salvaje penetrada de ese salvaje, sentí que la cabeza me explotaba, que el corazón me explotaría y que la vida se me iba como una marea líquida, por mi entrepierna –para mí-, desgarrada para siempre,… cayó mi rostro lloroso sobre el hombro de mi bruto violador,… con la boca abierta y desencajada, bebiendo sin desearlo, el sudor aceitoso y espeso que rodaba de su cabello a mis labios babeantes,… escuchando cada vez más fuertes las carcajadas de mi madre y su acompañante,…

Terminé boca abajo, desnuda y piernas abiertas en el piso lodoso de la celda, pero no terminó todo ahí: al rato, cuando ya yo no sentía nada ni gritaba en absoluto, tuve que sufrir al ser sodomizada así por Servio, mientras me mordía salvajemente la nuca y el cuello,… luego se sucedieron otros más, que casi ni recuerdo, al estar intermitentemente saliendo del shock para luego volver a desmayarme, mientras era cogida a lo bruto por el ano, para luego ser volteada boca arriba y penetrada de nuevo, y vuelta boca abajo otra vez y volteada de nuevo otra vez,… y otra vez,… y otra vez,…

Han pasado ya tres meses de esa durísima experiencia,… y muchas cosas han cambiado realmente,… sobre todo yo: nuevamente estoy en los palcos, en medio del calor abrasador,… en el anfiteatro, pero ya no me importa; tampoco me incomoda ya para nada el vaho pesado y ardiente de olores que sube hacia desde la arena allá abajo: ¡simplemente me encaaaantaaaa!!!!; lo aspiro a bocanadas llenas, a aspiraciones largas e intensas has llenar mis pulmones,… ¡Mmmmmm,… aroma a sangre y sudoooorrr mmmhhhh!!!, ¡hace que mi cuerpo se estremezca, que mis piernas me tiemblen de loco plaaacerrrrr!!!,… a la vez que disfruto a sonrisa plena, al sentir los ojos de todos viéndome oler el aire, cual aroma si fuera de deliciosas flores,… y a la vez hacer crecer mi cada vez más turgentes senos de pezones erectos por completo, y apenas cubiertos por mis ahora casi transparentes y escotados vestidos: se fueron para siempre mis vestiditos infantiles de tul blanco; mis piernas blanquísimas ahora las exhibo de tanto en tanto, dejando que la brisa juguetee con mi falda,… mis trencitas desaparecieron para dejar lugar a una larga melena castaña trenzada con perlas: ahora el “garum” lo devoro con delicioso placer, el vino rojo y embotador lo bebo sin mesura y entre grandes risotadas; ¡y ahora mi madre me odia más que nunca!!!,… odia cómo respondo con sonrisas pícaras a todas las miradas de loco deseo,… ¡pero no de sus gordos, viejos y fofos amigos, NOOO!!,… ella detesta mis coqueteos con guardias, esclavos y centuriones, mis miradas cómplices con Servio… ¡y la pongo pálida de pánico cuando me bromeo con el sobrino de Tiberio y casi en su cara, me atrevo a, casi, casi,… en vez de decirle Cayo,… soltarle Ccon desvergüenza su apodo: “Calígula”,… ¡pero lo que más enloquece a mi madre es cuando me ve, frotándome las entrepiernas con loco placer, mojándome por completo, haciéndome jadear sin control, al ver desde las gradas, sentir el embriagador y enloquecedor olor de los musculosos, sudados, ensangrentados y sucios gladiadores!!!,…

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...