13 jul 2011

Pamela, mi novia, la actriz (5)




Un relato de: Krakkenhere.

Aventura tras aventura, no dejaba yo de sorprenderme al ver cómo mi novia, mi Pame, se reinventaba a sí misma, en cada ocasión: pasando de una “actuación” (como a ella le gusta decir), a otra, y sin atisbo de culpa –por las barbaridades que hace, se entiende-, y con su eterna actitud despreocupada de que “no va a pasar nada”. ¿Si me divierte su rara forma de ver su “carrera”?, pues la verdad es que sí, aunque no dejo nunca de preocuparme por las posibles consecuencias; definitivamente, ser enamorado de Pamelita es una experiencia para relatarla: cada vez que nos veíamos, inmediatamente nos veíamos los dos envueltos en alguna de sus fechorías. A pesar de eso, yo buscaba insistentemente, tener con ella una relación “normal”; ustedes saben: ir al cine o a la disco o pasear una tarde por el centro comercial, ELLA COMO PAMELA Y YO,… pues como yo mismo.

Una semana, deseando tener un paréntesis de nuestro –ya casi, casi acostumbrado-, extravagante “tren de vida”, llamé a Pame, invitándola a simplemente salir por ahí, a hacer algo: casi podría decir que me intrigué con su respuesta; aceptó gustosa. Al caer la noche, llegué a su pequeño depa (sus papás seguían de año sabático en el extranjero y a ella le deprimía vivir en su mansión, solita), muy ansioso, como un chiquillo en su primera cita,… y casi una media hora antes. Tras tocar el timbre, escuché su voz a través de la puerta:

- …¡Ya salgo amorcito: me estoy vistiendoooo!,… -, me dijo alegremente.

Todo apuntaba a una noche común y corriente: sin ninguna sorpresa (¡por fin!). Después de mucho, respiré aliviado. A los pocos minutos, salió finalmente Pamela: sonriente, con su cabellera húmeda y completamente suelta. Esa noche vestía para mí –suponía yo-, unos zapatos tacos aguja rojo fuego (que me dejaban casi medio palmo de estatura abajo), un top rojo diminuto -¡bien diminuto!-, que resaltaba enormemente sus pechos, y remataba su atuendo con un pantalón súper apretado, color negro, lleno de brillitos por todas partes, y una cartera inmensa, llena de quién sabe qué cosas,… la verdad, verdad, es que mi novia se veía BASTANTE PUTONA.

- Vamos amorcito – me dijo mientras me daba un beso en la boca-, pasamos a recoger un paquete en el centro y vamos al bar de tu amigo,…

Tras acostumbrarme a recorrer las calles con mi novia -vestida con tal atuendito, se comprende,…-, y aguantarme la marea de piropos subidos de tono que ella recibía (y sin agarrarme yo a trompadas con los tipos esos), pasamos por una zapatería; recogió una caja más o menos grande y nos sentamos a tomar una copa en el bar de turistas de mi amigo (el mismo en que se me apareció, vestida de colegiala, en nuestra primera aventura, ¿recuerdan?) Ya sentados ahí, disfrutamos de un momento de paz, escuchando buena música, degustando mojitos y hablando de todas esas estupideces que se dicen las parejas de enamorados cuando están juntos. Poco a poco se me fue pasando la cólera por las miradas lascivas, lanzadas sobre mi novia: en cierto modo me enorgullecía al ver a los gringos (la clientela mayoritaria del bar), alzando sus pulgares al verme, mostrando su aprobación:

- …Very good this whore, men, ¡yeahhh!,… -, me uno de ellos, de pronto.
- … Jejejeje,… Thanks, men,… -respondí yo, para lego decir entre dientes-,… mmmm,… hijo de puta,…

Como no quería yo acabar como Irak –y es que el gringo que me lo dijo estaba inmenso-, me paré para traer de la barra dos bebidas más (¡total, Pamelita se sabe cuidar!,…); no aconteció nada mientras fuí por las bebidas,… lo interesante ocurrió cuando regresé: ¡carajo!, con razón me cargaban tanto los gringos,… y es que, al pasar por detrás de Pamelita, descubrí por qué a todo mundo se le saltaban los ojos (incluidas algunas tipas que querían matar de una mirada a mi novia), ¡el pantaloncito de marras que usaba se bajaba más de lo debido mientras estaba Pame sentada, dejando a la vista de todos las titiras negras del escandaloso hilo dental que llevaba, y para remate, tan subido que se veía hasta donde las tiritas se unían “en dirección al sur”!!!,…

En pocas palabras, mi queridísima novia estaba en unas fachas como para que la confundiesen con la última adquisición del famosísimo “Negro Tristeza” (¿no conocen por qué le dicen así a ese chulo?,… otro día les cuento); como siempre Pame estaba de lo más quitada de la pena, contándome de sus películas favoritas, mientras jugueteaba con su bebida (y al mismo tiempo, con la líbido de toda la masculina clientela),… no me lo tomen a mal: después de tantos desmadres vividos con mi novia, es cierto que la había visto de todas formas, situaciones y posiciones, y obviamente me excitaba muchísimo,… pero por primera vez en nuestra extraña relación estaba yo sintiendo celos. Un mar de ideas se me cruzaron por la mente: incluyendo que capaz iba a ocurrírsele a mi novia armar una orgía en el bar de mi amigo, ¡ya se imaginan como yo estaba! (y es que es el único bar, donde me fían…)

- …¡Qué ricos mojitos: definitivamente son los mejores de la ciudad!,... –dijo de pronto Pame alegremente, acabándose de golpe su vaso y poniéndose de pie (junto con medio bar)-, ¡vámonos amorcito: quiero ir a un sitio que quiero que conozcas!,…

Cualquiera diría que me iba yo más tranquilo, ya que nos íbamos del bar (los gringos desconsolados, como podrán imaginar); pero mientras pagaba yo la cuenta, ya me estaba imaginando yo la vergüenza si se le ocurría ir juntos a alguna de las discos de moda –que para remate, en mi ciudad se cuentan con los dedos de la mano-, como podrán hacerse la idea, era una de esas situaciones en la que uno necesita apoyo.

- …Oye,… -me dijo al recibirme la plata mi amigo, sonriéndose-,… ¿te debo yo algo por “el show”?, jeje,…
- …¡Andate al carajo!,…

En fin, ya subidos en el taxi –en el cual casi nos estrellamos por que el taxista miraba a cada rato por el espejo retrovisor-, Pamelita se dio cuenta de mi turbación, tratándome de jalar la lengua, pero como era lógico, yo no estaba de humor de conversar del asunto:

- …Pero amorcito, ¿no me vas a decir qué te pasa?,…
- …No me pasa nada,…
- ¿En serio?,…
- En serio,…

Repitan esos como unas 10 veces, y se harán idea cómo estaba yo de molesto. Pero como siempre (y es que ya me estaba yo acostumbrando), Pamelita me tenía algo preparado que me iba a hacer olvidar todo de golpe. Con ella es una de dos: o me la chupa hasta las bolas, o me deja turulato con una de las suyas.

- Servida señorita,… -, dijo de pronto el taxista, deteniendo el auto.
- Acá nos bajamos, amorcito -, me anunció Pame, radiante.

¡Debí imaginarlo!, con ese atuendito que llevaba puesto, solo podía querer ir a un lugar,… pero es que uno lo piensa, pero no se la cree hasta que lo ve con sus propios ojos: ¡estábamos frente al más putre y mediopelín night club de la ciudad!!!

- …Oye, ¿estás fumada?,… -le dije entonces con sarcasmo-, ¿crees que te van a dejar entrar aquí?,… Pame, ¡en estos sitios no les gusta “que uno traiga comida de la calle”!, ¿me entiendes?,…
- ¡Ay tranquilo, amorcito!,…

Caminando con la soltura de una experta –y a decir verdad ya lo parecía-, mi novia me dejó con un palmo de narices, corriendo tras ella, mientras enfilaba a la puerta del local ese; Pamelita sonreía y mandaba besitos volados a todas las putas con que se cruzaba. Yo mientras tanto, trataba de apurar el paso, sintiendo que se me caía la cara de vergüenza: ….¡puta madre (nunca mejor dicho), mi enamorada no solo era una puta en la cama,… sino que ahora quería serlo en la vida real!,… Quise detenerle, pero llegó a la puerta y se plantó en seco, y no era para menos: el tipo de seguridad era un INMEEEEENSO negrazo con cara de pocos amigos –de esos que, como dice un amigo mío, “cuando se sienta en el wáter, la mierda sale disparada, del puro miedo,…”

Viéndolo ahí parado, pensé yo, que si me había salvado de quedar como Irak –al no pelearme con los gringos del bar-,.. si esa “cosa” se molestaba y me ponía una mano encima, seguro me dejaría como una hormiga parada en donde cayó la Bomba de Hiroshima. Mientras tanto, Pame, parada frente a él, puso sus bracitos en jarra y le miró como gallito de pelea.

- …¿QUÉ QUIERES?!!! -, dijo el animalón ese, con una voz y una cara de asesino que hizo que se me encogiera el pito.
- ¿Está la “Nany”? -, replicó Pame con la seguridad de quien pide una pizza.
- ¿QUIÉN LE BUSCA?!!! -, replicó “eso”.
- … La “Cuquis”,.. – le respondió Pamelita, muy quitada de la pena-, me dijo que venga a esta hora. Dile que estoy acá,…

Lentamente (por que una bestialidad de ese tamaño no gira tan fácil), el monstruo ese entró al local mientras nosotros nos quedábamos ahí parados. La cabeza yo la tenía hecha un mar de conjeturas, pero Pame, como siempre, no me dio tiempo a reaccionar.

- …¡Hay amorcito: no puedes entrar asiiií: ESTÁS FATAL!!,… -me dijo, criticando mi vestimenta, con esa voz que a veces usan las madres, para luego rebuscar apresuradamente su bolso-, déjamelo a mí; acá tengo lo que necesitas,…

Mientras yo trataba de que me respondiese qué hacíamos ahí, Pame ya “adecuó” mi pinta de acuerdo a las circunstancias: me reventó de un tirón los botones de la camisa, dejando mis vellos del pecho expuestos, para luego colgarme una inmensa cadena de oro, y rematar el “atuendito” con unos ridiculísimos anillos –también de oro-, en los dedos de mi mano y unos lentes oscuros,… ¡Qué asco!, parecía yo un chulo de cuarta (…pensándolo bien, debí quedarme con una de esas joyitas,… para empeñar; ustedes saben,…); ya embarcado en otro enredo, no hubo tiempo de recibir instrucciones: el “portero-tamaño familiar”, nos dejó pasar y preferí al verlo de nuevo cerrar la boca.

Ya dentro del night club (lleno a reventar de tipos con la mano en el nabo y putitas de todos los tamaños y colores), yo y “Cuquis” –o sea, Pame-, nos sentamos en una mesa a esperar a “la Doña”, frente a dos vasos de ron “barato-sabor a pezuña de soldado”. Ahí Pamelita me contó qué se tramaba; cansada de no lograr hacer despegar su “carrera” como actriz, había decidido “tomar el toro por las astas”: había contactado con unos productores de películas porno y había decidido ingresar en el mundo del cine de esa manera.

- …Ya de ahí a hacer pelis serias es cuestión de tiempo- me dijo-, algo así como la Pamela Anderson o la Carmen Electra,… esas pues,…

¡Mi madre!, apenas diez minutos de puta y mi Pamela ya se había vuelto ignorante,…

- …Pero hija, y en todo ese rollo, ¿dónde entra esto del puterío?,…
- La película se desarrolla en un night club y yo haré de striptisera – me explicó-, pero los productores no quieren actrices novatas: les tuve que decir que yo era puta y que bailaba en un night club. Es fácil: impresiono a la “mamy”, entro a bailar acá y cuando lleguen los productores, ¡listo!,…

Estaba a punto de darle mi punto de vista “de novio” (¡por que lo soy!, ¿O NO?,…), sobre su descabellado plan, pero no pude: llegó la “Nany” (una vieja gorda, fea y pintarrajeada que, si fue puta rica alguna vez, seguro ni se acuerda), y casi de inmediato se sentó y se puso a hablar con mi Pame en “putez” (¿no saben que es “putez”?, pues es el idioma oficial de las putas: jerga de delincuentes, palabras en doble y triple sentido, palabrotas y carcajadas de camionero: todo revuelto), mientras yo estaba ahí al lado, sin entender ni pío y haciéndola de perfecto baboso. Tras diez minutos de jerigonza, el acuerdo estaba hecho: Pame bailaría un striptease y, si le gustaba a la Doña, empezaría a trabajar de inmediato.

- …¡ Te lo dedico, amorcito, muack!,… -, exclamó Pame, al mismo tiempo que me dejaba estampado un ósculo de colorete barato en el cachete, y dando brinquitos se iba detrás del escenario a cambiarse.

Mientras transcurrían los minutos esperando su “presentación en sociedad”, la Doña me entretuvo, tratando de llegar a un acuerdo conmigo sobre el “porcentaje” que me correspondía del dinero que ganaría Pame, los tragos que le descontarían (cuando yo bebiese en el local), y otras cosas de chulos. Como no entendía yo ni medio, a todo le decía que sí,… y debo admitir que descubrí –luego-, que si algún día me dedico a “vividor de putas”, me voy a morir de hambre. Finalmente los reflectores del local apuntaron al escenario y se acabó la cháchara: tras el anuncio del “estelar de la noche” por las bocinas, las cortinas se corrieron y saltó rumbo al escenario la “Cuca”,… mi novia.

¡Los parroquianos aplaudieron a rabiar!!!,… mi enamorada estaba sencillamente infartante: pintarrajeada al exceso, con la piel barnizada de purpurina, y luciendo un diminuto short de cuero blanco con lentejuelas (de esos que dejan media nalga al aire), un apretadísimo corpiño de cuero, también blanco, y que amenazaba con explotar por la presión de las inmensas tetas siliconadas de Pame, rematando su atuendo con unas botas que le llegaban a media pierna, (¡claro!, eso era el paquete que recogió en la zapatería), que le hacían verse inmensa. Al ritmo de un salvaje “blues”, mi novia comenzó una escandalosamente lasciva danza: sobando su goloso culo contra el tubo en medio del escenario, hizo que toda la clientela le clavase de inmediato la mirada. Colgándose de cabeza en el tubo, mientras se quitaba el corpiño, mostrando las tetas, dejó sin aliento al “respetable”; recostándose en el suelo, contoneándose, luciendo al aire sus piernas de infarto, abriéndose el zíper de sus shorts, hizo olvidar a todos los machos presentes, de que ahí habían putas. Revolcándose, quitándose la prenda, para luego exhibir su culo desnudo y su raja abierta y húmeda, se hizo el silencio total en el local: casi se podía escuchar la baba de los parroquianos golpeando el piso. Abriéndose de piernas, posando una pierna en una mesa, quitándose lentamente las botas una tras otra, generó una oleada de gritos y exclamaciones obscenas, que remeció el local como un terremoto. El local completo amenazaba con tirársele encima a mi novia, pero la “Doña”, ni se inmutaba: no era algo que no hubiese visto antes,… pero lo que vino a continuación la dejó boquiabierta, como a todos los presentes, incluido yo,…

Ya desnuda, Pamelita se contoneó un buen rato, apoyando una pierna en algunas mesas cercanas, mostrando su raja golosa a los parroquianos absortos; luego, tomó algo de sus shorts tirados en el suelo del escenario. Levantó la mano, como para que viesen todos y tiró al suelo lo que tenía en la mano: eran cuatro monedas de mediano tamaño, que cayeron en el piso sonoramente,… entonces lo hizo (ni yo lo creería si no lo hubiese visto), separó las piernas por completo, y comenzó a bajar (¡no les miento: lo ví con mis propios ojos!), se abrió por completo de piernas, como una gimnasta (¡LES JURO POR MI MADRE: LO HIZO!!!),…abierta así de piernas, se colocó sobre una de las monedas,… para luego ponerse de pie, ir a donde un parroquiano y, sacándosela de la concha, la soltó dentro de su vaso, haciéndola sonar con fuerza ¡HABÍA RECOGIDO LA MONEDA DEL PISO CON SUS LABIOS VAGINALES!!!!,… nadie lo creyó hasta que lo hizo de nuevo: ¡carajo, casi se podía escuchar el ¡SHHHIP! de sus labios absorbiendo la moneda del suelo, tras una rápida contracción. ¡El público gritó, pataleó, aplaudió de una manera escandalosa!, Pamelita mientras tanto sonreía, viendo satisfecha la cara de asombro de la dueña del local, mientras recogía las otras dos monedas, para que no quedasen dudas.

Ya vestida de nuevo, Pame se sentó con nosotros en la mesa, tras evitar a los fans que ya se había ganado tras su espectáculo. La “Doña” le contrató sin dudarlo, ofreciéndole un espléndido sueldo, y una jugosa comisión para mí,… Ya sentados frente a una botella de escocés del importado, brindamos gustosos. Pame entonces le dijo a la dueña que querían unos productores filmar una peli con ella, y que necesitaban un local como ese. La señora aceptó emocionada: qué más quería ella que una buena publicidad para su establecimiento. Así fue como a “Cuca” – mi novia Pamelita-, iniciaba su “carrera” rumbo al estrellato. Ya avanzada la madrugada, y bien borrachos, Pame me mostró su satisfacción, permitiéndome gozar de mi “putita particular”: cargándola, la penetré salvajemente por el culo en el baño del local.

- ….¡Ahhhh!,….¡ahhhh!,…¡siiiií!,… -jadeaba Pame, mientras se la enterraba-, ¡rómpele el culo a tu puta, papitoooo!!!!,…

¡Valgan verdades, estaba yo gozando como loco!, mi novia se veía realmente excitante con esas botas inmensas de furcia. Amén que el ambiente prostibulario le daba a la cogida un toque especial: estábamos en el baño de las chicas del local, y mientras la montaba, teníamos enfrente a una linda morenita (se “llamaba” Shantal), sentada en el inodoro, orinando, mirándome la pieza:

- …Qué buena verga tienes, papacito,… -exclamó entonces la buscona-, que Dios te la mantenga siempre así,…

¡Nada mejor que una puta para subirte la moral!, ¿no les parece? Ya retirándonos, casi amaneciendo, le pregunté a Pame algo que me tenía intrigado: cómo había aprendido ese truco con sus labios inferiores:

- …Hay muchas cosas que no sabes de mí, amorcito –apenas me dijo-,… son cosas que una aprende,…
- ….¿Y por qué nunca lo has hecho cuando cogemos?,… -le inquirí, dado que nunca hacía sentido yo nada fuera de lo común, cuando penetraba su vagina.
- …Nooo, amorcito –me dijo-, me gusta tu verga tal como está: no tengo intención de dañarla,…

Así comenzó un mes en el que tuve que acostumbrarme a tener una novia como puta, una puta novia,…. o una puta que era mi novia,… ¡mierda: de todas las formas sonaba feo!!!. Por primera vez desde que comencé esa extraña relación con Pame, sentía yo celos: me pasaba las noches revoloteando en la cama, sin poder dormir (y a pesar de que me exprimía la pieza hasta secarla), imaginándome a mi novia siendo “devorada” con los ojos, por media ciudad. Su show era todo un éxito y no pasaba un instante en el que no pensara en que me moría de ganas que me exprimiera mi Pame la verga, con su vagina musculosa,… pero no pasaba nada: todos los amaneceres Pamelita llegaba del night club completamente rendida a mi depa, se dejaba caer en mi cama y a roncar: ¡por la peste!, haciéndola de escolar, de mujer policía, de candidata a Miss y de sirvienta, Pamelita me tuvo siempre “bien atendido”,… ¡Y AHORA DE PUTA, NI MEDIA SOBADA!. A pesar de que me decía que no cogía con nadie, yo no le creía, hasta un domingo en la madrugada.

Me hallaba como siempre, roncando a pierna suelta, cuando Pame llegó, pero esta vez haciendo un escándalo del carajo. Cuando abrí los ojos, me dí con la sorpresa: al pie de mi cama, estaba Pame. Venía completamente borracha y acompañada de una deliciosa compañía: “Carola” y “Allison”. ¡Qué hermoso panorama para abrir los ojos!: mi novia apenas cubierta por unos trapitos, hecha toda una soberana puta (lo cual no dejaba de encenderme), y a cada lado, una suculenta negra, tetona y culona, ambas vestidas de putas como mi Pame, y que me miraban en la penumbra, con sus ojazos inmensos y su sonrisa de oreja a oreja (que dicho sea de paso, era casi lo único que se les veía)

- …“Papiiii”,… jeje,… -me dijo Pame mientras prendía la luz, casi cayéndose de borracha-, yo y las chicas queremos tomar un traguito fuera del trabajo ¿podemos tomar acá contigo?,…

¡Qué si podían: por una sola teta de esas morenazas, ya se me había parado el aparato!; dándose cuenta Pame que no hacía falta respuesta mía, se sentó alegremente en la cama, siendo secundada por las dos inmensas negrazas,… y casi amenazando con que mi cama se vaya al suelo. Es así que los cuatro nos pusimos cómodos, mientras Pame pasaba la botella del ron barato que traía, tras vaciarla un poco “a pico”; no puedo negar que el traguito trasnochador me estaba cayendo bien, claro, y cómo no me iba a caer bien si adónde se posase mi mirada, sólo había piernas, tetas y culos!!; las chicas por su parte, entretenidas a más no poder, bebiendo, soltando chistes colorados y viendo videos de música en mi tele, no se molestaban en nada por mi verga ya tiesa como un poste; es más, Carola y Allison bromeaban de su estado (erecto), pellizcándola con dulzura, de cuando en cuando, a la vez que me daban besitos con sus bocazas, pintadas de rojo (menos mal que Pamelita nunca fue celosa,…)

Conforme las chicas se embriagaban aún más, la cosa se puso mejor aún: putas como ellas son –o sea, nada tímidas-, Pame y sus amigas comenzaron a ponerse “más cómodas” (¡y de qué manera!); las botas y los zapatos de tacón comenzaron a caer sonoramente al suelo, siendo acompañados al poco rato por sus diminutas prendas, quedándose en un tris Pamelita y las dos morenazas, sólo en braguitas muy diminutas, y carcajeando sin parar: mi enamorada, desde que se puso siliconas, no desperdicia oportunidad para lucir sus ahora enormes tetas, y si es posible, recibir elogios; lamentablemente, en aquella ocasión yo no le elogié para nada: mis ojos estaban clavados en las chicas.

Ambas eran espectaculares: metro setenta y ocho mínimo cada una, piernas largas y bien torneadas, culos inmensos y respingones, apenas cubiertos sus agujeritos por unas diminutas tangas; las tetas de Allison eran inmensas, de pezones grandes y aureolas cafés. Carola por su parte, tenía también unas tetas de campeonato, con unos pezones chicos, rosados y bien paraditos; me enloquecía su pezón izquierdo, que lucía un coquetísimo lunar al costado. La piel de las chicas, tersa y que se me apetecía dulce como el azúcar moreno, me estaba enloqueciendo, ahí junto a mí,… tibias, accesibles. Pamelita, sonriéndome pícaramente, al traerme a las chicas me demostraba que no se había olvidado de mí, y me traía semejante regalito; casi se me salta una lágrima de emoción, ¡snif!,…

Conforme el frío de la madrugada se hacía sentir, Pame y las chicas se metieron conmigo bajo las cobijas: mi cama no es muy grande que digamos, y eso obligó a que nos viésemos obligados a entrelazar nuestros cuerpos; las piernotas de las morenas así envolvieron deliciosamente mis caderas y las de mi novia. Así Pamelita acomodaba complacida su carita entre las tetas de Allisson, mientras que una piernaza de Carola me abrigaba deliciosamente, a la vez que me acercaba a su cuerpo generoso y ardiente. En medio de la penumbra, las conversaciones se fueron apagando, conforme Pame y Allisson comenzaban a besarse, acariciándose mutuamente los pechos, y quitándose sus braguitas, sin dejar de meterse la lengua en la boca la una a la otra. Aquel delicioso espectáculo me encendió al instante,… y no era para menos: Caro ya se había posesionado de mi verga y me la masturbaba a todo vapor, con sus manos de uñas largas.

¡Les juro que la mamada que a continuación me regaló Caro fue de campeonato!!! Sus labios gruesotes y carnosos, casi sorbían mi enorme pieza como si nada, casi introduciéndoselo hasta lo más hondo de su boca, arrancándome convulsiones e placer y potentes gemidos de gozooo!!!, pero en aquella cama, yo no era quién gemía más fuerte: era Allisson, que gritaba como una poseída a mi lado!!! Pamelita se había echado encima de su amiga puta, sorbiéndole y mordisqueándole los pezones con locura, a la vez que con sus deditos, jugueteaba con su inmensa y velluda concha, demostrándole con la práctica, sus habilidades para soltar cargas de electricidad, jugueteando con un clítoris excitado,…

- …¡AAAAHH!!,… ¡ahhhh!!!,… ¡PARAAAA “CUCA”, PARAAAA!!! -, gritaba jadeante Allisson, convulsionando sin parar, mientras que su coño de puta soltaba intensos y sonoros golpeteos húmedos ante cada embestida de la mano de mi novia.
- ….¡Llega amorcito, con confianzaaa!!!!!,… -, le decía entonces Pame, clavándole hasta tres dedos, para luego pellizcarle su clítoris erecto por completo.

Carola, excitada a mil por la desesperación gimiente de su hermana, se sacó mi verga de su boca, y trepándose encima mío, se la insertó en su coño coloradote y mojado;¡qué delicia!!!!, su concha soltaba con abundancia sus jugos, rodeando mi verga en un universo cálido, húmedo y estrecho a voluntad. Carola, con toda la experticia de una golfa, comenzó a cabalgarme con vehemencia, prendida de mi pecho con sus uñas postizas, alzándose con fuerza, para luego caer con potencia demencial, hundiéndose con furia mi verga dentro de ella, y golpeando con furia sus enormes caderas y culos, contra mi pobre y flaca humanidad:¡ME ESTABA ENLOQUECIENDOO!!!, dentro de su concha, mi verga la sentía yo hinchada, como si la estuviesen exprimiendo hacia adentroooo,… Por primera vez en la vida grité, jadee y casi supliqué como una nena llorosa, pero Carola no se detuvo hasta que hizo que mi verga la inundase por dentro, tras lo cual, con amplios movimientos de cadera, me la exprimió, hasta casi hacerla crujir.

A nuestro lado, también yacía rendida Allisson, quien en cosa de 15 minutos, sucumbió ante mi insaciable enamorada: mientras Carola daba cuenta de mí, Pame la había hecho correrse cuatro veces seguidas entre gritos de gozo, con una sabia combinación de jugueteos con su clítoris y sendas lamidas de mi Pamelita, recorriendo toda su concha.

La potente cogida y el exceso de alcohol nos dejó a los cuatro rendidos, por lo que nos recostamos a descansar un rato. Tras dormir yo unos minutos, mi aparato ya estaba de nuevo erecto al máximo y pidiendo guerra,… y es que el inmenso culo de Carola estaba precisamente “tiro” mío, y sobándose contra mi pieza mientras ella dormía. Lleno de desespero, comencé a empujar mi verga contra su agujero, con tal insistencia que la desperté,… pero sin nigún tipo de molestia. Carola le pasó la voz a Pame, que a su lado, lamía los pechos y el ombligo de la aún dormitante Allison.

- …Oye, “Cuca”,… mmm!,… -le pasó la voz la morena-,… “tu marido”,… quiere “entras por atrás”,… ¿lo dejo?,…
- Por mí no hay problema – le respondió alegremente Pame-, mientras no te termine gustando, no me enojo,…

¡Quería ponerles un altar a las dos!!!, pero no había tiempo: ese culo de campeonato pedía a gritos que lo penetre. Tomándo por las tetas comencé a empujar con más ímpetu; Carola gimió quedamente, para luego quedarse tranquilita, suspirando, mientras mi verga entraba por su ano por completo; qué increíble!!!: ni gritos , ni súplicas, ni lágrimas,… Carola solo suspiraba,… ¡y se meneaba de adelante hacia atrás, permitiéndome hundírsela hasta el fondo!!! Estaba yo disfrutando como loco ante un ano tan deliciosamente sumiso y complaciente, cuando un grito de pavor nos sobresaltó: ¡Allisson pegó un grito animal, prendiéndose con las uñas de su hermana, soltando lagrimones, llorando de pavor!! Ni yo ni Carola sabíamos qué pasaba, hasta que de su espalda apreció una carita sonriendo maquiavélicamente: ¡debí suponerlo!!; Pamelita había aprovechado el sopor de la hermana de Carola y armada con “Killer” (su brutal dildo de arnés), le había roto el ano a la morena, sin previo aviso ¡A partir de ese momento, Carola y yo nos quedamos hipnotizados pro el espectáculo!, no les miento, ensartando aún por el culo a Caro, nos quedamos ahí extasiados, viendo a mi novia a horcajadas, penetrando como una demente a la pobre puta llorosa, que se prendía con las uñas de las sábanas, impotente, partiéndose casi de dolor ante nosotros, recibiendo semejante pedazo de plástico negro dentro de su ano sangrante.

Una semana después, llegó finalmente la gran noche, y Pame, decidió disfrazarme de nuevo: resultó que los productores de la peli porno no tenían financiamiento, así que Pamelita decidió resolverlo; un “millonario jeque de Abu Dhabi” amigo suyo, financiaría el proyecto. Una hermana mía había viajado a Egipto y me trajo un “Keffiyeh” (el tocado que usan los árabes en la cabeza: también le dicen “Hatta”), y Pame me había visto disfrazado con él en Halloween: parecía con él, todo un Lawrence de Arabia,… así que un terno carísimo y un reloj de oro de su papi, unos discretos lentes ahumados, y me veía yo como todo un petrolero. El dinero para la peli eran los ahorritos de Pame (una propina de nada,… 30,000 dólares!!), así que yo ya tenía mi papel: beber como descosido y no hablar con nadie, para no ser descubierto.

- Te vas a divertir como nunca, amorcito!,… -, me dijo Pame mientras me arreglaba la corbata.





Ya en el night-club, hasta la dueña se comió el embuste: ¡me puso enfrente todas las botellas de licor caro que tenía!, mientras Pamelita me repetía al oído todo lo que los demás decían (como si yo no entendiese nada), ¡me partía de risa al ver que todos se desvivían por hablarme!!, y yo, haciendo el que no entendía ni jota. Aparte de Pame, solo Carola sabía acerca del embuste (y solo que el árabe, era yo), así que mi novia me dejaba con ella, cada vez que iba al baño:

- …¡La debes estar pasando como nunca m’hijo!,… -de dijo Caro en una de esas ocasiones-, ¡todas las chicas de acá te quieren “comer”,…
- ….¡Naaaaa!!!-, le respondí.

Cuando Pame volvió del baño, le conté la delirante idea de Carola, mi novia volteó a ver a las demás chicas del local:

- Es cierto amorcito-, me dijo al oído-, ¿acaso no te descuenta que todas te bailan a ti?,..

¡Recién me dí cuenta!, todas las chicas del puterío ese, caminaban alrededor de nuestra mesa,… otras, bailaban a un lado, pero frente a un espejo que daba a nuestra mesa! Me quedé lelo: tenía ante mí todo un harén para mi disfrute (y mi novia no es celosa, ¡ñaca,ñaca,ñaca!!,…),…

-Te dejo amorcito -, me dijo entonces Pame-, voy a hacer mi gran baile: pórtate bien,…

¡Apenas me dejó solo, todas las putas esas se me fueron encima!!!,… cuatro se sentaron a mi lado, otras tres, me empezaron a masajear el cuello a la vez, ¡una rubia preciosa y semidesnuda, se me acercó gateando, directo hasta mi verga!!!, ¡QUERÍA YO ENLOQUECER: QUERÍA MATARLAS A TODASA PUNTA DE VERGAZOS Y NO PODÍA AYYYY!!!

-… Papi: llévame a tu país,…mmm!!! -, me dijo la rubia mientras me desabotonaba el pantalón-, ¡te trataré como un rey,…mmmm!!!!,…
- ¡No le hagas caso a esta puta, mi amor!!!-, intervino otra, sentada a mi lado, y que sacó mi verga al aire y me comenzó a masturbar-, llévame a mí. Hazme tu princesa!!!,… mmm!!!
- …¡Llévame a mí también, amoooor!!!-, intervino una tercera, desde debajo de la mesa también, lamiéndome las bolas-, yo no me hago problemas si soy una más en tu harém, mi vidaaaa!!!,…

¡Estaba yo en la gloria!: tres hermosas nenas pugnando, de rodillas ante mí, por chuparme la verga, rogándome que haga con ellas lo que quisiera, mientras mi novia bailaba desnuda frente a mis ojos, sólo enfundadas sus piernas por unas botas latas y largas, sonriéndome, y complacida por el gozo que yo recibía,… tenía ganas de morirme de felicidad en ese preciso instante,… pero como todo lo bueno dura poco, eso es lo que precisamente pasó: la música paró de golpe y se armó la de San Quintín: decenas de hombres entraron a la carrera al night-club, desbaratándolo todo. El asunto era sencillo; el jefe de la policía local, molesto por no recibir de la “doña” su soborn,… ejem,… “cariño”, decidió presionarla con una redada,… y el alcalde, sabiendo eso, y necesitando “buena imagen” para las próximas elecciones, decidió hacer un “operativo de profilaxis social” (para no quedarse corto), ¡ambos el mismo día y a la misma hora!!!,… burocracia de porquería,…

Entonces la cosa se puso color hormiga en el local: gritos, golpes e insultos por doquier, amén del desbande de la clientela y obvio escandalote (la mitad de los jueces de la ciudad estaban entre los clientes,…); volaban por todos lados botellas, vasos, sillas,… putas,… la bronca era realmente fenomenal y atiné a lo único que se me ocurrió: me acerqué al escenario y de un tirón, saqué del tumulto a Pamelita, que chillaba de pánico, y sin saber que hacer. Sacarla de ahí no fue difícil: las putas de local saltaron con uñas y dientes a defender a “su futuro marido” de la policía (el “jeque”,…o sea yo), mientras que el gorilón de Ambrosio (el negro inmeeeenso), repartía puñetazos a diestra y siniestra, tratando de abrirle paso a la calle a “su amor Cuqui” (sip, se había enamorado de mi novia,..), lanzando así por los aires a fiscal y a empleados municipales. Apenas tomamos una diminuta casaquita roja de mujer dejada ahí por alguien, cubrí algo a mi novia (es un decir por que igual estaba tetas y coño al aire,…) y salimos a la escapada a la calle.

¡Estábamos perdidos!!!; afuera la cosa era peor: decenas de patrulleros cerraban la calle, mientras que más policías se las liaban a golpes y arañones con toda puta que se les cruzaba, arrastrándolas a los camiones de detención,… y siendo filmado todo esto por decenas de reporteros de TV; ¡por primera vez vi a Pamelita aterrada: la sola idea de caer en chirona y que sus papis se enteren en qué circunstancias,.. fué demasiado! Tomándola con fuerza, la arrastré, tratando de salir de ahí, pero no fuimos muy lejos: un bulto, pesado como costal de papas, nos aventó a los dos al suelo,… apenas pudimos ver al uniformado que nos esposó en el suelo. Entre gritos –los de quien nos detenía y los de Pame-, fuimos tirados como cualquier cosa en el asiento posterior de un patrullero. Mientras arrancábamos hacia lo ignoto, pensábamos los dos que ahí terminaba nuestra historia, hasta que una voz muy familiar para ambos, nos dijo jubilosa desde el volante:

- …¡Hay mi Sargento, jiji!!!,… –nos soltó mientras volteaba a ratos, deleitándose con el cuerpo desnudo de mi Pame-, ¡debió avisarme que estaban en una misión secreta!,… ¿sabe Sargento?,… ¡se ve muuuuuy excitante asiiií!!,…

¡Era Brendita, la policía!!!, ni qué decir que el alma nos regresó al cuerpo, y sobre todo cuando vimos, que enfilaba el patrullero rumbo a mi casa, (aunque claro, con planes en mente,…), no tardamos los tres casi nada, en encerrarnos en mi depa, muy lejos de miradas indiscretas, pero eso sí, reventando los tímpanos de mis pobres vecinos:

- ….¡Ahhhh!,…¡AHHH!!!,…. –gritaba Pame, aún esposada y boca abajo, jadeando al ser sodomizada salvajemente por Brendita-,… ¡suéltame, “tomba” (policía), de mierdaaaaa!!!,… ¡AAAAAAHHHHH!!!1,…
- ….¡ASIIIÍ!,…¡ASIIIÍ!!!,… ¡GOZA ASÍ, SO PUTA!!!,… ¡AHHH!!!!,…-le respondía Brenda, mientras la cogía por las caderas, enterrándole su propio dildo entre las nalgas, y a la vez que yo gozaba introduciéndole mi verga en su ano juvenil e insaciable.

Así pasamos aquella noche, ensartados a Pame hasta que amaneció. Siendo sinceros, Brenda y yo decidimos dejar esposada a Pamelita un par de días más y nos entretuvimos todo ese tiempo en hacer nuestros asuntos, para luego regresar a mi depa y gozar como locos con nuestra putita Pame, esposada y desnuda, lista para hacer con ella realidad, nuestros más enfermos deseos,… claro que mi novia estaba histérica cada vez que volvíamos de la calle, pero se le quitaba al rato, cuando comenzábamos el disfrute, y la hacíamos gritar de placer como una verdadera puta,…

(CONTINUARÁ,…)

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