10 ene 2012

Una mamada antes de las once



Un relato de: Krakkenhere.

Son casi las once; debo apresurarme: no quiero que mi celular empiece a sonar,.. no quiero que me pregunten por qué llego tan tarde. Mientras él paga el taxi en el que amablemente me trajo a casa, me apresuro a abrir suavemente la puerta de calle de la casa; todo mi cuerpo vibra sin control,… no quiero perder ni un segundo. Después de tratar de no hacer ruido, y tras verificar que nadie se había dado cuenta de mi presencia, sonrío satisfecha; escaleras arriba, mi familia duerme,… es perfecto.

Con un gesto con la mano, le digo que se acerque. ¡Jimmy es tan atento conmigo!; desde que llegó a la tienda donde trabajo, me complace en todo, y por eso no fue difícil convencerlo. Entrecierro la puerta de la calle tras de él, y regalándole una amplia sonrisa, me pongo de cuclillas frente a Jimmy; ya nada me preocupa, no tengo miedo: escaleras arriba reina el silencio.

Con suma delicadeza le abro los pantalones y los dejo caer frente a mí: …¡mmm!, tienes unas piernas velludas y musculosas! Alzo la vista y disfruto cómo me mira mientras extraigo de sus calzoncillos, con ambas manos, su pene; ¡es maravilloso!!, largo, nervudo, de cabeza grande, rosada y palpitante, una durísima y muy tiesa vergaaaa!!!,… y su olor,… ¡ohhhh,… mmmm!!!,… su olor a macho joven en celo me enloquece!!. No voy a esperar ni un instante más: después de tanto tiempo, iba a gozar de una buena verga.

Como una hambrienta me la meto completa en la boca: ¡qué gustooooo!!!, ¡la ensalivo por completo dentro de mi bocaaaa!!!, ¡DIOS, CÓMO CRECEEE!!!! No paro de suspirar y gemir agitada: siento con loco placer cómo su pieza se vuelve más y más gruesa dentro de mi boca, obligándome a abrir más la mandíbula para que entre toda, ¡cómo extrañaba atragantarme hasta ahogarmeeee!!!!

Jimmy jadea y suda, mientras yo no paro de suspirar con más fuerza a cada instante: ¡mi concha está rebalsando sus jugos como nunca!! Deseo que este momento dure horas de horas, pero no puedo: el tiempo es corto y quiero hacerle explotar la verga a Jimmy, ¡ahora!; ¡me vuelvo una demente: comienzo a mamársela a toda velocidad, como una poseída!!. Contraigo su verga tiesa con mis labios, aprisionándola, mientras me abro la blusa del uniforme, me desabrocho el brassiere y saco al aire mis pechos enormes y rebosantes; ¡me enloquece mamar una verga y masajearme las tetas a la vez! Mi saliva chorrea por mi barbilla, mientras siento cómo su deliciosa pieza palpita dentro de mi boca; ¡quiero más verga, MÁS VERGAAA!!,…

La deseo ensartándome por la raja, por el culo,… pero no hay tiempo: debo terminar cuanto antes. La saco de mi boca por un momento y se la comienzo a masturbar con mis tetas: ¡ESTOY QUE ARRRDOOOO!!!!, ¡su pieza caliente y ensalivada se desliza por entre mis grandes tetas deliciosamente!!!, ¡el corazón parece saltárseme del pecho!

- …¡Ahhh!!!,… -, exclama Jimmy, mi joven y jadeante compañero de trabajo, anunciándome que está a punto de explotar.

Acerco mi boca desesperada a su verga, justo cuando descarga toda su marea de semen sobre mi boca, mis pechos y mi cara, ¡DIOS, mis bragas se inundan: estoy teniendo el mejor orgasmo de ni vida!!! Jimmy está casi sin aire, pero no me importa, ¡se la lamo hasta las bolas, tragándome hasta la última gota de su caliente lechada, como si la necesitase para vivir!!!! Me incorporo chorreante jadeante y agitada, y trato de que mi desbocado corazón pare en su loca carrera descontrolada. Saco una toalla de papel de mi cartera y comienzo a limpiarme la cara y el rostro de leche, ¡pero su olor penetrante me descontrola! Sin decirnos nada, Jimmy se retira en silencio; está feliz, pero ni siquiera se acerca a como me siento yo: estoy dichosa, anhelando mañana verlo en la tienda, y a ser posible,… repetirlo otra y otra vez,...

Me visto de nuevo y subo las escaleras en silencio; hace frío, ya son las once de la noche y debo abrigarme bien: no quiero pescar una gripe. Abro la puerta de mi departamento y callada me dirijo al dormitorio; me acerco a la cama: mi marido duerme a pierna suelta. El silencio de la habitación de junto me dice que mis dos hijas también lo hacen. Mientras me siento al borde de la cama y me desvisto, me echo un poco de colonia en el rostro y sobre mis pechos, para disimular el olor a semen en mi piel. Podría bañarme, pero es muy tarde: con mis 6 meses de embarazo, no es aconsejable que tome una ducha tan tarde.

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